Proyecto Patrimonio - 2019 | index   | Alberto Cecereu  |  Gonzalo Rojas Canouet      |  Autores |
        
          
          
          
        
          
          
          
        
         
        
        
        
        ESCUCHO VOCES!!!:
 
          PRESENTACIÓN DEL LIBRO EL DELIRIO DE ALBERTO CECEREU
        
          Gonzalo  Rojas Canouet
          
            
            
            
        
          
            
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          En la página 35 del  libro El delirio (2019), la voz dice  lo siguiente, que es una parte fundamental de este libro, la contracción del  lenguaje desde imágenes devenidas desde los artículos y los adjetivos:
        
        
          
              El poeta se  arrodilla y ora:
                  Tú eres la  Santa Marta de los Prostíbulos, diadema de los
                  espectáculos  que te reaparecen en los circos de magia
                  de los  hombres atléticos desnudos y chorreados con la
                  inmensidad de  las ondas galácticas, y los caballos de
                  plata y las  series de la cinematografía.
                  Diáfana hasta  la negritud de las orgías, esas que provocan
                  que nazcan  las ángeles nubias en los arcos del inicio del
                  paraíso de  los cantos que provocan el caos de la anarquía
                  prioritaria  de los pensamientos azules.
                  Santa Marta  de los genitales morados que desfilan en el
                  nacimiento de  Elizabeth Ann Short, y aunque te quiera
                  recitar las  canciones del nuevo amor, es inevitable la
                  masacre de tu  cuerpo. Martita telúrica, asesina viral,
                  fanática de  los videos de internet, momificadora de la
                  pornografía.
                  Santa  Martita, tetona jugosa, bisexual escondida, elevamos
                  el canto de  todos los nuestros, de toda la comunidad
                  escondida  elevada: exaltada: fundadora: rascacielos.
                  REPITAN  CONMIGO: RUEGA POR NOSOTROS SANTA MADRE DE DIOS,
                  PARA QUE  SEAMOS DIGNOS DE ALCANZAR LAS PROMESAS DE
                  NUESTRO SEÑOR  JESUCRISTO.
                  AMÉN.
            
          
        
        
          PRIMERA  PERSONA
          Después de leer el libro de Alberto,  pensé en mi propio delirio. Más bien el delirio enfrentado a la locura. Pienso  en mi locura como alucinaciones. Principalmente, siempre ha sido con el otro.  Nunca he tenido experiencias delirantes desde sí. Mi locura no ha sido  inmanente, ha sido, reitero, siempre con otro, personas queridas o destellos de  personas que he querido. Son recuerdos que tengo. El abuso de mi memoria me  hace recordar y olvidar a la vez. Las organizaré como primera persona:
        
          1.- En  el año 98, anduve en La Paz, Bolivia, finalizado de una polola de ese tiempo.  La estaba pasando pésimo. También debía volver pronto ya que estaba recién  titulado de profe de Castellano y necesitaba encontrar pega y mi segunda mamá,  la Nina, estaba con un cáncer terminal. Quizás por lo anterior, por la lejanía,  por la altura del lugar, es cuando bajé por una calle principal hacia la  catedral de La Paz y comencé tranquilamente a observar que todas las mujeres  que circundaban por mi radio visual tenían el rostro de aquella polola de ese  tiempo. No fue “poético” ni mucho menos. Fue horroroso. Esa alucinación duró  una eternidad. No me inquieté. Horroroso fue porque no terminaba el proceso  alucinatorio. No habían drogas ni alcohol que dieran el impulso. En fin, no  grité, pero creo haber estado detenido en todo ese momento.
          2.- En  noviembre de 2013 murió mi papá. A los meses de su ausencia, seguía en blanco.  Como que nada me turbaba. Andaba como un robot. Nada me causaba pena ni  alegría, quizás como mecanismo de defensa para no explotar. Recuerdo que no  descansé de nada. Voluntariamente quise seguir haciendo clases en las dos  universidades que actualmente trabajo. Mis jefes de daban cheque en blanco para  no trabajar. En esa rutina diaria, salía de una universidad a otra, de Plaza  Italia al barrio Brasil. Todo esto, los que saben, un profe como yo lo hace  corriendo contra el tiempo. Caminé corriendo, cruzo una pequeña plaza y había  un caballero sentado en una banca. Fue ver a mi padre. Fue mi padre por ese  rato y me acerqué y lo miré como miran los perros chicos un sonido raro.  Exploté en llanto que duró hasta  la  última cuadra antes de llegar a hacer clases. El caballero en cuestión no sé si  se parecía o no a mi padre. Lo aluciné debido a un estado de constante angustia  que le estuve sacando el cuerpo. Creo que haber llorado diez minutos de  corrido, pero bien llorado. Hace unas semanas me ocurrió algo similar cuando  subí a una micro y vi a un caballero parecido a Leonidas Morales. Me dolió su  muerte. Fue como un papá académico conmigo. Los que lo conocieron podrían decir  que nunca fue un profesor cariñoso o algo por el estilo, al contrario, su rigor  creaba distancias. Agregando un trato campechano, algo así como una pedagogía  bruta del campo... conmigo, reitero, fue muy buena onda. Ni cariñoso ni mandón.  Anécdotas  con él tengo por montones,  pero no es el caso.
          3.- En  el año 2017, conocí a Fer. Mi tiempo giró fuertemente alrededor de ella. Le  debo y me debo un libro de todo ese tiempo inicial. En ese tiempo llegaba de mi  casa de Puente Alto, tomaba un café rápido y partía a verla a Lo Barnechea. Así  eran todos los días. Un día se enojó conmigo y no me quiso ver. Me devolví a mi  casa en metro. En el reflejo de las ventanas la veía una y otra vez. No fue una  experiencia angustiante, al contrario, me alegró verla así en gran parte del  trayecto. Como dije, le debo y me debo un libro de todo ese tiempo. Será un  libro hecho caminando, en auto cruzando casi todo Santiago, en Whatsapp, de  estridencias, silencios y mucha complicidad. Esa alucinación fue un vértigo. Un  estado sicótico. 
        
