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Serie poetas chilenos

ALEJANDRO LAVQUÉN

 

 

 

 

.. .. .. ..  

COTIDIANO

Los hombres despiertan como despiertan cada día. Se levantan,
lavan su rostro y beben café, los que tienen como beber café.
Los hombres empañan los vidrios de los autobuses,
piensan en su paso por la vida, o quizá, en la vida sobre sus pasos.
Los hombres caminan. Los animales caminan,
pero los hombres son hombres y los animales son animales.
Todo es normal:
La artillería de pocos hombres se derrama sobre los corazones
. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. de muchos hombres,
el romanticismo de la luna paga sus pecados al Banco Mundial,
sierras eléctricas extirpan el verde de la tierra.
En Londres, el Big-Ben da la hora.
En Nueva York, la estatua de la libertad sostiene su antorcha de piedra.
La codicia desgarra los estómagos africanos,
el tigre asiático engorda con el sudor engrillado de los rebaños,
voladores de luces, como esperanzas bíblicas, inyectan dosis mortíferas
. .. .. .. .. .. .. . .. ..de apatía y carnaval en las conciencias congeladas.
¡Tengo hambre! reclama un despistado. Una beata se persigna.
Los ríos se asfixian en Latinoamérica, al igual que una canción en la voz
. .. .. .. .. .. .. . . . .. .. .. . .. .. . .. .. . .. .. . .. .. .. ... ..de un tuberculoso.
La suerte rezonga en los hipódromos, la lotería se duerme para despertar
. .. .. .. .. .. .. . . . .. .. .. . .. .. . .. .. . .. .. un próximo domingo,
el azar y la miseria, son directamente proporcionales a la cesantía,
. .. .. .. .. .. .. . . . .. .. .. . .. .. . .. .. . .. .. . .. .. .. ...razona un intelectual.

 

 

BRILLA UNA LUZ...

Brilla una luz
en el umbral del tiempo.
Junto a la luz  una campana
va y viene, ilógica y silenciosa.
Es noche en el planeta
Es noche en toda música
Es noche en el semblante de una estatua
Es noche en los pechos de la luna
Es noche en tu voz, amada
Es noche en el lenguaje
(hay extraños adjetivos en mi boca)
Es noche en la fertilidad de los sexos.
Es noche en la muerte, que pasea
desnuda frente a mi puerta.

 

 

UN RINCÓN DEL MUNDO

La pasión, los anhelos,
.. . .. .. . .. ..están extraviados
en algún punto cardinal,
allí buscan rumbo los silencios
y se reconstruye
la memoria más remota.
Un fulgor libra el martirio
de las cárceles y enjuaga la sangre
de los que no volverán a cantar.
Limpia el conducto 
de la vida para que ésta
explique su contenido.
Los manantiales jadean,
encumbrándose por unos
pechos vegetales.
En el lecho del amor, silba
una mujer que estremeció
.. . .. .. . .. ..todos los pudores.
No lejos,
la locura de la noche
juega a los naipes
con el príncipe de los gitanos.

 

 

LA GRAN FERIA

La cantina, otra cantina.
La Feria Central bosteza,
luego bebe un vaso de vino.
Un hombre de papel
se revuelca en su dolor.
Sobre el pavimento
maloliente, su cuerpo
fermenta junto a la fruta podrida
que despreció la mañana.
Un hálito de pimienta
y orégano condimentan
la sub-sociedad.
Avanzan los cargadores,
los carretoneros, los limosneros
ambulantes y los establecidos.
La fiesta alcohólica de cada día
se va durmiendo entre
vitrinas colmadas de quesos
.. . .. .. . .. ..y carnes,
entre el murmullo de las cebollas
y el alivio de los camiones chacareros.
La cantina, otra cantina,
todas las cantinas,
todos los comedores,
todos los billetes,
todas las esperanzas.
los comerciantes y sus básculas
misteriosas,
los perros de las callejas,
los ratones de las bodegas,
el gato acorralado
por los gendarmes azules,
el garabato indecente
y la niña prostituta
inmolada al mejor postor,
antes del alba, maquillan
sus rostros y preparan la función.

