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La Expresividad de Imágenes y Símbolos en "El Siglo de las Luces"[1],
de Alejo Carpentier


Por Julio Piñones Lizama
Universidad de La Serena

Publicado en Cyber Humanitatis, N°14, Otoño de 2000


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INTRODUCCIÓN.
Los procedimientos expresivos que construyen la propuesta de El siglo de las luces (ESDLL) incluyen imágenes y símbolos que potencian uno de los aspectos más relevantes de esta obra: la visión crítica proyectada sobre el referente histórico de la novela —la Revolución Francesa (RF) y sus consecuencias en Centroamérica. En este sentido, gracias a las polisemias de imágenes y símbolos, pueden generarse diversas reacciones del lector[2] sobre algunos términos confrontados en el mundo de la obra y en su referencialidad contextual , entre otros: la negatividad del acontecer racionalista en el espacio histórico europeo y las potencialidades mágicas y telúricas del espacio natural americano, la incoherencia entre los principios universales proclamados en Francia y su extensión en sus colonias de ultramar; la persistencia hegemónica europea sobre la periferia del planeta , a pesar de que el "Acontecimiento" de la RF sembrara la esperanza de una liberación mundial; en fin, la instrumentalización de las nuevas condiciones generadas por la RF en América como un nuevo factor de poder y de intervención externa en nuestro continente.

El estudio de estos problemas planteados por la riqueza espacial de ESDLL, estimamos que permitiría explorar el rumbo seguido por la singular "modernidad" que ha tenido lugar en América, e, incluso, haría posible evaluar el curso evolutivo y los resultados disímiles alcanzados en distintos planos por el liberalismo y el neoliberalismo, por sus modernidades y post-postmodernidades —como algunos dicen— en el Primer y Tercer Mundo, en este fin de siglo.

En relación a la ambigüedad del referente histórico de ESDLL, cabe señalar que esta opción contextual ofrece al lector un amplio campo de provocaciones temáticas sobre el proceso histórico-cultural latinoamericano. El "Acontecimiento" surgido en Europa sólo tiene una importancia relativa para esta obra, en particular, ocupada de las circunstancias que se vivieron coetáneamente a este hecho en la zona del Caribe. Creemos que esta opción novelesca y el tratamiento referencial asumido, implica una reflexión sobre la realidad latinoamericana, realizada por el narrador durante el proceso de composición de ESDLL, extendido entre los años 1956 / 1958. Esta ponencia intenta reasumir esta perspectiva panorámica desde este fin de siglo.

Para esta re-escritura, surgen diferentes líneas de trabajo desprendidas del proceso narrativo y ensayístico presente en ESDLL, desafíos que mantienen su vigencia supratemporal y contingente, por ejemplo, en relación a tematizaciones tales como: el fenómeno revolucionario recurrente en la Historia, los esfuerzos de la humanidad por un Mundo Mejor, las luchas revolucionarias y contrarrevolucionarias distorsionadas por el logro del poder en sí mismo, las transformaciones que alteran la integridad ética y vital del individuo revolucionario, inevitablemente sometido a los condicionamientos extraordinarios de dinámicas imprevisibles, muchas veces, delirantes; en fin, estamos planteándonos ante una experiencia de lectura cuya recepción concita múltiples expectativas que no pueden ser asumidas, por ahora, dentro de los límites de este trabajo, pero que sí podemos enunciar de paso para mostrar la vastedad de una investigación mayor, dentro de la cual se inscribe el inevitable fragmentarismo de esta ponencia.


DESARROLLO.
Anticipada la orientación global de esta investigación, hemos elegido la exploración de algunas imágenes y símbolos presentes en algunas instancias de ESDLL , como aperturas significantes de las cuales extraer sentidos integradores de lecturas posibles de la novela. Se ha señalado que el inconsciente de la humanidad comparte un extenso y profundo tesoro de imágenes y símbolos, los cuales conforman sueños, deseos, temores o aspiraciones de la especie en torno al pasado, presente y futuro de su destino colectivo[3]. Si aceptamos esta teoría, basándonos en la recurrencia de algunos símbolos en la novela citada, lo que importa es cómo la voluntad constructiva de la obra hace uso artístico de esta disponibilidad con fines expresivos variados, alterando, a veces, las interpretaciones tradicionales de estas simbologías, de acuerdo a los intereses formales y semánticos de esta escritura.

