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MANUEL RODRÍGUEZ, historia y leyenda. RIL Editores, 2010

Entrevista a Ernesto Guajardo

Por Alejandro Lavquén
Publicada en revista Punto Final. 25 de junio de 2010

 

Manuel Rodríguez, historia y leyenda (RIL Editores) del poeta e investigador Ernesto Guajardo, es el libro que nos trae de vuelta al mítico guerrillero en el año del Bicentenario. Una publicación necesaria debido a que la bibliografía acerca de Rodríguez, con respecto a otros próceres de la Independencia , en general es poco conocida. Por otro lado, su figura sigue generando polémica. Para saber más acerca del controvertido personaje Punto Final conversó con el autor del libro.

- ¿Por qué eligió como estructura del libro la recopilación y reproducción de artículos?
- El proyecto original consistía en la elaboración de una bibliografía sobre Manuel Rodríguez. A medida que avanzaba la investigación, me daba cuenta que el material existente se encontraba muy disperso, que una gran cantidad había  sido publicado solo en diarios o revistas y hace muchos años. Junto con ello, comenzaban a surgir contradicciones, inconsistencias en la información que se encontraba en las diversas fuentes, lo cual me llevó a pensar en la necesidad de realizar una compilación crítica de fuentes bibliográficas y documentales sobre Rodríguez, para realizar una confrontación de esas distintas versiones y, al mismo tiempo, permitir que esas fuentes fueran más accesibles.

- Luego de la investigación sobre la participación de Manuel Rodríguez en la guerra de Independencia ¿Qué porcentaje considera que existe de leyenda y cuánto de historia real? Esto entendiendo que la tradición oral también puede resultar, en ocasiones, una fuente confiable.
- Es complicado atreverse a dar un porcentaje, una cifra, una estimación que presuma de ser exacta en ese sentido. Y esto viene desde los cuidados que tuvo Diego Barros Arana en su Historia general de Chile cuando señala las fuentes que utilizó para escribir las páginas referidas a Rodríguez. Me parece que existe la paradoja, en todo caso, de que la etapa de su vida menos estudiada, de manera acuciosa, es precisamente aquella en la cual se encuentra el predominio de la tradición oral, del relato legendario. Esto corresponde al período de la Reconquista. Lo que no deja de ser extraño si se considera que es sobre ese período en donde se construyen la mayor cantidad de historias sobre Rodríguez. Así se construyó la imagen de Rodríguez como guerrillero, y todos sus aspectos biográficos anteriores y posteriores pasaron a segundo plano. Creo que el predominio de una mirada legendaria, de leyenda, se restringe casi exclusivamente al período de la Reconquista. Eso es complicado, porque se quedó en el relato legendario y no se investigó mayormente. Por ejemplo, Rodríguez integraba un servicio de informaciones, y ese servicio tenía dos modalidades de organización: un sistema radial y un sistema celular, y eso lo hemos visto mencionado solo en una publicación que, además, no se relaciona directamente con Rodríguez. Es necesario identificar a la totalidad de los montoneros del período, sus enlaces o correos, sus lugares de refugio y desplazamiento, formas de transporte, tipos de armas, etcétera.

- En cuanto a la identificación que se hace entre las cualidades de Rodríguez y las del pueblo, como un elemento en la formación de la identidad nacional ¿Cuánto de veracidad hay en ello?
- Me parece aventurado buscar en un personaje histórico rasgos esencialistas de una identidad nacional que es siempre un proceso, que se modifica en gran medida por razones políticas e ideológicas. No creo mucho en la postura esencialista en general, respecto de este tema. En todo caso, una parte significativa de los cronistas y escritores han transformado en un verdadero lugar común la imagen de que Manuel Rodríguez es el “símbolo de Chile”, como escribió alguna vez Mariano Latorre. En el discurso decimonónico todos los héroes tienen algún “rasgo” de la identidad nacional, solo hay que pensar en la figura de Arturo Prat y ver cómo se propone como ejemplo del deber, tanto como de hombre de familia. Habría que partir por definir qué estamos entendiendo por “pueblo”. En general se comprende como los sectores populares, pero a inicios del siglo XX, algunos afirmaban que Rodríguez representaba a los sectores medios. La vinculación con los sectores populares es algo que se va desarrollando con cierta solidez a lo largo del siglo XX, pero es un proceso que, en cierta medida, pareciera estar intencionado desde algunos segmentos de la elite, en el sentido de, a medida que se desarrolla el proceso de ampliación formal de la democracia, cómo se ofrece una lectura de la historia patria más inclusiva. Ahora bien, otra cosa son las lecturas políticas que hace la Izquierda de Rodríguez y otra más la recuperación de la figura de Rodríguez que hace la gente, quizás absolutamente ajena a estas discusiones. Pienso, por ejemplo, en los clubes deportivos, juntas de vecinos y diversas organizaciones que llevan su nombre.