 

 

VUELO POR EL INTERIOR
DE VALPARAÍSO

Subo por el alma de los colores.
Como un trapecista maravillado
voy descubriendo escaleras
florecidas, faroles
y callejones sobre los techos.
Todo es altura,
subterráneos, puentes insólitos,
túneles en el anclaje del sol.
Valparaíso es más Valparaíso,
cuando una mujer y el vino
acompañan el frenesí de mis labios.
Alzamos un vuelo de gaviotas
y penetramos en los ascensores.
Nuestros cuerpos desnudos
se hacen a la mar.
El oleaje de la noche
desvanece las cadenas
del viejo alquimista.
Se desatan las cantigas
en el corazón del bar cosmopolita.
Amanece como pidiendo disculpas.
La última estrella nos guiña
un ojo por la ventana.
La cama desordenada
nos sirve el desayuno.
Bajamos de la mano
por las pendientes,
fotografiamos los murales
de la mañana.
Valparaíso es más Valparaíso
al zarpar las naves entre pitos y sirenas,
al retomar, tras un beso, mi camino.

 

.. . .. .. . .. ..IX

África se oscurece con su propia
.. . .. . .. .. .. .. .. .. .. .. . .. ..sangre.
Selvas y sabanas no logran cobijar
            la estampida de los ritos ancestrales.
Tribus desnudas
            lloran el rugido de las balas.
Los viejos colonizadores
            beben oporto a orillas del Tajo
o se embriagan en Montparnasse.
(Algunos se extravían desquiciados en la niebla
                                               londinense.)
África arde como un diamante.
            Los hijos de Memnón
caen famélicos en la gigantesca
                        fosa común.
Un continente estalla frente
            a las pulidas ventanas
 de la Atlántida.

 

 

XXIX

La humanidad se desintegra
                        en la Aldea Global.
El archienemigo de Heráclito
                        se pasea ufano por el planeta
en tanto Hefesto templa soldados y truenos
            en su fragua bajo las Montañas Rocosas.
A los pies del Olimpo
            calles horribles sirven de lecho
                        a los pordioseros.
Un niño golpeado por la cesantía
                        alcohólica de su padre
aúlla en las Favelas
            y una muchacha latinoamericana
deambula por los burdeles de Singapur.
                        Enío,
observa todo con una sonrisa macabra
                        en su vientre.

 

 

*
ALGUIEN LLEGA EN LA NOCHE
Entra sin golpear y me dice:
Disculpa la tardanza, he muerto y no lo sabía.
Anduve en un país lejano que no reconocen los mapas
ni el idioma de nuestros antepasados.
La lluvia fertilizó mi rostro muchas veces
antes de parir mi lenguaje una razón en lo cotidiano.

Aún era un niño cuando escuché por primera vez
que amor y desengaño son dos alas con opuestos destinos,
que la semilla que brota desde la piel ansiosa de caricias
puede ser lágrima o flor.

Milité junto al arado y a la sublevación de un pueblo
que continúa esperando su plusvalía.
Así fui forjando la dinastía de mis sentimientos en tanto mis ojos
grababan cada página de los libros que me concedió la aurora.

Un día de extramuros me interné por un sendero
que creí conducía al Edén, pero sólo era el sueño del cual me hablaron
mis padres antes de morir soñando que en el mundo había esperanza.
Me estremecí entonces y lloré sobre sus sepulcros sin comprender los signos de la muerte.

Antes de llegar hasta tu habitación pernocté muchas veces en lo árido de un beso,
en la sensación de la soledad enseñando sus fantasmas.
Sólo la foresta y el lenguaje de las raíces lograron que mis razones
escalaran hasta la sonrisa de los valles. Allí encontré al indígena y al campesino
.. . .. .. . ..bebiendo del mismo manantial.
Estreché sus manos y me alimenté de la madera y la flor,
de la lluvia y del vocabulario de las montañas lúcidas e inmemoriales.

 

 