Una primera imagen significativa que aparece en ESDLL es la denominada como "Máquina", que es, sin más, la "Máquina" de ejecución mortal que el Estado, la Ley , cualesquiera sean, han alzado contra la vida humana. En este caso, esta "Máquina" corresponde a la guillotina, pero también equivale a la Cruz, a la Horca, al Fusilamiento o a todo medio usado por quienes han creído poseer la verdad política o religiosa, o de la clase que fuera, para exterminar a sus detractores o disidentes. El trato aprensivo con que se alude a esta "Máquina", "como una presencia —una advertencia— que nos concernía a todos por igual"[4], plantea el hecho histórico central implicado en las ejecuciones masivas perpetradas por todas las revoluciones; lo que abre la discusión sobre el poder , el uso de su fuerza y, en especial, sobre el ejercicio dictatorial revolucionario o contrarrevolucionario aplicado en contra de opositores, aun cuando la RF, como todas las revoluciones, haya prometido poner fin a la violencia y generar la liberación humana sobre la base de la plena justicia social.

Esta "Máquina" es la paradójica y violenta expresión legitimizada por la RF con el fin de ejecutar a todo opositor a las ideas de Fraternidad (¡!), Libertad e Igualdad. Es el símbolo instrumental de la "justicia revolucionaria", utilizada en este caso por la burguesía liberal emergente que necesita derribar las restricciones económicas y políticas de las monarquías y de las clases sociales que las sustentaban. Esta preeminencia original tendrá consecuencias posteriores: el acento puesto sobre la libertad económica será el que prevalecerá en el desarrollo posterior del capitalismo liberal, por sobre las otras libertades contenidas en ese ideario, al punto que, en tiempos cercanos, fue posible realizar una revolución económica neoliberal en Chile, bajo una dictadura política implacable; o el que la proliferación de instituciones educativas atienda más al lucro, que al interés específico de la actividad. El plano de las ejecuciones políticas antes citado, abre, además, la discusión sobre el examen contemporáneo de las relaciones conflictivas entre Estado totalitario y Sociedad, entre Doctrina de la Seguridad y Doctrina Democrática, en fin, entre Dictadura y Derechos Humanos, en especial , como reacciones ante la irrupción de los dictaduras del siglo XX.

Además, Víctor Hugues, durante aquel viaje victorioso de regreso a las colonias francesas de ultramar, prestó especial cuidado a esa "Máquina". En esta actitud, se evidencia cómo él se apoya en este instrumento para su futuro desempeño político, como si esa guillotina fuera una extensión de su cuerpo y de las decisiones que adoptará desde su nuevo cargo. En efecto, el conspirador pre-revolucionario se transforma, una vez "Investido de Poderes", en violento dictador de aquellas colonias por las cuales cruzaran las proclamas europeas sin afincarse en sus territorios.

Una segunda imagen polisémica que puede citarse en este ámbito de la visualidad expresiva de ESDLL es la del cuadro predilecto de Esteban: Explosión en una catedral[5]. Se trata de una columnata esparcida en múltiples fragmentos, suspendidos e inmóviles en el aire, como una fantástica catástrofe, activa y estática a la vez, cuyo derrumbe pétreo aterroriza a los seres de esa tela. Esta imagen, valorada por Esteban antes de la RF, anuncia el inminente quiebre de un sistema ideológico que ya no puede sostenerse en la Historia: el monarquismo y sus instituciones de apoyo. La preferencia manifestada por este personaje revela su percepción puntual del tiempo que vive y su capacidad visionaria de las transformaciones que se avecinan en el corto plazo.

En una descodificación inmediata de la imagen, se implica la destrucción de la máxima edificación católica por la antirreligiosidad de la RF, la cual identifica a esta ideología como sustentadora del sistema monárquico, desde el momento que sostuvo el origen divino del poder dinástico. En este sentido, en principio, la Iglesia Católica fue para la RF un enemigo político, como ha ocurrido bajo otras formas, en otras revoluciones. Junto a este aspecto, surgirán más tarde otros frentes polémicos entre ambas tendencias adversarias, tales como el libre pensamiento opuesto al dogmatismo, o la educación religiosa confrontada a la educación laica.

