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ELECCIONES EN SECH: ACLARACIÓN NECESARIA

Alejandro Lavquén
http://alavquen.blogspot.com
Santiago, abril 08/ 2010

 

Con motivo de las próximas elecciones de directorio de la Sociedad de Escritores de Chile (SECh), y los rumores de que apoyaría a determinados candidatos, he considerado necesario declarar públicamente lo siguiente:

1.      No tengo ninguna intención de ir a votar en las próximas elecciones de SECh y menos dar mi apoyo a candidato alguno. No me interesa, en lo más mínimo, participar en el proceso eleccionario de una entidad carcomida por las irregularidades administrativas y financieras. Irregularidades que el actual directorio, presidido por Reynaldo Lacámara, ha omitido aclarar, resolver y sancionar. Incluso teniendo la evidencia a la vista.

2.      No dudo que, entre los posibles nuevos candidatos (desconozco quiénes oficialmente lo son), podría haber personas bien intencionadas y poseedoras de la transparencia que el actual directorio no ha tenido. Pero, de ser el caso, poco podrían hacer, si resultan electas, dentro de un directorio donde la mayoría esté integrada por actuales directores que vayan a la reelección, o por escritores ligados con éstos, en especial con el presidente. Como un acto de pudor, ningún integrante del actual directorio debería ser candidato en las próximas elecciones. Ni ellos ni los que han avalado, de distinta manera, su magro desempeño.

3.      Hace casi dos años que no asisto a la Casa del Escritor ni participo en sus actividades. Mientras lo hice denuncié claramente, y con firmeza, las irregularidades cada vez que las hubo. Hacerlo me costó una querella por injurias, en el año 2007, interpuesta por el presidente Reynaldo Lacámara, que finalmente perdió tras concluir el juicio oral. El fallo a mi favor es público y puede ser solicitado, en los tribunales, por quien lo desee leer. Cada denuncia que realicé fue cara a cara, y cuando lo hice por escrito las firmé con mi nombre, como lo pueden corroborar en los medios de prensa que las publicaron. De hecho, ante la desidia del directorio de SECh, para enfrentar las irregularidades, presenté una solicitud de fiscalización a los organismos estatales pertinentes tal como la ley lo permite.

4.      En relación a las difamaciones en mi contra, gestadas desde coloridas imaginaciones, con la intención de usarlas para distraer la atención de los socios del tema de las irregularidades, provienen de un grupúsculo de escritores que conforman el séquito de Lacámara. Personas escabrosamente diletantes, que confunden hacer literatura con hacer vida social alrededor de la literatura. Personas sin credibilidad e irrelevantes dentro de la comunidad literaria chilena.

5.      Mi actitud frente a las irregularidades detectadas en SECh me ha traído una serie de amenazas, veladas las mayores y abiertas las menos. Hasta ahora mis reacciones han sido prudentes y serenas. Me he limitado a escuchar o leer sin darles mayor importancia. Lamentablemente algunos han entendido esto como un acto de temor y no como una actitud civilizada y pacífica. Pues bien, no le temo a nada ni a nadie, y fastidiado de tanta mitomanía, asumiré ante cualquier otra amenaza o provocación, del tipo que sea, y de quien venga,  mi derecho, como establece la ley, a la defensa propia y de acuerdo a las circunstancias, utilizando los medios –físicos y jurídicos- proporcionales a la agresión. La paciencia tiene sus límites.

6.      Me alejé de SECh y sus habitúes, como explico en el párrafo tres, y puse los antecedentes de las irregularidades, con el apoyo del presidente de la filial de Magallanes, Dinko Pavlov, en manos de la ley. Punto. Hice lo que tenía que hacer y no me arrepiento en lo absoluto. No me interesa participar en SECh ni relacionarme con el 90 % de quienes hoy pululan entre sus pasillos. Ellos no representan mi concepto de amistad, sociabilidad y trabajo gremial. Mi quehacer se concentra en la literatura y el periodismo cultural, como queda demostrado en los medios de comunicación en los cuales escribo. La mala intención, la chimuchina, el chismorreo y la faramalla son cuestiones ajenas a mi manera de relacionarme en comunidad.

7.      Actualmente, SECh –y el directorio presidido por Lacámara- no representa a la inmensa mayoría de los escritores chilenos. Debería llamarse Sociedad de Escritores de Santiago y no de Chile. Pues la relación con las filiales no pasa de una mera formalidad. Y las irregularidades continúan. SECh, desde el año 2005 en adelante, sólo ha servido –salvo breves instantes de luz- para albergar la mediocridad directiva y servir de plataforma a una serie de situaciones turbias. Los verdaderos escritores, los de oficio (no los megalómanos, mesiánicos, bravucones y trepadores) lejos están de ser representados por un presidente y un directorio donde se enseñorea la inconsistencia, la ignorancia, la autocomplacencia y el ditirambo institucional rasca.

8.      En consecuencia, reitero que nada me relaciona con las próximas elecciones de SECh, ni con sus actividades. Tampoco he firmado ni firmaré listas de apoyo a ningún candidato.

 

 

 

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