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        Patrimonio - 2013 | index | Andrés Anwandter 
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        Andrés Anwandter en Lugares Comunes*
          
            Por Jorge Álvarez**
         
         
         
        
          
          
           
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          Ante mis ojos tengo un libro de poesía que orbita ciertos aspectos que es bueno  observar y tener en cuenta en este hábito lector. Me refiero al trabajo de  Andrés Anwandter, “Amarillo Crepúsculo”; ya anteriormente he leído otros  trabajos del mismo. Sea por la cercanía a amigos, o porque en su momento me  interesó la promoción de los 90ta (los Náufragos), unido a que regreso a Chile  desde Buenos Aires justamente por esa fecha, indago sobre este grupo de poetas.  Por estos días es justamente de manos de la poeta Alejandra del Río, integrante  de Los Náufragos, y es la Bibliotecaria del Centro Montegabriela en  Montegrande, comuna de Paihuano, que recibo el Libro de Andrés; me gusta dar  cuenta de este desorden en que se van sucediendo los hechos; el Libro al que  hago mención es publicado durante el año 2012, bajo el sello La Calabaza del  Diablo, en Santiago de Chile. Puedo referirme a un Libro desde el momento en  que este cae en mis manos, y en esta práctica crítica, el oler una obra,  respirarla por las narices, sopesarla entre mis palmas no deja de tener un  sentido, el libro en sí no deja de ser un Objeto, y no estoy lejos de darme  cuenta que lo visual, es fundamental en el diseño de este libro y este un  aspecto que tenemos en cuenta desde el Siglo saliente, los que publicamos  Libros de poesía. Por los años 70tas poetas como J.L. Martínez, Zurita (  nombres sugeridos, y no los únicos) daban cuenta de la desaparición del poema  en su percepción única -su protagonismo-, para dar nacimiento a una noción en  ciertos aspectos más objetiva en su aspecto significante, y una resignificación  del soporte que lo contenía “el Libro”. 
         Pasa a ser relevante la creación del Libro como una totalidad, en donde todas  sus partes contribuyen a su lectura, y por el mismo camino a su deconstrucción.  Los poemas publicados van desde el 2000, al 2010. Lo que pone en evidencia que  estos textos disímiles se van ordenando en un Diseño posterior, que dan cuenta  de esta Totalidad que se presenta bajo el Título Amarillo Crepúsculo. Esto que  parece superfluo, no lo es ya que esta visualidad, este diseño tan cuidado es  parte fundamental en la lectura del mismo. Utilizar el primer verso como título  a cada poema , organiza la totalidad del Libro en este sentido. (Reseño que este  procedimiento ya es utilizado por Jorge Álvarez en el Libro Umbra-l de 2010).  Es importante este punto ya que este diseño va presentando un Libro como una  unidad, digamos en la órbita del Objeto, y esto cuando aún no le entramos al  texto, pero es importante señalar que ya comenzó su lectura. Dar al espacio en  blanco la función que tienen los signos de puntuación, o digamos una cierta  equivalencia. Superponer series de palabras sobre un espacio en blanco, en un  orden sintáctico significativo. Utilizar sólo minúsculas, cortar los versos al  modo de fragmento de un discurso ausente, que no se sabe en qué momento  comenzó, como tampoco hay un lugar de término; la reiteración de los mismos  procedimientos nos da un eje que une, diríamos una “simplificación” a una serie  de “lugares comunes” en el ámbito de la poesía visual.( No quiero pasar por  alto la “Reiteración”, un concepto, y un procedimiento que por el momento sólo  nombro.)
         “Amarillo Crepúsculo”, es una especie de unidad de distintos procedimientos ya  incorporados a distintas poéticas del Siglo pasado, que ya son evidentes en  distintos poetas desde fines de los años 60tas del siglo saliente. El Libro de  Andrés entraña una búsqueda que indirectamente pone en valor una síntesis.
         Prosigo: entrándole al texto nos encontramos con un hablante monocorde, plano,  con un punto de vista único, construido con enunciados directos, que sólo da  cuenta de lo que ve, enumerando objetos, acciones, lleno de descripciones  parciales y “lugares comunes”. En el fondo deudor de Parra, sí… el de los  Antipoemas, y “Versos de Salón”, un librito que me encanta, y Gonzalo Millán de  “La Ciudad”. Como se ve, la crisis de la modernidad es de vieja data.
         En esta nueva unidad el significado, la cuestión anecdótica, psicologista, etc.  no es lo más importante. En un segundo paso a explicar esto :
         Saliendo de estas consideraciones, ya no puedo sustraerme y pensar que todo  está bien, para pasar a otro tema. Me gusta el error, la ignorancia, lo imperfecto,  lo problemático, más la pregunta que la respuesta; me ocupo en leer el libro y  desde esta lectura hacer ciertas generalizaciones. 
