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PARACAS

Desde temprano,
crece el agua entre la roja espalda
de unas conchas

y gaviotas de quebradizos dedos
mastican el muymuy de la marea

hasta quedar hinchadas como botes
tendidos junto al sol.

Sólo trapos
y cráneos de los muertos, nos anuncian

que bajo estas arenas
sembraron en manada a nuestros padres.

 

PACHACAMAC

Todavía la tierra entre mis dedos
y esta dura paja, me entristecen.
Aquí, el constructor hundía sus rodillas
en la arena, o espantaba
muchachos de quemadas espaldas,
merodeadores de estanques y terrazas.
No han llegado las balsas,
ni los viejos con sus gorros peludos,
su cinta de colmillos. Apenas
unas lagartijas arrugadas y verdes
se acuestan en los muros, orinan
casi a diario sobre el pellejo
del sabio constructor.

 

TRABAJADORES DE TIERRAS PARA EL SOL

Sabían
que el sol
no podía
comer
ni siquiera
un
retazo
de choclo,
pero evitaron
el fuego,
la estaca
en
sus
costillas.

 

ANTIGUO PERÚ

Con ramas de huarango
espantaban las moscas que crecían
sobre el pecho de sus muertos.
En las piedras del templo,
viejos curacas hacían el amor
con las viudas, y un sol enrojecido
achicharraba
los huesos de sus hijos.

 

II

HOMBRES, OBISPOS, SOLDADOS


 

LOS CONQUISTADORES MUERTOS

I
Por el agua aparecieron
los hombres de carne azul,
que arrastraban su barba
y no dormían
para robarse el pellejo.
Negociantes de cruces
y aguardiente,
comenzaron las ciudades
con untemplo.

II
Durante este verano de 1526,
derrumbóse la lluvia
sobre sus diarios trajines y cabezas,
cuando ninguno había remendado
las viejas armaduras oxidadas.
Crecieron también, negras higueras
entre bancas y altares.
En los tejados
unos gorriones le cerraban el pico
a las campanas.
Después en el Perú, nadie fue dueño
de mover sus zapatos por la casa
sin pisar a los muertos
ni acostarse junto a las blancas sillas
o pantanos,
sin compartir el lecho con algunos
parientes cancerosos.
Cagados por arañas y alacranes,
pocos sobrevivieron a sus caballos.

 

CONSEJO PARA UN VIAJERO

Toledo, Señor de Obrajes,
con tus mejores zapatos,
tu espada dura
y tus cabellos sueltos
sobre la tierra,
cabalgas. Señor de Sombra,
las negras cruces
en piedras recién quemadas,
nos anunciaron
tu viaje, Señor de Mulas.
Mas al regreso
no beses mujer o hijos,
pues alacranes
cantan bajo tu lengua,
Señor de muerte.

 

CUESTIÓN DE TIEMPO

I
Mal negocio hiciste, Almagro.
Pues a ninguna piedra
de Atacama podías pedir pan,
ni oro a sus arenas.
Y el sol con sus abrelatas,
destapó a tus soldados
bajo el hambre
de una nube de buitres.

II
En 1964,
donde tus ojos barbudos
sólo vieron rojas tunas,
cosechan —otros buitres—
unos bosques
tan altos de metales,
que cien armadas de España
por cargarlos
hubieran naufragado bajo el sol.

 

DE LOS OBRAJES

Tiene el virrey sus anillos
y los dientes de oro todos.

El oro a lomo de burro
y en nuestros lomos el oro.

Mas cuando los burros mueran
¡ay de nosotros!

 

CANCIÓN DE NEGRA

Lava que lava en el río.
Por dos reales tuve un amo.

De mi señor el obispo,
lava que lava el rosario.

Manchado tiene el anillo,
tiene el sombrero manchado.

Lava que lava, y el río
crecido va con mi llanto.

 

CANCIÓN DE NEGRO

Alta torre del velero,

entre sus patas de palo
nos amarró un marinero,

y mis hijos amarrados,
de pena se me murieron.

Alta torre del velero

¡te rompan los temporales
para enterrarme con ellos!

 

NOMBRE DE PILA

Donde el cura de San Pedro
mis dueños me bautizaron,
porque fuera buen cristiano
siervo de buen caballero.

Juan fue mi nombre de cielo,
mas de Mierda me llamaron
con un bautizo de palos
entre los campos del dueño.

Donde el cura de San Pedro
mis dueños me bautizaron.

 

ROMANCE DE JULIÁN EL SOLTERO

Con su caballo de fiesta
bajo el sol Julián cabalga,
y en la grupa del caballo
lleva a su novia sentada.
—Corre Julián, que mi boda
se anuncia entre las campanas.
He comprado anillos de oro,
de flores traigo una manta.
Con su caballo de fiesta
bajo el sol Julián cabalga.
—¡Corre por mi amor, ligero!
—¡Ay, que me pesa la espada!
—Tírala, porque mi espera
se muere de enamorada.
—¡Ay, que con estos calores
pesada llevo la capa!
—¡Tírala, Julián, que muero!
—¡Ay, me pesa la mañana!
Con su caballo de fiesta
buen caballero cabalga.
¡Ay! que en los campos de trigo
esta boda le pesaba.
¡Ay! que en los campos de avena
donde ella lo enamorara,
tírala porque le pesa
bajo este sol desposarla.

 

ROMANCE DE UN SIERVO Y EL HIJO DEL CARDENAL

Cuando huyeron los calores,
el hijo del cardenal
sembró unos tallos de molle
donde puso todo afán.
—¿Cómo es que siendo tu padre
de oficio tan principal,
quieras labrar este huerto
tomado por heredad?
—No será de jardinero
que haya de ganarme el pan,
pues tengo capa dorada
y anillo de cardenal.
—¿Señor, dime por qué guardas
los molles a tu pesar?
—¿Debo acaso, responderte
servidor de mi heredad?
—Siervo soy, mas de mis hijos
ninguno siervo será.
—Cuando crecieron los molles
y tus hijos por igual,
colgados entre sus ramas
han de guardar mi heredad.

 

FIESTA DEL CORREGIDOR

Sobre un caballo de lata
cabalga el Corregidor.

Hojas de palma
para la sombra del Corregidor,
hojas de palma
para el camino del Corregidor,
hojas de palma
para la casa del Corregidor.

Sobre un caballo de lata
cabalga el Corregidor.

Hojas de palma
para las moscas del Corregidor,
para el almuerzo del Corregidor,
para las nalgas del Corregidor.

Para la tumba del Corregidor
hojas de palma.

 

CANCIÓN DE CAMPO

De día, hueso y pellejo
hemos sembrado este campo,
y en verano

hueso y pellejo, de día
este campo cosechamos.

De día, hueso y pellejo
hicimos torres de grano,
y en verano

¡gordo cabalga el obispo
sobre sus gordos caballos!

 

 

 

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