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en torno al Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan

andrés ajens

 

Un acotado rodeo se expone aquí: en torno al Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan, texto quechua que, al decir de diversos estudiosos — el boliviano Jesús Lara y el francés Jean-Philippe Husson especialmente)(1) —, sería uno de los pocos sino el único texto en quechua que se entronca con una tradición dramática o escenográfica prehispánica (ambos creen ver en un pasaje de la Historia de la villa imperial de Potosí, de Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela,s. XVII, una prueba de que una versión más originaria de la obra se habría representado en 1555 en Potosí). Este rodeo nos lleva a tantear decisiones de traducción o transferencia que se han dado en la frontera castellano / quechua y, a la vez, a calar la experiencia del término (del término wanka desde ya) como experiencia de frontera.

1. Experiencia de frontera como experiencia de término, de entrada, desde el nombre o título, como si el fin estuviera también al comienzo: el Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan, esto es, la “Tragedia del fin de Atawallpa” en traducción de Jesús Lara, o el “Cantar del fin de Ataw Wallpa” (y en francés: “Le Chant de la Fin d’Ataw Wallpa”), en la de Husson, nos anuncia desde el inicio la escena del término de la vida de Atahualpa en Cajamarca, a manos de Pizarro. El término que aquí cuenta por de pronto es (el verbo) p’uchukakuy, que Lara da por terminarse, acabarse, tener fin en su Diccionario Qheshwa-Castellano (Cochabamba, 1971) y que Husson, en nota de traducción, da por prendre fin (acabar/se, finalizar). Término que indica el término, p’uchukakuy, no termina sin embargo de aparecer en el encabezamiento, pues vuelve al menos una vez en el cuerpo de la obra, cuando al filo de su vida Atahualpa se despide de uno de sus generales y éste le pregunta cómo podrán sobrevivirle “cuando  tu mando haya concluido” (Lara) o “cuando el tu reinado haya tomado fin” (Husson) [kamajniyki p’uchukakujtin]. Pues el fin de Atahualpa, el término de su vida o su muerte, no habrá implicado simplemente el fin de una vida individual sino el de un “imperio”, el de una soberanía o poder de mando (kama, en quechua, que Lara vierte por ‘potestad, facultad; poder de mando’; de donde kamaj, el que manda o gobierna) y, consecuentemente, el del predominio de la lengua en que tal mando se ejercía, el idioma que imperaba en el Tawantinsuyu o Cuatriparte del Ande. Pues aunque los soberanos incas tuvieran un “idioma secreto” (que algunos han aventurado era el kallawaya y, otros, el puquina, y aún hay otras hipótesis filoaymaras), para que sus órdenes se cumplieran las tenían que dar, o alguien las había de traducir, en la lengua predominante, el runa simi, ‘lengua popular’ o quechua (simi , ‘habla, lenguaje’ y aun ‘boca’; runa, ‘pueblo, gente, ser humano’). Pero el imperante quechua como el imperial romance castellano no habrá dejado de tener sus fronteras tanto internas como externas, y por ello mismo sus mezcolanzas, entreveros, contagios y contactos con otras lenguas y, sobre todo, con el habla colla, el aymara o jaqi aru. Las fronteras del quechua habrán sido también un terreno altamente inestable en los Andes meridionales, como lo prueba el Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan, donde el término que está al fin de esta frase quechua, wanka, es plausiblemente voz aymara.