         Poéticas que se pergeñan, van estableciendo una percepción con respecto a los  procesos poéticos, un diálogo sobre los procedimientos, esta manera de  composición, la forma en que se da la generación del poema. Tengo una lectura  del texto, del discurso. La pregunta por cuáles son los límites en el diseño  del discurso poético. Estoy leyendo el libro, sin llegar a la lectura sobre el  significado, el sentido de esa sintaxis, y ahí puedo establecer que hay un  espacio de significantes que leemos en un primer plano, que en un primer  momento sería lo visual, lo concreto, pero que de alguna manera siempre deja un  espacio vacío, tal vez a la sorpresa (la sospecha), que nunca llega por  supuesto. 
         La presentación de esta síntesis de procedimientos en este Libro no puede dejar  indiferentes a los lectores. Vivir procesos perceptivos en donde el texto nos  dice, nos lee como seres de los cuales sabemos poco, tal vez pequeños  fragmentos, y reiteraciones irreconciliables, la monotonía de un lenguaje  cotidiano que no podemos manipular sin caer en la sospecha, y extrañeza ante  esta tecnología que es el lenguaje.
         Diré que extraído de mis apuntes para una 3ra parte a “El Objeto”, me cito,  cosa que me he permitido en más de una oportunidad :
         “NO HE LEÍDO A ESTOS AUTORES, CONSTRUYO UN  TEXTO FICCIONALIZANDO MI LECTURA.
         Sobre la deconstrucción del hablante, y la confusión en la deconstrucción del  Autor: aspectos un poco delirantes a la hora de establecer alguna referencia  con otras textualidades, en este caso la modificación, y los aportes de poetas  como Gonzalo Millán, Maquieira, Juan Luís Martínez, y otros en construir sus  textualidades en relación con un Autor en crisis, la ambigüedad de un hablante  que se ficcionaliza en el proceso de la escritura, la toma de posición en torno  a Universales como la Verdad, la Realidad, etc. que dan cuenta de una nueva  relación con respecto a los imaginarios cotidianos , las convenciones, y en  último término a lo desconocido con respecto a nosotros mismos, el lenguaje, la  psiquis, y toda clase de conceptos que en la práctica textual se tornan vacíos,  o “vicios del lenguaje”. Esto para establecer algún contacto con los dichos de  Andrés Anw., sobre la forma de estructurar sus textos en una especie de  artesanía en donde va uniendo “palabra con palabra” en su construcción, cosa un  tanto ambigua si consideramos los estudios a que se ha sometido Andrés A., La  otra vertiente es la señalada por las textualidades reiteradas de un poeta como  Javier Bello, en donde el hablante es engullido por su imaginario, y se da un  Autor que siempre es Otro con respecto a esa masa amorfa de dimensiones  textuales, diríamos creacionistas, si la exponemos a alguna de las corrientes  en que han transitado, o avenidas principales, que siempre algo se sabe de  donde parten y tienen la particularidad, y esta es su belleza, nadie sabe dónde  desembocan, y tal vez este detalle es lo que menos importa, cuando es un  laboratorio de textos siempre fluyente, que podría confundirse con nuestra  psiquis delirante. En el caso de Andrés ,esta especie de no hacerse cargo de lo  perpetrado, podría interpretarse como una especie de negación del concepto de  Autor, o la autonomía del texto con respecto al Autor, y este pudor  complaciente crea una distinción todavía no establecida, no creo que inconsciente,  con la búsqueda de nuevas textualidades en donde el trabajo con conceptos como  Hablante y Autor son demasiado pertinentes, si tenemos en cuenta esta avenida  principal en donde confluyen las poéticas señaladas desde el siglo XX . La  búsqueda de una cierta garantizada Objetividad, de un lenguaje no manipulado a  intereses particulares, sino ordenado en relación a las mismas particularidades  de las convenciones, en esta tecnología que es el lenguaje…Somos hablados.  Constantemente pongo en evidencia este hecho. El equívoco en todo esto es que  el texto, y menos aun, son las palabras “el protagonista”, las que a su vez han  tomado el lugar del Hablante, el ambiguo pudor del Autor.
