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CON TEILLIER EN
LA MEMORIA
Por Aristóteles España
Conocimos a Jorge Teillier en el verano de 1980.
Junto a Luis Aravena(hoy radicado en Canadá) y el novelista
Ramón Díaz Eterovic nos encaminamos al ya mítico
bar La Unión Chica
en Santiagoy procedimos a esperarlo. Un par de semanas antes habíamos
conocido a Rolando Cárdenas y a Francisco Coloane.
El autor de "Muertes y maravillas" y "El
árbol de la memoria" llegó puntual al mediodía
y nació allí una amistad que se prolongó hasta
su fallecimiento en abril de 1996.
Dotado de un talento único era un especialista en cosas inútiles,
como le gustaba denominarse.
Este mes se cumplen 8 años de su partida y la fuerza del mito
a su persona y obra es cada día más grande.
Teillier retrató como nadie la soledad, los recuerdos de infancia,
los pueblos perdidos, el lar de La Frontera, los trenes, los bosques,
la lluvia, el poeta como sobreviviente de un paraíso perdido,
el sur de Chile con todas sus características.
Fundador e ideólogo de la Poesía de los Lares, fundamenta
su posición estética en el prólogo a su libro
antológico editado en 1971 por editorial universitaria. El
poeta había realizado una síntesis incorporando elementos
de la tradición literaria nórdica y en la atmósfera
que rodea la construcción de sus textos se advierte su admiración
por Rilke, Knut Hamsum, S. Lagerlof, Georg Tralk, Poe, Francis James,
Milosz, Alain Fournier. Ignacio Valente al analizar la poética
teilleriana dice que "la poesía de los lares es una trasposición
de mundos y universos eslavos y germánicos sobre la experiencia
nativa del sur chileno".
Jaime Valdivieso señala en su artículo "La
otra realidad de Jorge Teillier" publicado por la revista "Trilce"
de Concepción (Junio de 1997) que "algunos poemas de Jorge
me recuerdan a los poetas chinos de la dinastía Tang, Li Po,
Du Fu, Bo Juyi por la serenidad y autocomplacencia ante una realidad
que se detiene y se vuelve poesía por el sólo ángulo
desde la cual se contempla. Sus poemas han configurado una filosofía
de la existencia, como en todo gran poeta, una manera de jerarquizar
y transmitir valores sensoriales, espirituales y éticos que
dan sentido y organizan la vida"
Con Jorge Teillier solíamos caminar por el centro de Santiago,
recorrer librerías de libros usados y coleccionábamos
primeras ediciones de Pezoa Véliz, Neruda, De Rocka, Huidobro,
originales de Teófilo Cid, Samuel Donoso, Carlos De Rocka,
Héctor Barreto y muchos más.
Buena parte de nuestro tiempo también lo dedicábamos
a recorrer bares donde otrora se reunían intelectuales y artistas
como el Isla de Pascua, el Cucú, el Patito,
el Parrón, La Fuente, el Nacional, y todos
los sábados de los comienzos de los ochenta nos encontrábamos
en las tertulias de la Editorial Nascimento, lugar presidido por Oreste
Plath y donde coincidíamos a veces con Juan Cameron, Nelly
Cid, Martín Cerda, Stella Díaz Varín, Braulio
Arenas, Alfonso Calderón, Gonzalo Rojas, Miguel Arteche., Enrique
Lafourcade, Isabel Velasco, Yolanda Lagos, Floridor Pérez,
Jaime Quezada.
Extrañamos su pasión por la poesía, la forma
de relacionarse con sus mundos literarios y su compromiso con la palabra.
Contemporáneo de Enrique Lihn, Efraín Barquero,
su obra sigue creciendo con el tiempo, especialmente en las nuevas
generaciones de poetas latinoamericanos quienes ven en él a
un auténtico artista, comprometido con su tiempo y con la historia.