A veces hay que pensar a los perros como el animal que recurre a la más hermosa traición. Cuando está en libertad olvida el pacto con lo humano y dirige el colmillo a la carne del transeúnte, vigila esquinas que suelen pertenecerle por insistencia frente a la precariedad y abre en la noche un aullido sangrante como lo es el libro de Alexander Correa; Las Cachorras y al igual que cachorras puestas a la deriva en una calle problemática y oscura, las palabras o ladridos que aún no logran ser modulados, se convierten en una performance del imitar el deambular de los cuerpos en plazas públicas que se arropan en la estrategia animal de Correa. Su modus canino es contagiar a la figura del perro con una rabia a través del castellano. Sonidos varios que retumban con un impacto más profundo que el asfalto de la ciudad que intenta civilizarlo todo.
En estas calles comunes los clasificados como no personas, los inmigrantes ilegales, locos, pobres, desposeídos, las trabajadoras sexuales, las personas trans, los drogadictos, entre otros, son mordidos por la ira del ladrido primigenio que inicia con una cercanía estética a una rabia incubada en los 80´s. Genera un diálogo con Diamela Eltit, una escritora envuelta en el ladrido y su complejidad sonora, las nacidas bajo esa estirpe están destinadas a buscar los pasos del animal de la palabra que habita una perra lumpen, una Lumperrica.
Al recorrer este coro de colmillos y babas, vamos transformando al animal en un artefacto que interroga la representación y se hace un recurso de reordenamiento de cuerpos más allá de la palabra para un efecto de quiebre en el imaginario del lector a quién en su primera lengua probablemente esta cachorra que escribe con la ira de las patas va a traicionar. Entonces enseñamos al perro a hablar, pero en los términos del amor callejero entre mordisco y pan seco, entre sobras de versos que nos entregan el insumo hasta engordar la panza de un animal de la letra.
Para las poéticas de Alexander Correa el desenfrenado lenguaje del animal es la manera más profunda y honesta de articular la necesidad del corte con lo humano para adentrarse en nuevas búsquedas. La animalidad se propone como un instrumento para resolver problemáticas que enlazan laberintos de una lengua que nos ha sido dada por medio de la violencia y la sangre desde la mordida colonial.
Los animales y sus nombres desbordan los territorios. Estos nexos de perros en diversos contextos escriturales-sociales nos hacen pensar en la estrategia de la animalidad nombrándose a sí misma como perra en tránsito, el hablante lírico feminiza además de animalizar este artefacto. Le entrega características de lo humano, generan el cruce y la cruza se hace lengua de perro, que áspera y babosa interactúa con los espacios de la urbe. Cuando escribe “mi devenir perra echa cuentas/ cuantos hombres he derrocado/ en mi criadero interior/ mis cachorras son la histeria”. Este poder de transitar las calles que propone Correa internaliza de manera acertada los obstáculos del poder dentro del humano y este animal con características humanizadas que es el perro, lo muestra tanto en la mansedumbre, como en el peligro de la cólera.
Siempre se piensa o acepta como un hecho irrefutable la fidelidad del perro. Sin embargo, Correa en Las Cachorras, intenta la traición a través del aullido de léxico que se tuerce como la lengua de los perros al beber agua. A través de la mordida, la sarna, la enfermedad, se transforma en esos otros cuerpos, en los vagabundos, en los sidosos, en los adictos a la pasta base, esos son los espacios que este perro/humano/ciudad interna en las costillas de su hambruna por derrocar un poder que no puede morder, pero si habita su lengua diciendo “recuerda la noche en la que por el hocico no dejabas de levar/ porque como designio/ fuiste capaz de hincarle el colmillo a tu propia lengua”. El diálogo en el tránsito animal en la urbe de las cachorras es incesante, esas cachorras son incluso las voces de otras poetas como reafirma en los versos “ para que exista un realce en cada una de esas historias/ mis escritoras/ heroínas/ matrióticas suicidas/ cada una muere y renace en mí/ pienso que algo de culpa tiene el humo en boca/ obsesioné la puesta ocular en todas esas formas mujeriles de fumar y dejar manchado el filtro/ demarcar en rojo las colillas de cualquier otra cigarilla/ que entienda mi rastro/ el registro/ mi rito/ lo que quise entender/ como una menstruación” El cuerpo deviene en más de una cosa, incluso en el acto de fumar de manera amanerada, Correa presenta y problematiza una disidencia desde la sexualidad que cruza otra y no se deja intervenir por lo masculino en la escritura, hace de la voz perruna mujeril un encuentro con una cruza nueva.