LA VENTANA DEL TEJADO

Techos, recodos sin apellido preludiando el misterio
.. . .. . .. .. .. .. .. . .. . .. . .. .. .. . .. ..de la distancia.
Fantasías climáticas en franco diálogo
.. . .. . .. .. .. .. .. . .. . .... . ..con el periscopio de las ventanas.
Tabernas clandestinas rumiando la desdicha
.. . .. . ....en el alma de los conversadores trasnochados.
Nada  -o quizá todo- tiene claridad
.. . .. . .. .. .. .. .. . .. . ..en el clímax de la noche.
El océano y sus olas han inundado de lágrimas el anochecer.
Bien recuerdo sus palabras contenidas,
.. . .. . .. .cuando sus ojos hablaron en lugar de su boca.
Faltó entre todo lo que fue, la plenitud de nuestras verdades,
conceptos retenidos en la duda, en el  temor de no ser,
.. . .. . .. .. .. .. ..en el silencio del deseo.
En el horizonte, un destello de anticuario
.. . .. . .. .. .. .. .. . ..distrae la orfandad de las estrellas.
Neumáticos encendidos vigilan las barricadas,
.. . .. . elevando el humo de la resistencia.
Los pueblos planean en los callejones el nuevo
.. . .. . .. signo de la libertad.
Repudio las sillas con rótulo cuando de asambleas
.. . .. . .. .. .. .. .. . .. . .. . .. .. .. . ..populares se trata.
Una jabalina ensangrentada cruza el mediodía.
Como un augurio matinal se desprende el color de las buhardillas.
Los faroles anuncian el paso del hambre por los suburbios.
Una mujer, sentada en la moralilla de  la moral, exhibe sus piernas
.. . .. . .. .. .. .. .. . .. . .. . .. .. .. . ..a los jinetes de los prostíbulos.
Automóviles desquiciados ríen a carcajadas por las avenidas.
A lo lejos, una tumba
A lo lejos, el ánima de un tren
A lo lejos, el llamado de los caminos
A lo lejos, el mar, el campo, la belleza y su fiesta

 

 

CIUDAD A TRASLUZ

Me lastima con su eco
el gemido subterráneo
                        de los habitantes
                        de esta ciudad clínica.
Me devasta la sonrisa
el péndulo que oscila
entre los ojos desesperados
                        de los mendigos.
Las promesas no son más que ilusiones,
arrinconadas
            en los harapos que cuelgan de los edificios.
Una suciedad de medioevo, sacude
            su alfombra sobre los vestigios
de las promesas desechadas
por el monarca
                        del prostíbulo neoliberal.

 

 

TODO

Todo,
menos la pausa,
.. . .. . .la quietud.
No te detengas,
jamás te detengas
            en las esquinas
que has bebido demasiado,
en las esquinas
            que has acariciado
            hasta sangrar
dentro de la muerte
de los que abandonaron
            la vereda.

 

 

LA GOTA DE AGUA

Una gota de agua
            tiene sed en la boca
de un obrero.
Una gota de agua
            sangra en la tierra
de los pehuenches.
Una gota de agua
            rueda por el mundo,
huyendo del fuego
            despiadado
del Banco Mundial.
La humanidad sucumbe
                        sedienta,
una gota de agua
            es asesinada
            diariamente
en el descriterio del poder.

 

 

FUEGO MORTAL

A Eduardo Miño

El mediodía y el desgarro mortal,
el fuego y la indiferencia.
            Muchas muertes
dentro de una sola muerte.
Ardió como un hombre sin identidad
frente al Palacio de Gobierno,
sin sombra ni pan en los bolsillos.
Su alma inmensa de humanidad,
            se fue de viaje hacia
donde otros hombres murieron antes.
Ardió como la erupción de la tristeza
en los vestigios del que nunca tuvo nada.
Se marchó solitario de soledad
y con los dientes apretados
            de rabia e impotencia,
con la esperanza y la tragedia
entre sus manos.

 

 

EN ESTA HORA DE LA TARDE

El cementerio es textual
en esta hora de la tarde,
los deudos sacan lustre
            a las lápidas.
Los más acaudalados yacen en insignes
mausoleos, lejos de la tierra
que cubre los huesos de la fosa común.
El Patio 29 es más triste al anochecer,
posee una extraña
            escenografía.
Quizá sea la levedad
de los difuntos que comienzan
a desperezarse.

 

 

ENCONTRÓ NADA

El hombre salió del Bar, buscó en sus bolsillos.
.. . .. . ..Encontró nada.
Caminó sin dirección alguna en su rostro,
titubeó al cruzar el puente que conducía
al silencio de su habitación,
se durmió cinco veces antes de fumarse
.. . .. . ..el amanecer,
levantó el auricular y quiso discar
un número que no encontró en su memoria.
Desconsolado, recorrió las calles
hasta vislumbrar la noche.
El hombre salió del Bar, buscó en sus bolsillos.
.. . .. . ..Encontró nada.