         No puedo sustraerme en este lapsus constante, en donde la “subjetividad” juega  otro rol en las distinciones de discursos aparentemente amparados en un saber  abstraído desde la nebulosa de los lugares comunes de discursos meramente  sustentados en un Lenguaje, o metalenguajes que han adquirido cierto valor de  intercambio, por no decir “realista”, lo que ensuciaría aún más, y que denota  una lectura diríamos emparentadas a realismos ya demostrados como experiencias  artísticas acotadas a ciertas especie de supersticiones con respecto a la  verosimilitud de los hechos. Gusto explorar sin ampararme en esta nebulosa,  sino siendo la nebulosa, un lugar incierto, pero hay que saber que este lugar  incierto ha estado siempre, y nunca causa males indescriptibles, a lo más  poemas dignos de un Pound, o menos lejos Parra, o para nombrar a Pizarnik  poetiza bellamente confundida consigo misma. Si extrapolamos en estas distintas  lecturas que se dan en diversos lectores para perpetrar su obra, creo que  desentenderse del orden en que se leen, el orden en que se da esa primer  lectura, cuando se organiza el texto nos ofrece un espacio mínimo en donde se  aglutinan una serie de propuestas que desembocan en un texto en distintos grados  despersonalizado, como la presentación de acciones en donde el lector  reflexiona en torno a las palabras que ordenan un sentido, que siempre será  distinto en la mediación de otras lecturas, digamos que el trasfondo, la  espacialidad en donde hay solo un primer plano de acciones, descripciones, de  pura presentación es neutra, tiene una consistencia en donde se refleja cada  lector, y tal vez la evidencia de ese lector intercambiable es una de las  lecturas buscadas. El hecho de que exista más o menos identificación es  superfluo, lo interesante es la flotabilidad, el primer plano de esas palabras  en su orden de sentido.
         Quiero que se de por supuesto que la lectura reseñada sea única, la riqueza de  posibilidades abruma, lo que si hago notar es una cierta predisposición de los  poetas a tomar distancia de lecturas en donde el poeta lee para los otros su  propia lectura de los hechos, temerariamente didáctica. O detentadora de un  saber cuando es justamente esta apropiación de saberes lo que hace crisis. En  esto pongo en práctica el ejercicio este de afirmar siempre otra cosa distinta  de lo expuesto.
         Cuando leo, esa lectura está mediada por un lenguaje, por múltiples lenguajes,  en donde el nombrar no es garantía de dar con algo así como un lector único. El  ir estableciendo posibilidades de lectura que enriquecen las textualidades, y  mi lectura de diversifica en otras lecturas desconocidas, extrañas,  sorprendentes, inusuales, planas, sin sentido. Tal vez lo que hago es verificar  que alguien lee, y está leyendo. Siempre Leo. 
         Algo ocupado en otras cosas, me entretengo en contemplar estas palabras que  junta Anwandter, y los lugares comunes bien serían otro procedimiento, pero su  parloteo “trágico”, este cierto ejercicio sarcástico, esta auto referencia en  crisis indirectamente me lleva a “La Entrevista” que Jorge Álvarez hace al  Autor de estas líneas (3ra. Parte, aun inédita de “El Objeto”) , y que en estos  momentos convengo, se presentan como derivaciones de lo “conversacional”,  similar a todo lo que se presente como diálogo, en donde el Tiempo en que se  desarrolla la lectura es el Presente, dando con ese carácter objetivo, de  tiempo real (Casi). Lectura que realiza a un lector “situado” como un  interlocutor menos indiferente…ó totalmente indiferente. Esto para hacer  evidente algunas fórmulas que le suceden al Poeta (Primer Lector), propuestas  que interrogan, obsesionan, o en el silencio de lo ignorado conviven en la  Poesía.
         Si atendemos a estas particularidades, a esta síntesis de procedimientos,  incorporaciones evidentes en otras textualidades, y leemos el libro de  Anwandter como una serie de “cartas marcadas”, y abstraemos ese Libro aun no  escrito por Anwandter, pero que busca, como ese libro  escondido en el corpus de la Poesía Vanguardista Chilena, leo una intensión.
         Dicho que esto es provisorio y desautorizado agrego: ¿De un diario íntimo  corregido hasta borrar toda huella biográfica, qué queda? 
         Si Ud. es un crítico que se beneficia de cierta normalidad de no se qué real y  busca en esta letra el libro aquél, “Amarillo Crepúsculo”, le prevengo que  encontrará otro Libro, el Libro que yo leo, extraído de los procedimientos de  una serie de libros perfectamente concebibles en la Poesía chilena  Contemporánea. En este punto estoy equivocado.
         
         
         *En vista de ciertas convenciones se pide tener  la delicadeza de nombrar la fuente, en el caso cierto de reiterar algún  procedimiento o, reflexión del Señor J. Álvarez. 
          Consigno que agradezco la in-certidumbre de Waldo Rojas, y la re-signación de  Soledad Bianchi.
         **Jorge Álvarez (1960 Valparaíso) a Publicado:
        “QX” 1995 Poemas Revista Libertad 250 Volumen 3. Sech.  Viña del Mar.
  “Textos para el Tom Lupo Show” 1995. Poemas. Serie El Vaciadero Poesía. Bs.As.,  Valpo.
  “Conflicto deja Libro Inédito y otros Poemas”1996 Serie El Vaciadero Poesía.  Valpo.
  “Insignes Poemas y Carta al Lector de Poesía”2006. Edita Poesía. Valle de  Elqui, Santiago.
  “Umbra-l”2010 Poemas. Serie El Vaciadero Poesía. Santiago.
  “El Objeto”, 2011. Libro Objeto. Serie El Vaciadero Poesía. Santiago.
  “La invención de la Hoja en Blanco” 2da. Parte de “El Objeto”2012. Santiago