LA POESIA DE GUILLERMO RIVERA, POETA DE VALPARAISO
Por Aristóteles España
En su obra “Tractatus”, Ludwig Wittgenstein, dice que “el mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas”. También plantea que “el hecho es, el darse efectivo de estados de cosas, mientras que dicho estado es una “conexión de objetos. En consecuencia, el mundo será la totalidad del darse efectivo de conexiones entre objetos”.
El poeta de Valparaíso, Chile, Guillermo Rivera (Valparaíso,1958), en su libro “Tractatus y otros poemas” construye un imaginario hurgando en las misteriosas y desdichadas metáforas del viento de la memoria. Es decir, el resultado de cosas que a lo largo y ancho de su vida va acumulando: alegorías, sueños, visiones esperpénticas de un espacio cuyas formas de relación son los sentimientos, y distintas conexiones entre su pasado, su vida actual y la geografía de las apariciones y desapariciones de Armando Rivera, la Virgen de Villa Alemana, su hermana Ximena, los amigos, amigas, novias que suben y bajan de sus árboles personales.
De fondo, el exilio en Estocolmo con sus calles llenas de nieve, la plaza Echaurren de Valparaíso, con sus callejuelas y puestos de comercio y las campanas y los bares llenos de mendigos, poetas, arlequines, estudiantes de teatro, música, pintura, que pululan en busca de un mundo perdido.
“Ahí estaba esperando una señal cuando los pájaros se movieron”, dice el poeta, aguardando el tren hacia el País de Nunca Jamás, con sus muertos a cuestas y los recodos y laberintos de la historia más reciente de nuestro país.
El poeta Guillermo Rivera indaga en la filosofía de Wittgenstein a partir de un proyecto conmovedor y de una claridad poética que muy pocos autores chilenos de su generación han logrado.
Su dominio del lenguaje y de los escenarios donde transitan sus hablantes constituyen una maravillosa experiencia literaria.
Rivera logra una atmósfera de tensión y melancolía que nos recuerda a Enrique Lihn y Rolando Cárdenas y los entornos del filósofo francés Pilles Deleuze, autor de “Capitalismo y esquizofrenia” y de la célebre declaración donde señala que “lo que define a un sistema político es el camino por el que su sociedad ha transitado”.
El poeta Juan Cameron dice en el prólogo que este texto es un “tratado de iniciación y que existe un intento verdadero de alcanzar la otra orilla, la del Logos y convertir en cántico esa fenomenal nostalgia de no ser dioses”.
Poesía dentro de la poesía. El corpus total está compuesto con una arquitectura de fotogramas, increíbles fragmentos de un tiempo que fue, donde el poeta juega a ser un duende que camina entre bosques y ríos virgilianos para intentar descifrarnos los paisajes que habitamos a cuestas en remotas ciudades o pueblos perdidos como lo hacía Jorge Teillier y lo sigue haciendo Gonzalo Rojas desde el relámpago.
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Guillermo Rivera nació en Valparaíso el 30 de diciembre de 1958. Fue editor de la revista “Intento”, Viña del Mar. Finalista del concurso de cuentos “Juan Rulfo” de Radio Francia, Internacional, 1997. El año 2005 obtuvo la Beca de Fomento del Libro del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. El año 2007 obtuvo el Premio del Consejo del Libro a la Mejor Obra Inédita en Poesía. El 2008 se le entrega la Beca de Escritores Profesionales por el Consejo Nacional del Libro de Chile. Estuvo exiliado en Estocolmo entre 1986 y 1993. Actualmente trabaja como guionista de cortometrajes en Valparaíso.