2. En la frontera no sólo pasa que a veces el término está al comienzo, que hay más de una lengua y que a ratos hay traducción, sino también que lo que a menudo consideramos una lengua viene desde ya atravesada por otras, y que este entreveramiento de lenguas en una “misma” lengua no es “corrupción” sino antes bien la posibilidad misma de ser lengua viva, de sobrevivir como lengua. Con lo que la “impureza” de una lengua, su apertura a otras en ella y allende ella misma, su no coincidencia consigo, su –un decir – impropiedad congenital, fuera su propia condición de posibilidad. De ahí la ventura de que el Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan (en cuyo texto, lo advierten tanto Lara como Husson, es posible encontrar no sólo elementos de diversas variedades del quechua sino también influencias aymaras y castellanas) y con él, la hipotética tradición dramática quechua prehispánica,llegue hasta nuestra oreja. Wanka, decimos, y lo subraya por demás J.-Ph. Husson apoyándose en Guamán Poma y en diversos diccionarios quechuas y aymaras del primer período colonial, sería término originariamente aymara. Wanka no aparece en el diccionario quechua-castellano de González de Holguín (Lima, 1608) ni en otros diccionarios quechuas coloniales (salvo para referir al nombre de un grupo étnico próximo al Cuzco), pero sí en el diccionario aymara de Ludovico Bertonio (1612), donde se consigna el verbo wankaña (‘Cantar. Y llorar sin echar lágrimas’) y el sustantivo wankaru (‘tambor’). El testimonio más elocuente en favor de una proveniencia aymara no es, sin embargo, el de los diccionarios coloniales sino el de Guamán Poma. En su Nueva Corónica, wanka (“uanca”) viene cuatro veces y las cuatro asociado al área colla aymara. Guamán Poma nos dice, en síntesis, que wanka era el término que los collas usaban para nombrar los cantos, especialmente los entonados por mujeres jóvenes, acompañándose de tambores pequeños, y que estos cantos eran el equivalente de los arawi quechuas, esto es, canciones sentimentales, de añoranza, lamentación o duelo. Un pasaje de la Nueva Corónica consagrado explícitamente a los cantos y bailes del Qullasuyu (sur andino) señala: cada ayllu [tiene] su natural cantar [... y fiestas] en ellas cantan y dansan y baylan [...] las mosas dozellas dizen sus arauis, que ellos les llaman uanca. Y en otra parte transcribe (en aymara) uno de esos cantos de duelo que, insiste, en lengua aymara [son] llamado[s] uanca. Quechuizado, y verbalizado, será el mismo término que en un trecho hacia el fin del Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan reiterará Atahualpa: wankaytáraj wankarikúsaj — lo que Husson traduce por “cantaré mi lamento” y Lara por “lamentaré aún mi tragedia”.

Otra vez: el Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan está escrito en una lengua por lo menos fronteriza, y ello en más de un sentido. En primer lugar, desde el inicio, desde el nombre o título, guarda memoria de más de una lengua, la quechua y la aymara, y también porque el quechua mismo (si hubiera algo así como el quechua mismo) habrá sido de entrada una lengua de frontera, una lengua-frontera, especialmente con el aymara, con el cual comparte no sólo varios cientos y acaso miles de años de vecindancia, sino también buena parte de las formas gramaticales y cerca de un cuarto del léxico, según estimaciones eruditas. La historia de préstamos lingüísticos entre el quechua y el aymara es vasta, y la mayor de las veces los especialistas no logran ponerse de acuerdo en qué sentido el préstamo se ha dado, con lo cual cualquier pago o reembolso parece diferido permanentemente, tal impagable préstamo; si a ello agregamos que hay autores no enteramente indignos de crédito que postulan un entroncamiento común hace más de dos mil años, en una suerte de proto-aymara-quechua o quechuaymara, esta historia de préstamos y contrapréstamos se complejiza aún más, pues si es así, ¿qué lengua podría venir a reclamarle a la otra la propiedad por lo que se ha heredado de un patrimonio común?  Si en la frontera no desaparece sin más la propiedad y la distinción entre lo propio y lo ajeno (al contrario, a ratos se exacerba), lo cierto es que tal propiedad no es para nada natural sino recibida/dada; le lengua se hereda de un fondo común, a la vez propio e impropio; y tal como una lengua se hereda (esto es, se recibe y, por tanto, es apropiada), se hereda (se entrega, y, por tanto, es desapropiada). Doble heredad en la frontera, en la frontera quechua como lengua frontera: ¿co-herencia de una lengua?; ¿sólo en el quechua o en cada lengua?