Hay que pensar en los perros que muerden en la calle traicioneros y débiles, dilucidar que podríamos morir de rabia con el leve impacto de la saliva en nuestra sangre y que incluso ahí estamos creando agencia en el teatro de pensarse habitante en la salvaje ciudad donde la nueva raza es ese acople que se está gestando y en esa gestación de resistencia Correa dice “cansada de ti/ cansado de atrapar perros/ con una mano/ y tatuarles al pellejo/ nombres inventados” La nueva raza aún no tiene nombre como sus formas absurdas y barrocas, aún no descubren una palabra que contenga su sentir, por ende se desborda en cuerpos que procesan estas hablas en construcción, gestionan su salida hacia la plaza pública vestida de las voces de antiguas mujeres que en algún minuto se les gritó perras.
Alexander Correa(San Miguel, Santiago de Chile, 1991)
Poeta, Bibliotecario Documentalista de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM). Aparece antologado en “Versos/diversos” (El perro y la rana 2010), “Ó” (Erizo editorial, 2011) y HALO “19 poetas chilenos nacidos en los 90” (Jc. Sáez Editor 2014). Ha recibido los premios Roberto Bolaño y el premio Municipal Juegos Gabriela Mistral. Publicó de manera independiente y autogestionada la plaquette “Lud mía” (2011), junto a la poeta Angélica Panes, “ARIEL o los ecos en mi garganta” (Proyecto Editorial Itinerante 2012) y “las cachorras” (Libros del perro negro, 2017). El año 2021 fue becario de la Fundación Neruda y actualmente trabaja en su poemario “Colmenar"
Poeta, Artista visual y Performer Mapuche Huilliche. Premio de Arte y Cultura Región de los Lagos 2017. Beca Creación Literaria 2020. Artista residente en la ciudad de Valdivia. Autor de Factory 2016 (poesía) y La edad de los árboles 2017 (narrativa y nuevos medios) Cuenta con una amplia extensión de su trabajo a nivel internacional, en países como Argentina, Perú, Ecuador, Cuba, Bolivia, Costa Rica, España y gran parte de Chile. Su obra e investigaciones artísticas contienen una propuesta estética y política que desafía los parámetros de su territorio configurando un cuerpo mapuche en expansión. Participa activamente como editor y tallerista en proyectos de educación artística. Cuenta con publicaciones en diversas revistas literarias, antologías de narrativa, poesía a nivel nacional y latinoamericano.
Poemas
nuestro cuerpo sostiene
la suciedad de la plaza
carga desarrapada
que antecede a todo presagio
como si a la hora de mamar
por nuestro hedor
llegásemos últimos
al juego que nos dejó
fuera de la alineación
diez tetas que es el número
de bestias que una perra
puede alimentar
pero aquí fueron once golpes
que atentaron como analogía
el estado nos impidió
mamar a destajo
una de las hembras recurrió
al recicle de la sangre
instinto que la matria transmite
por herencia, rito de sangre
que entre ellas resiste
se subleva
¿te das cuenta de cómo el rito se allega a este pasaje como una estrategia?
la lumbrera resiste
al frío de la plaza
frío interior que retumba
en los huesos
retener el hambre
aceite hirviendo
que asume su mano al fuego
cómo hace la escritura para evadir
la ciudad en pesares
y yo infectada por completo
nuestro cuerpo
el cemento
tránsito
enciendo los basurales
nos tomamos la plaza
y nadie se dio cuenta
cuándo echamos a volar
nuestras armas
ante la necesidad de pertenecer a sus apruebos
sonreímos para disimular el colmillo
asolapado siempre la mandíbula de la bestia
ha de desconfiar en la humanidad
por mera resistencia
en la verticalidad de la plaza de armas
la bestialidad de aquellos cuerpos
solo pecaron de transeúntes
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Traicionar la lengua, morder con rabia la mano del amo.
Presentación de “las cachorras” de Alexander Correa.
(libros del perro negro, 2017)
Por Kütral Vargas Huaiquimilla