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LOS LIBROS
Alejandro Lavquén
Una larga herencia familiar (Ala Mira Editorial). 59 páginas. Tercera publicación del poeta colchagüino (nació en Santa Cruz) Patricio Morales Lizana. En sus versos nos encontramos ante la realidad de nuestro país en los últimos años. Nos lleva por un recorrido donde la memoria y desmemoria disputan un lugar en el imaginario colectivo. La primera busca la verdad, la justicia. La segunda, el olvido, la impunidad. El autor está por el primer camino: “En esta patria ya no hay hombres ni vivos ni muertos/ sólo montañas que esconden ausencias/ sólo ríos que arrastran silencios/ un mar de peces difuntos”. El poeta denuncia la decadencia social y moral del Chile actual, aunque también, en sus versos, encuentran espacio el amor y la esperanza, entregándonos sus vivencias y desencantos. Significativo nos parece lo que dice Arnaldo Donoso sobre este libro: “Aquí no hay una biografía del tipo mi nombre es Patricio Morales. Aquí se traza la biografía no autorizada de una larga y brutal transición que no termina de configurarse desde 1810” .
Falsos pasos (Ventana Abierta Editorial) 34 páginas. Breve poemario de Alberto Moreno, escrito con un lenguaje muy directo, en muchos momentos narrativo, el autor nos cuenta de sus pasos por caminos inciertos. Se percibe una crítica, que cada vez va estando más presente en los textos de quienes hoy escriben poesía: el desencanto de vivir y morir en una sociedad que cada día no presenta más alternativas que la resignación: “En alguna parte se pueden oír aún/ las risas de los bailes de otras primaveras/ pero lejos/ muy lejos de aquí”. El resultado es un poemario interesante y, de alguna manera, alternativo a otro tipo de propuestas temáticas que hoy circulan en el panorama poético actual, mucho más masivamente.
El Ángel de la patria (Grijalbo). 157 páginas. Jorge Marchant Lazcano, narrador de reconocida trayectoria, nos entrega una novela de corte histórico cuya trama se ubica entre finales del siglo XIX y las celebraciones del Centenario en 1910. Nos narra la historia de Ángel, hijo de una costurera, y su relación con Nina, una chica perteneciente a una familia pudiente de la época con quien mantiene una relación confusa y melancólica en el tiempo. La historia sirve para mostrar el lado oscuro e hipócrita de la sociedad de aquel tiempo, cuando la oligarquía criolla pretendía ser una especie de reflejo fidedigno de la elite de la Francia del mil novecientos. En la trama también está presente la realidad y traumas que dejó la guerra del Pacífico, sobre todo en la protagonista central, y la actitud de la iglesia Católica frente al problema social que esta guerra agudizó. Marchant maneja el relato de manera fluida y sin detenerse mayormente en demasiados detalles anexos a la historia central. Lo que no quita intención a lo que se percibe pretende con esta novela: un cuestionamiento y una reflexión sobre el Chile del Centenario, que en muchos aspectos tiene puntos de encuentro con el bullado Bicentenario, sobre todo en relación a la desigualdad social.
En cuanto al estilo utilizado por el autor, se condice con la condición de época que se le imprime a la novela, y si bien esto pudiera considerarse desfasado, con respecto a los estilos literarios vigentes (léase también modas literarias), según opinión de algunos críticos, nos parece que no resta méritos al producto final, porque lo importante es que la novela está bien escrita.
Fragmentos para una literatura desbordada (Ed. Cuarto Propio). 120 páginas. Ensayo de la poeta y académica Pavella Coppola, que viene a ser una especie de continuación de su trabajo anterior: Boceto del desborde. En el presente volumen, Coppola analiza fragmentos de textos de diversos autores, entre ellos Humberto Díaz-Casanueva, Mahfud Massís, Manuel Rojas, Baldomero Lillo, Raúl Zurita, etcétera, desde su teoría del desborde. Es decir, hurgando en la profundidad del imaginario de los autores al construir sus textos, y donde “el carácter de la iracundia y el carácter del desgarro se autodefinen como cimientos de una condición del desborde estético”. El desborde al cual se refiere Pavella Coppola, si bien en ocasiones logra ser percibido en la superficie del lenguaje de quien se expresa a través de la escritura, en la inmensa mayoría de las veces, para lograr captarlo a plenitud, se debe intimar con las palabras de manera aguda, convivir con las frases y atrapar con los sentidos el origen trágico que le han dado forma a las emociones que desea expresar cada autor.
En otro aspecto, este ensayo tiene la característica de que es asequible a cualquier lector, aunque no sea un avezado en literatura, pues está escrito con un lenguaje claro y ajeno a las monumentales latas con que se acostumbra realizar este tipo de trabajos. Coppola es clara y directa, no pretende vanagloriarse de sus conocimientos, su objetivo es acercar al lector a los fragmentos que analiza de la mejor manera. Objetivo que logra con inteligencia.