LOS LIBROS
Por Alejandro Lavquén
El cuaderno de Maya (Editorial Sudamericana). Último libro de Isabel Allende, escritora galardonada con el Premio Nacional de Literatura 2010. Allende es una de las escritoras más vendidas en el mundo y está traducida a varias lenguas, por lo que cada vez que aparece alguno de sus libros sus seguidores –y sus detractores- permanecen expectantes ante la novedad. Esta vez nos entrega una novela protagonizada por Maya Vidal, una joven de diecinueve años que viaja desde Estados Unidos al archipiélago de Chiloé, en Chile, donde se reencuentra con sus raíces. Maya porta un cuaderno, regalo de su abuela, que le servirá para ser utilizado como un diario de vida, allí la joven lleva al dedillo su bitácora de vicios, afectos, asombros e interrogantes. Su abuela es el vínculo de Maya con Chile, pues la anciana –según escribe la protagonista- “en 1974, en Chile murió su primer marido, Felipe Vidal, unos meses después del golpe militar que derrocó al gobierno socialista de Salvador Allende e instauró una dictadura militar en el país. Al encontrarse viuda, ella decidió que no quería vivir bajo un régimen de opresión y emigró a Canadá con su hijo Andrés, mi papá”.
Como ya es tradicional, Isabel Allende incluye en El cuaderno de Maya toda la gama de sentimientos que requieren este tipo de relatos. Nos encontramos con el monólogo interior, las relaciones amorosas, la amistad, la adolescencia y sus síntomas contradictorios entre un pasado y un futuro que van y vienen confusamente. También están presentes la decadencia social y las tentaciones que impulsan a una joven al mundo de la droga, la promiscuidad sexual, la relación con malacatosos y las intrigas policiales. La narración es fluida dentro del estilo ya conocido de Isabel Allende, aunque la trama se torna en ocasiones quizá poco creíble.
Por otro lado, Allende aprovecha de tocar temas de actualidad como son la discriminación, la incomunicación y obviamente la condición femenina. Respecto al personaje, la misma autora explica que “Esta Maya me ha hecho sufrir más que ningún otro de mis personajes. En algunas escenas le habría dada unas cachetadas para hacerla entrar en razón, y en otras la habría envuelto en un apretado abrazo para protegerla del mundo y de su propio corazón atolondrado”.
Revolución constituyente (Fondo Regional de Cultura, región de Coquimbo). Subtitulado Tributo a Pedro Pablo Muñoz Godoy, comandante de los Igualitarios. La presente obra, cuya edición y notas estuvo a cargo del poeta Arturo Volantines, nos recuerda un episodio de nuestra historia, la llamada guerra civil de 1859, que según algunos estudiosos del tema cambió –de cierta manera y a pesar de la derrota de los revolucionarios- la forma de hacer política que se venía aplicando desde 1830 (y en especial a contar de la entrada en vigencia de la Constitución de 1833), aunque esto no transformó lo fundamental, que era poder realizar un cambio administrativo profundo que le entregara una autonomía real a las provincias. La guerra civil de 1859, o Revolución Constituyente, se inicia el 5 de enero de 1859 cuando Pedro Pablo Zapata se toma el cuartel de policía de Copiapó. Al levantamiento revolucionario debían también sumarse las ciudades de Valparaíso, San Felipe y Concepción, además de Chillán y Talca. La revolución de los constituyentes buscaba la descentralización del territorio y terminar con las prácticas políticas abusivas, en especial en lo económico, del sector conservador que gobernaba el país.
La mayor resistencia al poder central, representado por el presidente Manuel Montt Torres, se dio en la región de Atacama, donde las fuerzas revolucionarias estuvieron al mando de Pedro León Gallo, que acaudilló a los constituyentes. Gallo, además de organizar un numeroso ejército, ordenó acuñar monedas y fabricar armamento. El ejército constituyente avanzó hacia La Serena y tras las batallas de Los Loros (14 de marzo de 1859) y de Cerro Grande (29 de marzo de 1859), las tropas de Pedro León Gallo fueron derrotadas después de sangrientos enfrentamientos. Entre los comandantes del ejército revolucionario se encontraba Pedro Pablo Muñoz Godoy, que luego de la victoria de las fuerzas gubernamentales debió salir al exilio hasta 1862. Posteriormente, en 1879, sería elegido diputado, siendo considerado un gran benefactor de La Serena.
El libro contiene artículos de diferentes autores, entre ellos Guillermo Cortés Lutz, que nos explica que “la revolución tenía como fin cambiar al gobierno y al marco constitucional y jurídico que lo sustentaba, avanzando a un regionalismo, que lindaba con un sistema federal”, y además da a conocer que “la revolución de 1859 contó con la participación de mineros, artesanos y en general, de pueblo minero y popular” y que “la lucha de los constituyentes atacameños logra terminar con el delfinismo político. Producto de la revolución llega al fin la potestad de gran elector que poseía el presidente gracias a la Constitución de 1833”. El volumen también contiene iconografía y está dividido en tres secciones: Revolución constituyente, contexto; Héroes y tumbas y Pedro Pablo Muñoz Godoy, comandante de los Igualitarios.
El libro de las Revelaciones (Ediciones Cinosargo). Último poemario del poeta copiapino Víctor Munita Fritis. En este libro de las revelaciones, Munita utiliza la ironía y el lenguaje coloquial para desacralizar, a través de la imagen de la virgen María, el discurso tradicional de una sociedad que se consume en mitos y relaciones de género no siempre objetivas y en ocasiones idealizadas desde el interés de distintos grupos de poder. En los textos, el hablante poético asume distintas voces –tanto femeninas como masculinas-, que se van interrelacionando entre sí. Un ejemplo del contexto de este libro creemos que lo representa, por ejemplo, el siguiente poema “Aún no casada/ impregnada por un espíritu/ -que no era de José/ decían las malas lenguas revueltas-/ virgen como/ una muchachita que no sangra/ sin antecedentes del tema o investigación a fin/ quedé liberada/ del nocivo poder femenino/ y la destrucción de imagen/ que ejercen los hombres”.