 

 

EPINICIO

La gran revolución continúa esperando
.. . .. . ..su oportunidad,
los errores de unos pocos no detendrán
.. . .. . ..la victoria de todos,
la globalización imperial caerá
ajusticiada en su propia injusticia,
los pueblos alzarán sus banderas
en el mástil de cada cultura,
vendrá el hombre nuevo,
.. . .. ..el verdadero,
con brotes y luz en sus bolsillos.
Sin dioses ni gendarmes,
solamente con una sonrisa
            ancha y democrática.

 

 

SÓLO ESTA NOCHE

Ven esta noche,
y sin mediar palabra,
abre mi pecho con un beso
para que de él salgan ciudades antiguas
y el rostro de mi padre muerto.
Arranca mi corazón y ponlo
entre una camelia y la lluvia.
Sólo esta noche, cuando desnuda y lenta,
la sonrisa del otoño se extravíe
            en mis temores.
Cuando una puerta
encuentre su llave en el intervalo de mi sed.
Cuando la luz y las tinieblas
            se reconcilien.

 

 

GÉNESIS EN EL BÍO-BÍO

.. . .. . .. .. .. . ..I

Vinieron del cielo con su corazón azul
.. . .. . .para poblar vegas y ríos,
montañas, bosques y volcanes.
Traían en su garganta el idioma de Wenu Mapu,
que sería el mismo de la humanidad.
Conocían el lenguaje
.. . .. . ..de los animales y de los árboles,
.. . .. . ..del viento y del agua.
Chao Kalfú y los buenos espíritus
se habían entristecido al observar un mundo
.. . .. . .. ...de páramos y desolación. 
Con la espuma blanca del cielo amasaron
a los nuevos padres y besaron sus frentes,
pues temían abandonar el firmamento.
Pero Chao Kalfú dijo su palabra:
“Cuándo canten muchos hombres sobre la tierra,
ustedes volverán arriba y brillarán”.

.. . ........ . .. . ..II

Abrazaron la tierra y se vistieron de azul,
recolectando el sabor que ofrecían
.. . .. . .. ..los valles y el mar.
Convivieron con las aguas y lo sólido,
con la lluvia y el sol en armonía,
.. . .. .. .. . ..hasta que la lucha entre
Cai Cai y Tren Tren fue feroz
y las aguas cubrieron la tierra.
Los hombres escaparon a los cerros
para luego regresar
.. . .. . .–los que sobrevivieron-
.. . .. . .a repoblar cuencas y riberas.

.. . .. . .. .. . ..III

Abajo había más peces y piedras,
más paciencia, más bosques y vidas seculares,
.. . .. . ... . ..el Nguillatún y la calma.
Arriba, los antepasados corrían
por Wenu Leufú tras el choique,
.. . .. . .. .. . ..marcando la Cruz del Sur
en el horizonte.
Vinieron del cielo, y un día volverán
.. . .. .. . ..a ser estrellas.

 

 

OVALLE EL NAVEGADO
(En memoria de su tripulación)

Una bombilla se cimbra sobre la puerta desgastada por la lluvia,
sus colores quedaron atrapados en el oficio de cada noche,
cuando las borracheras exploraban las entrañas de las prostitutas
y el olor de los vagabundos enmudecía las mesas
de la cantina más pendenciera del puerto.
Hoy las ruinosas murallas sólo conservan garabatos indescifrables,
allí le cortaron la garganta al travesti Toledo
y la gorda Clorinda perdió la virginidad a los cuarenta y cinco años
tras enredarse en la sotana del capellán de la marina.
Fueron años de corsarios y naufragios, de besos fugaces y de sombras,
cada tiempo y cada historia golpeó la sangre y los fluidos.
Las razones y sinrazones fornicaban con tristeza en las esquinas,
como queriendo expurgar los pecados de los apóstoles.
Hubo noches de tormenta y risotadas de otros continentes,
amores sacrílegos estrellándose contra el oleaje de la vanidad.
Habitaron sus recodos estibadores y cafiches, marineros de otros mundos,
mecheras de oficio permanente y más de algún poeta ceniciento
.. . .. . .. .. .. .. .. . ...que bebía sus nostalgias.
Empleados públicos y otros desahuciados siempre tenían un hombro donde llorar.
Codiciosos jugadores encontraron las estrellas y otros tantos
viajaron de improviso al cerro Panteón, donde el azar es una jugada de Dios.
Setenta años justos navegaron los tripulantes de encendidas guitarras y canciones,
sin principio ni fin a lo largo de flores y cuchillos, de banderas y religiones.