3. Por último, acercándonos ya al provisorio fin de esta textual co-marca, otra frontera: la frontera tal vez de la literatura misma; el Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan tal obra en la frontera del drama o la literatura (occidental). A la vez preguntando si efectivamente habrá habido una tradición teatral (o literaria en general) quechua prehispánica, pero, sobre todo, si a eso que habrá habido en los Andes precolombinos — pues algo hubo (y aún hay, ya de otra manera) en términos de guardar memoria y abrir o anticipar porvenir, con o sin imaginación y/o presentación figural, ya como danza, con máscaras o no, ya como canto, ya como narración — se le hace suficiente justicia o se lo cala nomás sea lejanamente traduciéndolo (al castellano) por “literatura”, “poesía”, “drama” o “tragedia”. Ambas preguntas, qué duda cabe, fronterizas, vienen paradojalmente insinuadas por el propio Jesús Lara, quien fuera uno de los férreos proclamadores de la existencia de una tradición teatral prehispánica en los Andes y a la vez partidario de traducir wanka por “tragedia”. Ahora bien, en la introducción a su traducción del Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan, Lara, complicado o él mismo insatisfecho con su decisión de traducción,vuelve varias veces sobre ella, ya para justificarla, ya para acotarla, como si un problema insoluble le penara entre manos, como si el término wanka no acabara de ajustarse o concordar con el término tragedia. La primera vez es escueto y terminante, pues según él, pese a que no hay rigurosamente hablando equivalencia entre “wanka” y “tragedia”, no hay alternativa, no cabe otra forma de traducción: “Tragedia no es un equivalente exacto de wanka, pero sí el más aproximado y no cabe otra forma de traducción”. Después de declaración tan perentoria, ¿a qué volver sobre lo mismo? Pero luego, sólo algunos párrafos más adelante, el escritor cochabambino se siente obligado a explicar/se su decisión y a la vez a reenviar a un sentido más amplio (no sólo teatral) de la “tragedia”, esto es, a un cierto “acento” de fatalidad como tono general en obra: “Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan, cuya traduccción más aproximada debe ser: Tragedia del fin de Atau Wállpa, en razón de que en castellano falta un término equivalente para wanka y el menos inexacto es tragedia. Además, el acento general de la obra hace que ésta se identifique de manera indudable con la tragedia.” Y un poco más adelante, como si con lo dicho fuera aún insuficiente, o no quedara él mismo convencido, Lara vuelve a responder a sus propias como ajenas objeciones; la obra no es en realidad una tragedia propiamente tal, en sentido literario o de género literario, y si lo es lo es sólo en apariencia, pero igual, sostiene Lara, puede traducirse por “tragedia” a causa del “contenido” o “tema” que la anima, esto es, el término fatal de la vida de un personaje noble. Así, dice y dícese Lara una tercera vez: el Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankanno es una tragedia al estilo occidental, ya que los quechuas, en su teatro, no llegaron a la concepción precisa de ese género [sic]. El contenido trágico que hay en él y que le presta apariencia de tragedia es simple consecuencia del tema, que implica la muerte de Atawallpa y la súbita destrucción del imperio incaico. Esta circunstancia influye para que, en el caso de esta obra, el título que reza ‘Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan’ pueda ser traducido como Tragedia del fin de Atau Wállpa” (op. cit., subrayo).(2)

Si hay tragedia en los Andes prehispánicos — pudiéramos concluir provisoriamente con Jesús Lara —, ésta fuera tragedia en traducción y, aún más, en traducción de lo aparente. Lo mismo pudiéramos decir de la literatura: no habrá habido literatura en los Andes prehispánicos salvo en traducción, y traducción nomás de lo aparente. La frontera de la literatura (occidental), tal tradición de apropiación y desapropiación textual, aun abierta en sus envíos, encuentra en los Andes, y singularmente en el Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan, un mojón señero. El Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan, y con esto llegamos por ahora a término: obra comparable sólo en tanto incomparable — con el Rabinal Achí maya quiché y con el Poema del Mio Cid de esta lengua romance — romance migrante, lengua frontera, lengua con lengua, dentro y fuera.  