Sin embargo, no es posible reducir las significaciones de esta imagen a esta obvia descodificación, pues su polisemia nos remite a descubrir en los aspectos activos y estáticos de la explosión catedralicia, la naturaleza indefinida e irresuelta de la nueva época abierta por una revolución que brindara, a pesar de sus contradictorias luces, posibilidades de participación individual y social —donde son posibles— en un marco crítico liberado de condicionamientos rígidos. Dentro de este aperturismo no exento de amenazas, en los siglos siguientes surgirán diversos movimientos culturales fundados en la libertad individual, tales como la lucha por los derechos civiles y las garantías vitales para distintas minorías, p. e. Los aspectos o contenidos de estos valores humanos han ido cambiando según los tiempos o circunstancias, han sido rechazados o violentados en diferentes momentos, pero lo primordial es que ya han sido inscritos en la conciencia de la humanidad: el resguardo de los derechos democráticos y el consiguiente respeto hacia la dignidad de la persona humana, en palabras de Albert Einstein: la estimación que brinda el siglo XX al "sujeto partícipe".

No obstante, junto a esta valorización de los resultados de la modernidad europea a lo largo del tiempo, no puede dejar de indicarse la gran deuda del liberalismo y del neoliberalismo en el plano de la justicia social, sobre todo, en Asia, África y Latinoamérica, continentes sometidos durante siglos a la explotación de los imperios del Primer Mundo, aliados a las oligarquías locales. Más de dos tercios de estas poblaciones desposeídas han estado y están marginadas de las modernizaciones implantadas desde el mundo desarrollado.

El cuadro premonitorio simbolizaría la violencia rupturista de la RF, la cual destruiría todos los paradigmas del siglo XVIII y, a la vez, por su inmovilismo, representa la condición durativa del fenómeno que se extendería hacia los siglos posteriores en términos de una lucha histórica interminable. Así, la preeminencia de esta explosión en la novela constituye el ingreso a una intensa dinámica de cambios propios de nuestra época , generadora de las inestabilidades que siguen suspendidas sobre la humanidad en la actualidad. Esta inseguridad instalada en nuestra realidad, en parte, deriva de los espacios de libertad abiertos y del rechazo a las concepciones totalitarias que parecen ordenar todo. Vivimos en la muerte nietzscheana de Dios, es decir, más allá de lo religioso, en el fin de los valores absolutos; en la angustia existencial como síntoma de la libertad sartreana; en las provocaciones de la deconstrucción derridiana; en la pérdida de la "primera serenidad" de Altazor; en el sentimiento del "terror de ser" experimentado por este chamán contemporáneo; en la anulación de los conceptos éticos, filosóficos y estéticos, como dice Huidobro: "No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza"[6].

En ESDLL, los esperanzados en la RF y sus decepcionados, viven sus diversas experiencias desplazándose marítimamente. Estos viajes implican los símbolos de la nave y de la navegación, que contienen ideas de fuerza y de seguridad en una travesía difícil. Se trata de imágenes vitales, cuyo centro y dirección corresponde a hombres escogidos. La nave recibe esa energía vital, la ansiedad por la aventura. La apertura de una vasta espiritualidad sintetiza los aspectos primordiales de la existencia. Con el primer viaje de Esteban y Víctor, se inicia la gran travesía de ambos personajes, la cual ya no se detendrá.[7].

El sentido de lo maravilloso en el mundo americano se da —entre otras instancias—, cuando después de la batalla ganada a los ingleses por el control de la Guadalupe, en medio de grandes estragos y muertes en la isla, surge el florecimiento de los limoneros, que simbolizará la renovación incesante de la vida por medio de la Epifanía del árbol.[8].

La figura del árbol ha sido interpretada como la del Cosmos vivo, en regeneración constante. Es el símbolo de la vida, en evolución incesante, siempre en ascenso vertical. Pero, los símbolos en ESDLL pueden asumir usos expresivos diferentes, p. e.; un Árbol de la Libertad, plantado frente a la Casa de Gobierno de Cayena, aparece reseco por falta de riego; lo que destaca la nula correspondencia entre la idea de Libertad y su vigencia en aquella infernal isla de ex_revolucionarios deportados, a pesar una militancia que parece no importar en estos procesos[9].

