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SAN
ROMAN DE LA LLANURA
Por
Aristóteles España
Pavel Oyarzún
(Punta Arenas, 1959), es uno de los más importantes escritores chilenos
de su generación. Vive en Punta Arenas y visitó Santiago invitado
a la Feria Internacional del Libro para presentar su novela "San Román
de la Llanura", (Lom Ediciones, Santiago, 2006) obra ganadora del Concurso
de Mejores Obras Literarias de Chile 2005, organizado por el
Consejo Nacional de Libro y la Lectura de nuestro país.
El texto
es parte de una trilogía -según ha explicado el autor- de temas
relacionados con la Patagonia que inició con "Los pasos del diablo".
(Lom Ediciones, Santiago, 2004).
El poeta venía de su pueblo imaginario,
su Macondo magallánico, impregnado aún de lluvia, nieve, olor a
ovejas, vacunos, caballos, árboles, todo lo que existe en San Román
de la Llanura donde el autor juega con el tiempo y revive gestas heroicas
con un trasfondo ideológico donde toma partido por los desposeídos
y la literatura, al crear una historia de amor, pasión y muerte como en
los grandes películas y en las grandes novelas de la historia.
San
Román de la Llanura es un pueblo inventado por el novelista, ubicado
a 200 kilómetros de Punta Arenas y cuyo cacique local es Maximiliano Meléndez,
hacendado prototipo de los que habitaron esas comarcas a comienzos del siglo XX.
Un joven periodista de Valparaíso tiene el encargo de escribir la biografía
de este personaje y allí comienza una de las más fascinantes historias
de la narrativa del sur del mundo.
Pavel Oyarzún es un artista cabal.
Formado en las lecturas de los clásicos es, sin duda, el heredero de Francisco
Coloane, al cual admira con profundidad. Por sus venas y la forma de verbalizar
mundos y sueños, se escuchan los sonidos de la geografía humana
en medio de la tempestad, del aire de Lacolet, del ladrido de los perros y la
soledad que el autor reiventa a cada rato, para que no desaparezca en medio de
la pampa, convertida en un oasis donde hay un pueblo perdido, que se transforma
en una metáfora de la sobrevivencia y las pequeñas epopeyas que
dan sentido a la existencia en lugares apartados de la civilización humana.
Las
tres historias del relato son manejadas con destreza. Todo está en el lugar
que corresponde y los delirios y agudezas de los personajes son absorbidos por
otro gran personaje de fondo: la historia magallánica. Desconocida aún
por el resto del mundo, este libro permite ir ahondando en los paisajes humanos,
naturales, sicológicos de esas vastedades que cantó el vate Rolando
Cárdenas, fundador de la Patagonia como Espacio Poético en la literatura
chilena contemporánea.
Nos encontramos con Pavel Oyarzún
en la Biblioteca Nacional de Santiago, momentos antes de que partiera al aeropuerto
y de allí a Punta Arenas, en el mes de octubre de este año. Recordamos
los tiempos de la antología de poesía patagónica emergente,
realizada por él y Juan Magal, cuya asertividad es cada día más
valorada en el mundo literario de nuestro país, la edición de la
Segunda Etapa de la revista de poesía La Pata de Liebre en los años
90 durante nuestra residencia en la zona y las memorables jornadas de las Escuelas
de Verano para Talentos Artísticos organizadas por el municipio local durante
la gestión edilicia del alcalde Carlos González Jacksic en 1993
y 1994, donde el escritor dictó sus primeros cursos de narrativa a decenas
de jóvenes puntarenenses y estudiantes universitarios de paso durante el
verano por la ciudad.
Pavel Oyarzún nació en Punta Arenas
el 3 de febrero de 1963. Autor de "La cacería" (1989); "La
jauría desquiciada" (1993); "La luna no tiene luz propia"
(1994); "Antología insurgente, la nueva poesía magallánica"
(1998); "Patagonia, la memoria y el viento" (1999); "In memoriam"
(2002); "El paso del diablo" (2004).