 

* * *

 

Pasajes del Cantar del fin de Atahualpa
(Anónimo/a, a partir del manuscrito de Chayanta, 1871)
traslapes inéditos de Andrés Ajens

 

farauste de los destinos,
¿cómo vamos a traducir
lo imposible – de traducir? (i)

                     *

wayla wisa, señor
del sueño, primo hermano,
tú que morabas solo en las montañas
para estar más cerca del sol, taita
purificador; tú que sabes
qué dicen las montañas; tú que escuchas
de los labios yermos de las chullpas
lo que nadie escuchó jamás, acércate
ahora; ponme oreja:

lo que he visto en sueños
dos noches al hilo
no augura nada bueno.
al despertar, bañado en lágrimas,
una desazón sin nombre
me habrá invadido; en ambos sueños
gente adversa cubierta de hierro
emergía, abominable, de las entrañas
del suelo, devastaba
nuestras casas y llena de odio saqueaba
las moradas de oro de las wak’as
y el cielos y las montañas ardían en llamas,
como el pecho del píllku, coloradas.

farauste de los destinos, señor de los presagios,
anda y duerme un rato en tu morada
de oro; pudiera ser que soñando
llegues a aclarar mi sueño. anda. (ii)    

                     *

ascendencia cara, incas
memorados, mi corazón está en ascuas;
¿qué presagio – qué traslape? el sueño
de nuestro inca atahualpa
está a punto de aparecer en realidad. (iii)

                     *

farauste de los destinos, señor  
del sueño, primo hermano,
con qué tristeza me hablas;
dime lo que has entrevisto.(iv)

                     *

soberano carísimo, inca
señor del mando, atahualpa,
entrevisto he cosas nefastas,
nada bueno presagian;
gente barbirroja viniendo por mar
en metálicas barcas. (v)

                     *

sabremos los incas dar cuenta de ellos, de cierto;
encuéntralos, inquiere a esos adversos barbudos,
wayla wisa, pregúntales
a qué vienen, a qué me buscan esos chatos.(vi)

                     *

barbudos adversos, gente cobriza,
¿a qué vienen a esta comarca,
a qué buscan a mi único señor, el inca? (vii)

                     *

wayla wisa, señor del sueño,
este adverso rucio y barbudo
en traslación te dice: envío
somos del señor del Mundo,
a todos les toca prestarle oído. (viii)

                     *

antes que empiece a hacer girar
esta honda de oro, desbándate,
devuélvete a tus pagos, hombre cobrizo
que tal fuego ardes. (ix)
 
                     *

este poderoso señor en traslación
te dice: no quieras atizar refriega
con nos; mejor anda a dar a tu señor
esta qilqa alias escritura o grafía. (x)

                     *

adverso barbirrojo, ¿qué
blanca chhalla  
alias hoja de maíz garabateada es ésta? (xi)

                     *

wayla wisa, señor del sueño,
esta chhalla que me trajiste nada me dice. (xii)

                     *

dámela, caro y único señor, inca mío,
déjame examinarla.

quién sabe qué dirá esta chhalla;  
capaz que jamás llegue a saberlo.
de este lado parece una sarta de hormigas,
de este otro, huellas que dejan los pájaros
en el barro, junto a los ríos,
de este otro semeja ciervos patas pa’ arriba
y si la observamos de este otro ángulo
diríase unas llamas cabizbajas
y aun cachos de ciervo.
¿quién pudiera traslapar – esto? im-
posible, señor mío, traslaparlo. (xiii)

                        * * *

                     execración del inca
adverso barbudo, no voy [contigo] a parte alguna;
no acostumbro a presagiar desgracias, [pero]
sé que me arrebatas la vida en este día funesto;
viviré en tu conciencia, llevarás por siempre la mácula;
ninguno de los míos fijará en ti su mirada, ninguno
bien dirá de ti; aun el pájaro sin entendimiento
señalará con su vuelo tu desgracia; andarás sin parar
hasta que otros barbados te haga añicos con sus manos;
este, mi poder, habrás de mal decirlo eternamente.(xiv)
 

 