Sofía contemplará el Mar Caribe aproximándose poéticamente a esta realidad, experiencia que incluye la expresión de una sensibilidad que se desplaza y sobrevuela lo contemplado por medio de fantasías culturales. Aquí aparece con luces propias la propuesta americanista de lo real-maravilloso, según será formulada en El Reino de este Mundo[10]. El mar representará la libertad de la vida recluida de Sofía, será el espacio sin límites en el cual explorar, desde la identidad de su ser que, superada su inicial actitud colonialista, por fin, se afinca en América.

El regreso de Esteban desde Europa, constituye su reencuentro con estas mismas maravillas de su espacio natal. Decepcionado del Magno Acontecimiento europeo, este personaje descubría ahora algo que ya no se sitúa en la megahistoria; sino que en lo fantástico de un suceso natural manifestándose en un pequeño rincón de la tierra americana [11].

La particularidad del nuevo viaje marítimo que emprende Esteban en Le Ami du Peuple, consiste en un ir más allá del mar , en un avanzar hacia el "Océano", el cual por su extensión aparentemente sin fronteras, viene a representar imágenes de indistinción primordial, de indeterminación original. También, lo oceánico contiene la espiritualidad plena, de las Aguas superiores, de la Esencia divina, del Nirvana, del Tao; y el Tao es para el mundo, lo que el mar es para los ríos.[12].

La experiencia de Esteban en aquellas selvas de coral, implican su inmersión en lugares purísimos. En éstos, apenas se advertía el paso de las estaciones, se trataba de un espacio silencioso y religioso donde la vida transcurría de un modo sagrado y secreto. El Paraíso sería la morada de la inmortalidad, el centro inmutable y cordial del mundo, el puente de comunicación entre el Cielo y la Tierra. Esta aspiración al paraíso perdido y universal se orienta hacia aquella flora lujosa, espléndida y sin mancha. Es la recuperación del acceso al Paraíso, cerrado por la caída. Es la restitución del contacto entre Cielo y Tierra: es un estado que busca regresar al Edén, el logro de una vivencia central, desde la cual se puede realizar el ascenso espiritual a lo largo del eje terrestre y celeste[13].

La mitificación paradisíaca de América aparece en otro momento de ESDLL. Es el instante en el cual Esteban se reencuentra con las llamadas "Bocas del Dragón": en ese mismo lugar, Colón vio luchar el Agua dulce y el agua salada, la primera para que no entrase la segunda, y ésta porque la otra no saliese. La presencia simbólica del dragón en el mar americano es relevante: correspondería al severo guardián que tendría que ser eliminado para ingresar a los tesoros ocultos que está allí protegiendo. El símbolo contiene aspectos distintos de un símbolo único, que corresponden al principio activo y demiúrgico: poder divino, "élan espiritual", al decir de Grousset. Es un símbolo celestial: es poder de vida y de sus manifestaciones, vinculadas a las aguas primordiales o al Huevo del mundo, lo que hace del dragón una imagen del Verbo creador. Él derrama sobre nuestras cabezas la abundancia de sus aguas fertilizantes[14].

En esta fértil y vastísima concepción simbólica universal, se da la navegación de Esteban, como la que realizara el Almirante, rumbo a América, vista entonces como la Tierra Prometida. Esta instancia narrativa asume inmensos espacios y temporalidades, relatando la historia remota de una Gran Migración de los Caribes, quienes soñaron, quiméricamente, durante siglos, ingresar al Imperio Maya, lo que no lograrían porque se lo impediría la llegada de los europeos. En este último aspecto, ESDLL podría ser leído como un texto histórico fabulado de la Conquista de América, en el cual los sujetos del referente cobran vida en la poesía de una narración que hace uso de información contextual, dotándola de una dimensión legendaria por medio de una magia lingüística epopéyica en la grandeza de su proyecto literario.

El encuentro del "Paraíso Terrenal", el afincamiento en esta Tierra de Promisión, aparece alabado con gran exaltación en las Cartas de Colón, confundiéndose en éstas los gozos de la disponibilidad áurea y de la salvación espiritual de tantas almas perdidas que habrían estado esperando que los invasores las salvaran. El "Descubridor" no había sido devorado, como los conductores de otras expediciones, por las Bocas del Dragón, las cuales le habrían permitido atravesar el cruce de aguas saladas y dulces, tal como si fuera una señal de bendición divina.

