LAVQUÉN REVIVE MITOLOGÍA GRIEGA
Por Antonio J. Salgado
Publicado en revista Punto Final/ diciembre 2012
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No son frecuentes entre nosotros los libros sobre temas de la antigüedad greco-latina que tengan características de excelencia. Esto ocurre con Epopeyas y leyendas de la mitología griega, de Alejandro Lavquén (Ediciones Entrepáginas, 290 págs.). El profesor Antonio Arbea, especialista en el tema y académico de la Universidad Católica, lo saluda con entusiasmo: “Mérito central de este libro es el hecho de que ha sido elaborado directamente a partir de las fuentes griegas fundamentales, haciendo de ellas una relectura que fue espigando aquí y allá la información y finalmente aparece ordenada y clasificada en estas páginas”. Califica al libro como “una importante contribución a los estudios clásicos”. Las fuentes primarias son decididamente sólidas: Argonáuticas, de Apolonio de Rodas, Biblioteca, de Apolodoro, Teogonía, Los trabajos y los días y Escudo, de Hesíodo, de Homero La Iliada y La Odisea, de Ovidio La Metamorfosis y La Eneida de Virgilio.
El libro -de buena presentación-, está dividido en cuatro partes: la primera es “Los dioses”, la segunda “Seres fabulosos”, la tercera parte “Leyendas” y la cuarta, agrupa hechos colectivos fundamentales dentro de la mitología: la Centauromaquia, los Argonautas, el Jabalí de Calidón, los Siete contra Tebas y la Guerra de Troya.
En la cultura occidental es incuestionable la importancia de la matriz greco-latina. Inicialmente micénica y dórica se extendió a Roma, y de allí a lo que constituyó el imperio bizantino y el imperio romano propiamente tal. Con el Renacimiento hubo un despertar de las humanidades y del pensamiento y el arte grecolatinos. Los dioses y los mitos llegaron posiblemente de Sumer, Asia Menor, Egipto y tal vez de la India. A los largo de los siglos sufrieron modificaciones y se adaptaron a los cambios que experimentaba la sociedad griega y sus ciudades-estados. Zeus, el padre de los dioses, presidía el Olimpo y tenía autoridad sobre ellos. Los dioses omnipotentes eran, además, inmortales. Se relacionaban y hasta tenían amores y odios con los seres humanos y tomaban partido en guerras y aventuras.
Sus virtudes y vicios eran como los de los hombres y no eran especialmente compasivos con los pobres. Varios de ellos pasaron a ser arquetipos de personajes y situaciones. Las fuentes clásicas nutrieron durante siglos la cultura occidental. Hasta hoy, las humanidades grecolatinas son la base de la educación en las universidades fundadas en la Edad Media. El propio Marx hizo su tesis doctoral sobre Epicuro y Engels conocía las lenguas clásicas y la filosofía grecolatina.
Escrito con soltura, el libro se puede disfrutar casi como una obra de ficción y por momentos resulta apasionante. La opinión del profesor Arbea es categórica: “…es un libro inteligente que transita con originalidad y buen tino por el abigarrado mundo de la mitología griega”