De nota. Dejo chullpa, wak’a, píllku, qilqa y chhalla no para señalar las insuficiencias del traslape (un traslape o, si se quiere, una traducción sin trans-ducción, se habrá entrevisto, abadona toda pretensión de establecer equivalencias), sino para subrayar el singular dato y don fronterizo que sobreviene cada vez en traslape. Salvo qilqa, las otras voces mencionadas ya han entrado al ‘castellano andino’. Chullpa (o ‘chulpa’ en cast. andino): s. Momia. Cadáver conservado en tumbas antiguas. Cadáver seco, cadáver conservado o embalsamado. // Sarcófago antiguo. (Diccionario bilingüe quechua – castellano, T. Layme, 2ª ed., La Paz, 2007). Wak’a (‘huaca’ o ‘guaca’): s. Dios. Divinidad. Deidad. Cosa sagrada. Ofrendas presentadas al Sol. Templos. Túmulo. Flores, plantas, etc., que se distinguen por su extraordinaria apariencia. Las grandes cordilleras, los nevados, los altos picos. Todo lo singular y sobrenatural (Diccionario Queshwa – Castellano, J. Lara, Los amigos del libro, 3ª ed., Cochabamba, 1991); Cf. guaca en el Diccionario de la R. A. E.  Píllku (‘pillco’): s. pájaro de pecho rojo (Pharomachrus auriceps); en el capítulo XXVII de su Historia general del Perú (c. 1613), Martín de Murúa apunta que los incas solían ofrecer... las plumas de una ave que llaman ellos pillco, que son de hermosos colores y vista, y una ave que hay en los Andes (cap. XXVII). Chhalla (‘chala’): s. espatas y tallos secos de maíz, habas u otros cereales // adj. Liviano, ligero. (F. Layme, op. cit); Cubierta que envuelve la espiga de maíz (Diccionario de bolivanismos, N. Fernández, Los amigos del libro, 1980, citado por J.-Ph. Husson en La mort d’Ataw Wallpa, op. cit.). Qilqa o Qillqa: Escritura, manuscrito (J. Lara, op. cit.); papel carta, o escriptura (Vocabulario de la Lengua Qqichua, D. Gónzález Holguín, Lima, 1608); es decir, si los incas se saltaron la escritura alfabética, sí dispusieron de otros modos de la grafía y de la firma, que la mayor de las veces llamaron qilqa. Al fin y al cabo, cómo no subrayarlo, este traslape no hubiera sido posible sin el camino entreabierto por J. Lara y J.-Ph. Husson y, también, por C. Itier y M. Beyersdorff. A. A., Rosal, dic. 2008.

 

(1) Tragedia del fin de Atahuallpa / Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan, versión en castellano y estudio preliminar de Jesús Lara, edición bilingüe, Ediciones del Sol, Buenos Aires, 2ª ed. (sigue la edición de 1957, de La Casa del Libro, Cochabamba); La mort d’Ataw Wallpa; édition critique trilingue (quechua – espagnol – français); traduction, commentaire et notes de Jean Philippe Husson, Editions Patiño, Ginebra, 2001 (con el texto numerado en sus líneas, o versos nemotécnicos, de la 1 a la 1592).

(2) La frontera como término viene también en el Atau Wállpaj p’uchukakuyninpa wankan con el término de la obra, como la escena final: escena de yapa y a la vez manifiesta escena europea (transcurre en Barcelona). Cf. tb. Historia y drama ritual en los Andes bolivianos (siglos XVI – XX), de Margot Beyersdorff, Plural, La Paz, 2003, donde se sigue en detalle los muy diversos avatares dramáticos de la muerte de Atahualpa en el área surandina y, de paso, vuelve inverosímil la médula de la hipótesis de César Itier en cuanto a que el dicho Wanka fuera invención de punta a cabo de Jesús Lara (cf. C. Itier, ¿Visión de los vencidos o falsificación? / Datación y autoría de la Tragedia de la muerte de Atahuallpa, in Boletín IFEA, Lima, 2000, 30 (1): pp. 103-121).



(i) [Línea 553] Waylla Wisa, layqa runa, / imainatátaj watusúnchij / kay wátuy mana atinata.

(ii) [100] Waylla Wisa, púñuj apu inka, / sispa wauqechay, / qan sayarqanki sapallayki / wayma pachata urqullapi / asllatawan sispanaykípaj / máyllij Inti Taytanchijman. / Qan yachanki  imatachus / chay urkuna rimanku. / Qan uyarinki chullpakunaj / ch’arkiyasqa siminmanta / manan pij uyarisqanta. / Kunan qayllámuy, uyaríway. / Iskay tuta muspayniypi / manan allintachu rikuni. / Rijch’arijtiy wíqey jinalla, / phútiy jinalla jamuwan. / Yananchasqa muspayniypi / auqa q’íllay runakuna / ch’ichimunku míllay míllay / kikin jallp’a uramanta, / wasinchijta wankurqayanku, / llapa wak’akunanchijpa / quri wasinkunatari / llapata waykapayanku, / janajpachari, urqukunari / pukalla, pukalla rauranku / kikin píllkuj qhasqun jina. / Waylla Wisa inka, riy, / puñurimuy asllallata / chay quri wasiyki ukhupi. / Icha ari musquyniykipi / muspayniyta sut’icháwaj. / Riy ari, Waylla Wisa inka, / sispa wauqechay.