        El resto de mi insania mental va de la mano con eventos maniáticos que  mis cercanos deben estar subiendo las cejas si leen o escuchan esto.  Temperamento maniático que me genera   conductas que van desde lo Asperger hasta la euforia.
        
        SEGUNDA PERSONA
          Los poemas de Cecereu están hechos  con corriente alterna. Por un lado, se fulmina una palabra con otra, creando un  verso; de ahí la secuencia con las estrofas y los poemas en su totalidad. Cada  verso es un destello de delirios. Creo que el delirio mayor no está dicho en  este libro. El mezquino acto de habla es la forma que adquiere una voz para  relatarnos algo. Ese hecho, en este libro, es parcial. Sus voces insertas en el  lenguaje que no pueden ir al delirio fundamental. Entonces qué sucede en este  libro: es un recorrido de voces en proclamaciones de locura, transformada en  palabras. El delirio es la galería paranoide. Sus voces sin dueños, voces locas  que hablan con Alberto:
        
        
          
             “Cecereu
              Piensa  ahí
              Como  los adoloridos,
              Sí
              Como
              Los
              Adoloridos”  (43).
            
          
        
         Intuyo que todas las voces de este  libro son las voces que salvaron a Alberto. Se transformaron en palabras.  Quizás Alberto con eso sanó, vaya uno a saber eso. Más  que un libro, es la  sanación de algo oscuramente escondido. Por lo tanto, este delirio es la espuma  de su cerebro y de su corazón. Emergió para traer un libro. Es y fue un acto de  transmutación. De limpieza de ser en las palabras.
que un libro, es la  sanación de algo oscuramente escondido. Por lo tanto, este delirio es la espuma  de su cerebro y de su corazón. Emergió para traer un libro. Es y fue un acto de  transmutación. De limpieza de ser en las palabras.
         Cada poema o nota aclaratoria es  parte de un modo de hablar; la corriente de la conciencia se expone el dolor,  los excesos, el mesianismo y las pulsiones sexuales. De tal modo que las  expresiones quedan acuñadas como soliloquios de un poeta envenenado por dentro  y que habla como acto de catarsis. Donnie Siegel es su alter ego.
         Desde esa corriente de la  conciencia, nace un modo de expresión, una estilística podríamos decir: la  mayoría de los versos están en un estado de contracción. Esto es: se funden los  sustantivos con los adjetivos de un modo dislocado. Es la arquitectura  lingüística del delirio. Esa contracción es como si fuese los sustantivos  uniéndose con los adjetivos, como crujidos cerebrales. Charly García diría  calambres en el alma. Es el habla del loco: “Júpiter danzó en la pupila de mi cerebro” es el verso que más  representa lo que digo.
         Me hubiese gustado más locura y  delirio en este libro. Que Cecereu y Donnie Siegel y todas las voces se  saturasen. Que el CLAP CLAP del cerebro se hubiese fundido hasta el silencio  bullicioso, el cual hace despedirte de este mundo. Tal como hizo Sid Barret con  su canción Jugband Blues:
        
        
          
             “Y el mar no es verde
              Y amo a la reina
              Y qué es exactamente un  sueño
              Y qué es exactamente una  broma”
            
          
        
         Me imagino que en los siguientes  libros nuestro poeta Cecereu atenderá a lo que digo. Se volverá más loco, sus  voces le dirán más cosas que ahora y lo transformará en poema de bello delirio.  Esa será su tarea, iluminar con otros poemas este libro que ya es futuro. Sus  versos correrán por su propia cuenta. Cecereu los tomará y los ordenará. Será  un editor cerebral de sus voces. Y cuando le dé el último punto final a cada  poema, con un ojo llorará y con el otro sonreirá.
         Finalmente, dejo un fragmento ad-hoc  para lo dicho. La sutura de Gonzalo  Rojas:
        
        
          
             “vuélele paloma casi en  mexicano,
              No le transe a la depre,
              Báñese en alquimia  espontánea,
              Tire la fármaca a la  basura,
              Eso engorda,
              Déjese de drogas
              De analistas, de  concupiscencia nicotínica,
              Y si está loca, vuélvase  más loca,
              Baile en pelotas como la  muerte,
              Apréndale a la tierra  que baila así”.
             
             
            
            Durante la presentación
              Sofía Miranda, Gonzalo Rojas Canouet, el autor y Pablo Lacroix
            Academia de Humanismo Cristiano, 9 de Octubre 2019