- Rodríguez estudió leyes y ejerció cargos de gobierno durante la Patria Vieja , algo de lo que suele no hablarse demasiado ¿Se rescata en el libro esa parte de la vida de Rodríguez?
-Efectivamente es un período de su vida que pocas veces se investiga o comenta. En esta recopilación se incluye una serie de artículos de Gustavo Opazo Maturana, en los cuales él desarrolla de manera muy detallada la biografía de Rodríguez. De hecho, Manuel Balbontín señala que Opazo Maturana llevaba décadas investigando a Rodríguez. En esos artículos se encuentran muchas referencias a ese período de la vida de Rodríguez. En el libro también se reproduce completo el único trabajo existente sobre la vida de estudiante de Rodríguez, de Ramón Huidobro Gutiérrez, un trabajo que es permanentemente citado, pero que no había sido vuelto a publicar desde 1912. La investigación genealógica de Álvaro Castellón Covarrubias también entrega información detallada al respecto.

- Algunos historiadores, entre ellos Sergio Villalobos, plantean que lo que se habla de Rodríguez es “leyenda sin valor histórico”, incluso se refiere, de algún modo, despectivamente sobre él y no le asigna ninguna importancia como prócer ¿Qué opinión le merece esto?
- Villalobos no hace sino continuar la opinión de Francisco Antonio Encina y Joaquín Edwards Bello respecto de Manuel Rodríguez. Es curiosa la vehemencia con la cual Villalobos enjuicia la figura de Rodríguez, porque generalmente no ofrece razones documentales para ello, más bien parece una molestia indirecta, como si le molestara lo que representa Rodríguez. Por ejemplo, el año 1983 Villalobos dice que si viviera Rodríguez en esa época “sería un extremista”, y a raíz de los intentos audiovisuales realizados sobre Rodríguez, Villalobos ha dicho que Rodríguez sería parte de la farándula. Es así su opinión, ocupa la misma vehemencia que ocupa para referirse al pueblo mapuche. En ese sentido, me recuerda la opinión de Encina, cuando decía que Rodríguez era un “desconformado cerebral”. Las opiniones de Villalobos son más bien panfletarias. Me parece mucho más seria la visión crítica que ha expresado el historiador Leonardo León, que por lo menos ha investigado el tema y tiene un libro en preparación sobre la participación de los sectores populares en la guerra de Independencia.

- Respecto a la muerte del guerrillero ¿Existen documentos o testimonios fidedignos que demuestren la responsabilidad de O’Higgins o San Martín en su asesinato?
- Documentos no existen, por razones obvias. Nadie va a firmar un documento oficial ordenando aplicar la ley de fuga en contra de un adversario político. Sí son muy citadas las cartas intercambiadas entre O’Higgins y San Martín, en donde hablan de Rodríguez como un “mal bicho” al cual hay que aplicarle “el remedio”. Además, existen las declaraciones de Antonio Navarro en el proceso judicial de 1823, y el testimonio de Diego José Benavente. De todo ello parece claro que O’Higgins es el responsable político del asesinato de Rodríguez, y pareciera ser muy difícil de creer que San Martín no estuviese al tanto de lo que ocurriría. Por lo menos lo debe haber sospechado. 