 

 

EL HOLOCAUSTO EN LA SALIVA

La noche se ha estrellado contra un hueso, ha quebrado su mandíbula sobrepasando el tránsito de las balas entre dos verbos que se hieren mutuamente. Nada queda de aquellos motivos cuando las posibilidades y la verdad pretendían la semilla sobre las mesas. La cuchillada traicionera sesgó la raíz y vertió la sangre sobre el río de la ciudad. Es inmenso el vacío, explosivo el camino y la muerte. La incertidumbre y los silencios transitan enloquecidos. Cae la noche, los cadáveres se levantan para volver a morir. Una sensación horrible lapida los sueños de los sobrevivientes, la angustia parece querer escapar de su órbita acelerando a la velocidad de la luz. Es lúgubre la pólvora con sus garras y sonidos que rasgan los asesinatos. Los estómagos se trizan y aúllan. La hierática acumulada cae por los ojos. Los zombis tienen frío de sus tumbas, han regresado para matar ¡Cómo les duele la vida! Ya la noche no tiene lágrimas ni testamento, y quién abra su ventana sólo encontrará soledad, desiertos y cardos de mirada vacía. El descontento golpea las puertas. La miseria se abandona a las cantinas del pueblo, busca su tumba entre las calles. Una espada se sumerge en el mar. Las cenizas se marchitan pues ya no se pertenecen. Las cicatrices se alzan en la cumbre de los pañuelos mientras el firmamento escupe sobre el crimen.

 

 

LA NOCHE DE ORILLA A ORILLA

Están detrás, siempre detrás, con la conciencia arremolinada entre las últimas hojarascas que los presienten. Arrojan las bestias a galope tendido sobre llanuras y siembras, van carcomiendo los cimientos de los ríos como en una hecatombe de vísceras humanas. Tienen su altar en los templos deslavados y espurios. Desde allí emergen cada noche de amapolas para sitiar la bella ciudad de los ensueños. Profanan el mármol de las vírgenes aladas de los cementerios y se recogen al amanecer con los dientes festivos.

 

 

ARDE LA SUPERFICIE DE MI MEMORIA

Existe un poema que jamás escribiré, no tengo palabras, sólo él las sostiene. Son paisajes interiores, brumosos castillos que aguardan a la muerte, vivas pasiones que estremecen. Lo presentí un día al caer la luna sobre las ruinas de una casona en el campo. Se encontraba entre un bosque de álamos y caminos que sostenían el mar en sus caderas. Alrededor, una ciudad de esas que devoran los sueños, de esas que se incrustan en la modernidad para saciarse con el sudor de los desamparados. No hay proclama sin ausencia, ni tempestades sin tragedia. Tampoco el dolor existe sin haber amado. Aquel poema está latente en algún lugar de las azoteas, desde donde al observar el mundo sólo vemos las banderas del oligarca. Pero a granel suenan las trompetas a la distancia, a granel se escucha la voz de los niños que crecen iracundos. En sus manos cambiará la dirección del viento, en sus manos los sueños tejerán otras banderas.

 

 

BITÁCORA DE UN COSMONAUTA

Regresé casi al fin del holocausto, venía de un planeta donde la cordura encarceló al espanto. Partí un día de ensueños a explorar las galaxias, degusté las razones de lo inagotable, bebí jugo de lunas en la copa de las ecuaciones, busqué la fe de los hombres en todos los espacios, en todos los tiempos, y sólo hallé átomos interminables, civilizaciones a raudales: multiformes, durmientes, vocingleras, altísimas y cavernarias. En la cuarta centuria de mi viaje viré en espiral, perdiéndome en la velocidad devoradora de un año-luz, di vuelta por los espasmos satelitales, recogí a una mujer de geométricas cadencias en la ruta de los cometas. La leche de la Vía Láctea se secaba. El ojo de un asteroide escudriñó mi nave como queriendo contabilizar los siglos en el fuselaje. Todo es materia: el vacío, el cuerpo, el pensamiento deambulando sobre una almohada de ilusiones; nuestra búsqueda, incrustada en el troquel de las estrellas, nuestro origen de agua. El materialismo dialéctico tenía la razón.