Esteban reflexionaba en la borda del Amazon sobre la perdurabilidad del mito de la Tierra de Promisión, que había ido cambiando de siglo en siglo sus contenidos, manteniéndose siempre la aspiración utópica del encuentro de un Mundo Mejor. El mismo Esteban había partido tras esta misma esperanza hacia Europa y había regresado a su tierra natal, cansado y decepcionado de su búsqueda ("vengo de vivir entre los bárbaros", le había dicho a Sofía al llegar a la casa familiar); reencontrando, sin embargo, en los espacios antillanos, su plenitud vital su unión con la naturaleza, el sentido de su existencia y de su inscripción histórica en Latinoamérica.

Aquella Catedral en explosión perpetua, y la aspiración utópica por un Mundo Mejor, siguen expresando el desafío constante de la humanidad que sigue luchando por su liberación, por la superación del dogmatismo y de la intolerancia aún persistentes en nuestra contemporaneidad. A estas alturas, el pensamiento liberador de nuestra época, en sus diversas manifestaciones, ha ganado la conciencia de una libertad que expone un campo abierto a la creatividad; este mismo vacío posibilita el persistir en la búsqueda de ese Mundo Mejor, objetivo permanente de la humanidad. Plenamente responsables de nuestros destinos como individuos y pueblos surgidos de estas tierras, este tiempo hermoso y confuso -con todas sus negatividades-sigue ofreciendo ríos por descubrir, cimas por alcanzar, posibilidades de constituirnos efectivamente en "sujetos partícipes" de nuestra Historia, nutridos por la energía de una revolución espiritual que debe nacer y desarrollarse dentro de cada uno, será una nueva luz sin sombra alguna sobre el rostro que debe transformar, primero, a la persona, antes de expandir su voz hacia la comunidad . Libres de fundamentalismos , sólo involucrados con la inextinguible vida de las raíces histórico-culturales latinoamericanas, seguimos buscando esa Tierra de Promisión , que no es un lugar físico como lo soñaran los antiguos, sino que un espacio mental y social donde el hombre nuevo --proclamado en vano por todas las revoluciones del mundo-- podrá transitar un día, tranquilo, sereno, en paz con sus iguales.



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NOTAS

[1].- Alejo Carpentier, El siglo de las luces (1970). Aquí se ha usado la tercera edición de la obra, México: Siglo veintiuno Editores, 1990.

[2].- Wolfgang Iser, "El proceso de lectura: un enfoque fenomenológico." En Jofré y Blanco, Para leer al lector, Santiago: Universitaria, 1989, p. 33.

[3].- Carl G. Jung y otros, El Hombre Y Sus Símbolos, Madrid: Aguilar, 1966.

[4].- Alejo Carpentier, op cit., p. 25.

[5].- Al redactar estas líneas, daba por ficticio este cuadro: una invención necesaria del narrador para representar una época. Sin embargo, hojeando por casualidad un libro que nunca había podido leer, hallé ese cuadro como ilustración de una tematización diferente al propuesto en la novela y en esta ponencia: la captación de un instante de tiempo de forma tan exacta como una cámara fotográfica rápida . V. J. B. Priestley, El Hombre Y El Tiempo, Madrid: Aguilar, 1966, p. 79. (FD) Conzett & Huber, Zurich., según p. 318. .

[6].- V. Huidobro, ALTAZOR, en Obras Completas, Santiago: Zig-Zag,1964, pp.368-369.

[7].- Sobre el simbolismo de la nave y de la navegación, véase el Dictionnaire Des Symboles, de Jean Chevalier Alain Gheerbrant. Aquí se ha utilizado la versión en portugués de esta obra: Dicionário De Símbolos, Río de Janeiro: Editora José Olympio J.O., 1989, pp. 632-633.

[8].- Carpentier, ob cit, p. 177. Sobre el vasto y rico simbolismo del "árbol", V. J. Chevalier Alain G., ob cit , pp. 84-90.

[9].- Carpentier, ob cit, p. 256.

[10].- V. A. Carpentier, prólogo a El reino de este mundo Argentina /Chile: Orbe, 1972, pp. 7/14.

[11].- Carpentier, ESDLL, ob cit, p. 197.

[12].- J. Chevalier Alain G., ob cit , p. 650.

[13].- Ibid., pp. 214/215.

[14].- Ibid., pp. 684 / 686.

 


 



 

 

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