(iii) [174] Sínchij munásqay ñaupakuna / wíñay inkakunallay, / sínchij llakisqamin súnquy. / Imatacharipas watuni. / Apunchijpa muspayninqa / sut’iman llujsiranayan.

(iv) [189] Iyau, Waylla Wisa, layqa runa, / púñuj apu, sispa wauqechay, / ima phutiytan rimanki, / willáway rikusqaykita.

(v) [193] Ayauya, sínchij munásqay, / qhápaj apu Inkallay, / sajraykunatan rikuni, / manan imapas allinchu. / Sunk’a sapa runakuna / pukalla jamusqasqanku / mamaqhucha patallanta / q’íllay wánpuj ukhullanpi.

(vi) [372] Inkakunapunis atisunchij. / Riy ari, qan taripámuy / chay auqasunk'akunata, / tápuy imamanchus jamunku, / imajtinchus mask'awanku.

(vii) [385] Auqasunk'a puka runakuna, / imamántaj jamunkíchij, / imapájtaj apullayta, / Inkallayta mask'ankíchij.

(viii) [389] Waylla Wisa, púñuj apu, / kay p'aqu apu nisunki: / Aswan tijsi muyumanta / atípaj apu kachamuwayku. / Llapa llapa runakuna / payllatamin uyarinanku.

(ix) [442] Amáraj kay quri warak'ayta / muyuyta muyuchisqájtiy / chínqay, tíjray llajtaykiman,/ nina ráuraj puka runa.

(x) [446] Kay sínchij apu nisunki: / Amapuni  ñuqaykuwanqa / auqanakuyta yuyaychu. / Aswan allin kanqa qunayki / apuykiman kay qilqata.

(xi) [451] Auqasunk'a puka runa, / ima yúraj chhallachan kay. 

(xii)  [461] Waylla Wisa, púñuj apu,/ kay chhallacha apamusqayki/ mana imatapas niwanchu.

(xiii) [464] Apámuy, sínchij munásqay, / sapan apu, Inkallay, / ñúqaj tapurqurináypaj / Imaninchus ari kaypiqa, / mana sina jáyk'aj pachapas / ñuqa yachayta atisajchu. / Kay chirunmanta qhawasqa / wátwaj sisiman rijch'akun. / Kay waj chirunmanta qhawasqa / chay mayu pata ch'aranpi / phichiukúnaj chakinpa / unanchasqan kikillan./ Kaynijmanta qhawarisqa / rijch'akun ura umáyuj, / pata chakíyuj tarukakunaman. / Jinallatan qhawajtinchijri / ura umáyuj llamakuna jina, / tarukakúnaj wájran kikin. / Pin kayta unánchaj kasqa. / Mana mana atiymanchu / unanchayta, apullay.

(xiv) [1274] Inkaj ñakáynin. Auqasunk’a wiraqucha, /  manan maytapas rinichu, / manan pijpatapas sajranta / unanchayta yachanichu. / Kay sínchij jatun p’unchaupi / kausayniyta quechuwanki, / yuyayniykipítaj kausásaj, / yawaniypi mupachakunki / wiñáypaj wiñaynínpaj, / kay llapa runaykunapas / manan qhawakusunqankuchu,  / kay llapa uywaykunapas / allillanchu nisunqankuchu, / p’isqu mana sunquyujpas / qánpaj sajraykita / unanchasparajmi purinqa, / jinantintarajmi muyumunki, / mana uj chhika sunquykunáyuj / makinkuwan p’akisunqanku, / kay qhápaj, sínchij atiyniypa / chaynintátaj ñakarinki / wiñaypaj wiñaynínpaj.

 
 

 

 

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