Viví más años  de los que tengo, habité un planeta por fin habitable, fui testigo de los meteoros fugados de las llamas, emprendí el retorno cuando aún era eterna la longitud del universo, la Tierra vomitaba gases como una chimenea saturada por la industria de la demencia. Escuadrillas de mutantes bombardeaban la nada, enloquecidos en sus vuelos macabros, sin luz, sin aire, sin rostro humano. Un horror quirúrgico azotaba las ciudades, el morral de la historia colgaba en el apéndice de las catacumbas electrónicas, los auto-elegidos de siempre lo habían logrado.

Aquí dejo mi testimonio, en órbita indefinida. Alguna gota de mar se habrá salvado, confío en ello. Algún día tocará mi puerta, trayendo espigas en su boca, lo sé, aunque hoy sea hora de callar.

 

 

FUERA DE LUGAR

Me siento ajeno a esta época
            de transiciones apócrifas,
de rostros y cuerpos cromados,
            ocultándose en el silabario
                        pueril de la uniformidad.
Mi descontento es colosal,
            como la furia de sitiadores y sitiados
                        en las llanuras de Troya.
Desconozco las fórmulas
                        de la convivencia cortesana
y no me interesa
            rendir cuentas ante el comisario
                        de la ética convencional.
Sólo me reconozco dichoso
                                   cuando la lluvia
me recuerda en su otoño
y abundancia.
Cuando  septiembre regresa florecido
            y con un cigarrillo sin filtro
                                               en la boca.
Cuando asumo que un día
                        sabré decirte adiós
                                   sin vacilaciones,
y tú comprenderás que mi viaje
por la humanidad
            sólo fue un sueño
                        parecido a la existencia.

 

 

A PROPÓSITO DE POESÍA

Lejos estoy de los indulgentes láricos,
                        de los arquitectos verbales
y de los esnobistas vacíos de lecturas esenciales.
            Lejos del que escribe chistes rimados
o como si la poesía aún no perdiese la virginidad.
            Me escabullo del poeta que me pide
                        no publique demasiado,
con su zumbido doctoral de maestro infalible,
                        en él, presiento
el fracaso visceral del mundo.
Evito, por lo tanto, al tonto grave que sólo
                        piensa en el próximo concurso
o en lograr el libro perfecto, como si la creación
                        no fuera imperfecta
en sus parámetros perfectos.
El libremercado les impuso
                        el tranco
de lo vendible,
y finalmente no escriben nada,
nada por lo venidero,
                        nada por el verbo auténtico
desatado en las calles
                        trágicas de la vida cotidiana,
que es la vida de todos,
a pesar de que algunos enarbolen
                                   los billetes de la explotación.
Me escapo del marketing, del autobombo
y de las autoridades influyentes.
Tampoco solicito una agregaduría
                                               cultural en Europa.
Sólo cargo papel, lápiz y sensibilidad
                                                           alerta.
Camino por las callejuelas y avenidas,
me siento en un bar y escucho
                        el rumor de la ebriedad.
Visito Cartagena y Valparaíso,
y una vieja estación de trenes
                                   al garete en el tiempo.
Visito tu sonrisa y me duermo
                                   en el largo de tus cabellos.
Dejo que la lluvia me abrace
                                   de recuerdos.
Luego escribo...,
escribo por la misma razón
                                   que vuela un ave
o un volcán diluvia sus entrañas,
            mientras avanzo sin solemnidades
                        hacia la muerte.

 

 

* * *

Alejandro Lavquén (Santiago/ Chile, 1959). Sus trabajos –en prosa y poesía- se encuentran en libros, cuadernillos, revistas, diarios y antologías. Algunas de sus publicaciones son: Canto a una década (1981), Atardeceres y alboradas (1994), La libertad de Pérez (1996), El hombre interior (1997), Postales para no olvidar (1998), Respirando (1999), Sacros iconoclastas (Editorial Mosquito, 2004), A buen paso atraviesa la noche (Editorial Mosquito, 2009), Epopeyas y leyendas de la mitología griega (Editorial Entrepáginas, 2012). En formato PDF ha publicado, para su difusión en Internet, Bitácora extraviada (Ediciones Tinta Roja, 2011) y Fantasmas atrapados en su propio duelo (Ediciones Tinta Roja, 2013). Su poemario Sacros iconoclastas fue traducido al griego por el poeta Rigas Kappatos y publicado en una edición bilingüe por Editorial EKATH (Atenas, Grecia, 2012). Es redactor en revista Punto Final y colabora en distintos medios de comunicación impresos y digitales, donde ha publicado artículos, entrevistas y reseñas de libros.

Blog: http://alavquen.blogspot.com



 

 

 

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