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El tambor mayor, Andrés Ajens et al.
Por
Juan Carlos Ramiro Quiroga
1. Con Un coup de dés jamais n'abolira le hasard (1897)
de Mallarmé empezó la emergencia de un agujero negro
en la escritura poética. Un golpe de dados... (en su traducción
al español) es un largo poema de versos libres y tipografía
revolucionaria que constituye la declaración trágica
de la
imposibilidad de escribir la obra o el libro de libros.
2. Un Coup de dés... fue también la explosión
de una estrella. Vimos el 10% de la luminosidad y hasta fugacidad
de esos fragmentos que se perdían en el cielo raso de la página
blanca (90% invisibles). Los signos en rotación mallarmianos
que tuvo en Octavio Paz no solamente a un nigromante, sino a un seguidor
visionario.
3. Los agujeros negros pueden formarse durante la dispersión
del lenguaje. Precisamente ahí surge No insista, carajo.
Tra(u)ma a(u)stral (Santiago de Chile, 2003), un oscurísimo
poema elaborado por Andrés Ajens (1961) y otros poetas, que
fue presentado en la ciudad de La Paz, a inicios de 2004, en el bar
Bocaisapo de la calleja Jaén.
4. ¿Quién es Andrés Ajens? Un poeta visionario
de Concepción, Chile, que encalló en La Paz a mediados
de los años 90. No sólo congenió con los principales
personajes de la vida literaria boliviana, sino que se enamoró
de la cultura milenaria como es el aymara, que aún estudia
e impulsa su conocimiento a través una ventana en la Internet,
con el apoyo de lingüistas bolivianos.
5. Medio políglota y lector de libros no paró hasta
que una veintena de escritores bolivianos y chilenos se encontraran
en varias oportunidades en Córdoba, La Paz y Andacollo. No
contento con eso, Ajens publicó cuatro revistas literarias,
un diario y plaquettes, aparte de Intemperie Ediciones que edita libros
de Paul Celan, J. L. Martínez y Jaime Saenz.
6. Obra abierta y abordable desde cualquier lectura. No insista,
carajo,… no es un antes ni un después del lenguaje poético.
No es el habla primigenia de la creación ni el lenguaje proscrito
del destierro, sino la emergencia de la ausencia del lenguaje. Un
agujero negro entre la luminosidad y el silencio (90% de materia negra
o palabra invisible).
7. Lo importante en No insista, carajo,… no es la trama de
lo que está ahí desarmado o mal armado, sino el entrevero
entre una palabra y otro palabra. Ese silencio o esa "ígnea
imantación" es lo fascinante, no la nebulosa de hilachas
de Celan, Verlaine, Mouré, Mallarmé, Martínez,
Díaz-Casanueva, Borda, Mistral, Joyce, Gomringer, entre otros.
8. En No insista, carajo,…hay una lengua en ruinas, incomunicable,
fracturada. "Trama y trauma", dice su autor. Trama por las
innumerables voces literarias que atraviesan y entrecruzan sentidos
caóticamente antes de ser absorbidas en el silencio. Trauma
por el agujero negro que deja "antes del antes y del después,
en un cuándo sin dónde ni nombre", como el ojo
del cíclope que ha perdido la luz del universo.
9. No obstante, No insista, carajo,…es una doble celebración
extremista a los postulados poéticos de Un coup de dés...
de Mallarmé y también, aunque su autor no lo quiera,
a los principios literarios de The Waste Land de T. S. Eliot.
Es decir, Andrés Ajens y et al han transparentado un
nuevo circuito poético flanqueado por La Nueva Novela
de Juan Luis Martínez.
10. No insista, carajo,…es la celebración personal
de un poeta chileno al tejido cuadrangular que hacen Bolivia y Chile,
inscripción y rasgadura de un Andes Aparecido o de un mar que
tarde o temprano convertirá a ambos países en marejada
de la historia medular de América Latina.
11. Dentro de este marco, No insista, carajo,…es un guiño,
casi una respuesta de Chile a Bolivia, a su célebre disputa
marítima y a su incisiva frase histórica que acaso fue
pronunciada por el héroe de Calama, Eduardo Abaroa, cuando
los invasores chilenos e ingleses arrebataron las costas nacionales:
Rendirme yo, que se rinda su abuela carajo.