- ¿Es posible, en base a su investigación, determinar con alguna certeza el ideario político y social de Rodríguez? ¿Cuál era su idea de democracia, por ejemplo?
- Es muy poco lo que conocemos del pensamiento de Rodríguez. Esto considerando que no quedaron muchos escritos en los cuales él desarrolle su ideario independentista. Eso solo se puede apreciar en algunos fragmentos de sus declaraciones al fiscal, en el proceso que se llevó en su contra el año 1813 y, posteriormente, en la correspondencia que intercambió, con José de San Martín, durante el período de la Reconquista. De la documentación existente sobre su vida como estudiante es clara y obvia su formación hispana, escolástica, así que allí no se encontrarán demasiadas pistas. Su pensamiento es un pensamiento históricamente determinado, y siendo la revolución de la  Independencia una revolución política y no social, sería difícil sostener que Rodríguez es uno de los precursores del pensamiento social en Chile. Su visión política es claramente republicana, y es claro que comprendía la democracia representativa y la alternancia en el ejercicio del poder como forma de organización de la sociedad. Lo interesante es que sus referencias a los procesos políticos de Holanda y Francia, que expresaba en 1813, son reemplazados por opiniones sobre el comportamiento político de los diversos sectores económico-sociales del país durante el período de la Reconquista. Es en ese período en donde, al menos documentalmente, tenemos registros de una expresión más “social” de su pensamiento. En ese sentido, podría decirse que representaba una tendencia plebeya al interior del campo patriota, estando más o menos próxima, por ejemplo, a lo que expresaría el sacerdote Francisco Orihuela. Eso se puede apreciar, aunque brevemente, cuando Rodríguez es nombrado como autoridad de San Fernando, luego de la batalla de Chacabuco. Quizás por eso Alejandro Chelén Rojas señala que Rodríguez era un “precursor” de la democracia. Por su parte, Juan Buono-Core Berardi, prepara el libro Manuel Rodríguez, mártir de la democracia.

- Otros aspectos polémicos son la participación de los Húsares de la Muerte en la batalla de Maipú y el destino del cadáver de Rodríguez ¿Pudo llegar a una conclusión definitiva sobre estos temas?
- Si bien mi intención no era dilucidar todos los nudos de conflictos entre las diversas versiones sobre aspectos de la vida de Rodríguez, en el caso de la participación de los Húsares en la batalla de Maipú, me parece que existen evidencias y pistas investigativas que permiten afirmar que tuvieron una participación en dicha batalla, aun cuando tardía y secundaria. Pero habría que profundizar muchísimo más al respecto. En relación al destino del cadáver, esa pregunta se arrastra desde finales del XIX, cuando se presentaron los resultados de la comisión que exhumaría los restos de Rodríguez, y me parece que aún no disponemos de evidencia documental en pos de una u otra postura.

- ¿Qué tanto han influido las posiciones políticas de los historiadores, cronistas, o incluso de testigos de la vida de Rodríguez, para construir la imagen que de él ha llegado hasta nosotros?
- En el caso de Manuel Rodríguez, las posiciones políticas influyen claramente en la manera en que se aproximan a interpretar su legado histórico. No deja de ser significativo, por ejemplo, que a inicios del siglo XX se señale que Rodríguez es quien mejor representa a los emergentes sectores medios de este país, que a mediados de siglo se busque establecer un paralelo entre su figura y la del general Carlos Ibáñez del Campo y que, promediando la década de los sesenta en adelante, la Izquierda se haya aproximado con mayor frecuencia al estudio de su figura, muchas veces forzando los hechos, para que su interpretación de Rodríguez “calzara” con el modelo de análisis que se desarrollaba. Así es como se habla de guerra de guerrillas, donde más bien existieron solo montoneras, o campesinos en armas, pero también había pequeños y mediados hacendados, religiosos, militares y delincuentes comunes. Lo curioso es que Rodríguez es un personaje que suscita el interés de todos, incluso de Antonio Ondarza, uno de sus biógrafos, quien también aparece como uno de los colaboradores iniciales del Partido Nacionalsocialista de Chile.

- En su opinión ¿Cuál sería el legado de Manuel Rodríguez que podríamos rescatar en este Bicentenario?
- Me parece que Rodríguez se ha constituido en un territorio simbólico en disputa casi permanente. Claro que no se disputa tanto su figura en sí, sino lo que se supone que ella representaría. Para unos la participación popular en la revolución de la Independencia , para otros la figura emblemática del criollo que se hace cargo de la nueva república. Me parece que el legado de Rodríguez es dual, por un lado sus aspectos  subjetivos: la impronta del personaje, los valores y conductas que se le asignan a su figura, que lo distinguen del resto de los héroes patrios, lo hace más “chileno”, si se quiere. En términos más objetivos, me parece interesante lo que se advertía en el desarrollo de su pensamiento, una suerte de evolución de una mirada política a una mirada política y social, para comprender el proceso de la revolución por la Independencia. También me parece que la oportunidad debiera ser una suerte de incitación. A veces pienso en Rodríguez como un modelo para armar. Existen varios aspectos que no han sido suficientemente investigados, ¿cómo debemos comprender su decreto de repartición de tierras, de 1818, por ejemplo?

 

 

 

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