LOS LIBROS
Por Alejandro Lavquén
Capital dramático (Mosquito Comunicaciones). Doce textos tercermundistas. El volumen, cuya selección y prólogo pertenecen a Flavia y Juan Radrigán, nos entregan las obras de doce dramaturgos nacidos entre 1970 y 1987: Felipe Acuña, Javier de la Parra, Mónica Druilly, Milena Figueroa, Jennifer Lambeth, Sebastián Layseca, Catalina Muñoz, Fernando Ocampo, Mariángela Ortiz, Cristian Petit-Laurent, Gregorio Schepeler y Esteban Schneider. Los prologuistas nos indican que: “Este libro debe ser leído sin guías, sin traductores, sin dramaturgístas, al teatro se va a descubrir, a ser sacudidos; se va a ver la vida como si nunca se hubiese visto”.
Escritura de alta tensión (Catalonia). Del profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Roberto Hozven, subtitulado Desafío de Luis Oyarzún. El autor analiza el trabajo de este poeta e intelectual que, según nos indica: “fue un escritor e intelectual chileno que entre 1940 (año de publicación de su primer poemario) y noviembre de 1972 (fecha de su muerte) reflexionó y escribió sobre la cultura chilena e hispanoamericana, en especial, desde el arte y la literatura clásicos a moderna, pasando por el romanticismo, el modernismo hispanoamericano y las vanguardias europeas e hispanoamericanas” (...) “Un espectáculo de fútbol, una exposición de pintura, un hombre que empuja su pobreza en un carrito o la crítica de una novela eran –para él- otras tantas expresiones de una sociabilidad cuyo tejido más íntimo y vivencia más profundas encontraban su mejor a través del arte y la literatura”.
Un paraíso imperfecto (Mosquito Comunicaciones). Eduardo Soto Díaz, nos entrega una nueva novela policial, cuyo protagonista es el detective José Ignacio Suárez. El autor es uno de los buenos exponentes del género policial en nuestro país, y en el caso de esta historia introduce al lector en el mundo de situaciones sociales que se cruzan en la vida, con sus miserias y esperanzas, de manera eficaz. Muy expresivo es lo que expresan los editores: “estamos frente a una novela que no recurre a facilismos discursivos para atraparnos, que no se entrega a la dialéctica de buenos y malos, ni a la necesidad de seguir tras alguna huella literaria ya trazada. Muy al contrario, el autor trabaja con ambas manos este texto: de una parte despliega una intrincada trama policial y de otra nos instala en el difícil encuentro de dos sectores sociales absolutamente adversos”.
La paranoia de dios (Catalonia). Cuentos de Carlos Iturra, un escritor cuyo oficio se nota en cada uno de los relatos que integran el libro. Se trata de ochenta y cuatro cuentos breves de temáticas variadas, pero que manifiestan mundos que en algún momento se relacionan entre sí, sobre todo con relación a las vicisitudes de los personajes, que en épocas y escenarios muy distintos, reaccionan ante los hechos de manera similar. El microcuento, o “cuentos de extensión media”, como los define el autor, es un arte difícil de sacar adelante si se carece de imaginación, pero Iturra salva esta valla con mucha imaginación y buen estilo. El volumen “nos muestra como un genuino calidoscopio de sentimientos y emociones: suspenso, humor, ternura, amor, locura, horror, todo eso y aún más”.
Viajes al entremundo (Catalonia). Liliana Pualuan, escritora originaria de Puerto Montt, y autora de estas páginas, evoca mundos pasados y lejanos, desde la nostalgia de haber vivido momentos que, a pesar del paso tiempo, siguen dialogando desde la memoria. No es aventurado decir, que esta historia se trata de una novela del reencuentro, rodeada de paisajes donde la naturaleza y la vida de pueblos intensos resaltan con una motivación entrañable. Citamos un fragmento: “La cabaña se impregnó del olor a las mantas mojadas, a la chochoca que hacían girar sobre el fuego. La masa de papas envolvía en varias capas un uslero gigante y exhalaba aroma a campo y a casa. El mate se sumaba a estos olores, que abrieron el apetito como grandes mamparas a los fatigados caminantes”.