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FLORES DE SANGRE
Entrevista a Mary Judith Ress, teóloga feminista

Por Alejandro Lavquén
Publicada en revista Punto Final Nº 820, año 49, diciembre 26/ 2014



 



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Flores de sangre. De La Bandera a El Salvador, 1970-1979 (Editorial Cuatro Vientos), es una novela que su autora, la teóloga feminista Mary Judith Ress, dedica las misioneras norteamericanas que fueron violadas y asesinadas en El Salvador en 1980. María Judith Ress, misionera católica jubilada, ha vivido y trabajado en América Latina desde 1970. Es co-fundadora del colectivo feminista Con-spirando y de Capacitar Chile (hoy ONG Tremonhue). Actualmente vive en Chile, tiene dos hijos y tres nietas. Sobre su libro conversó con Punto Final.

¿Cuánto de real y de ficción tiene su novela?
— Se trata de una novela histórica, por lo tanto parte de la historia que se narra es verdadera. En cuanto a los personajes y la ambientación, yo tomo el ambiente y el contexto real donde suceden los hechos, pero los personajes son ficticios. Aunque evidentemente estos personajes están inspirados en personajes reales que vivieron en la población La Bandera y en El Salvador.

Algo que llama la atención en sus actividades es el “ecofeminismo”…
— El ecofeminismo es una combinación de la ecología profunda y el feminismo radical. Nosotras pensamos que el problema de la humanidad es que en este momento estamos muy marcados por el patriarcado, entendido como un sistema de dominación de unos seres humanos sobre otros seres humanos. Luchamos por acabar con esto y por conquistar un mundo más justo, no solamente más democrático, sino que biocrático, donde participe toda la comunidad de la tierra.

En la novela se expresan temas valóricos desde posiciones que se contraponen a los dictados del Vaticano.
— Claro. Los personajes que presento están muy desafiados por el sufrimiento de la gente. Entonces, no se puede tratar todo dogmáticamente. En el caso del aborto, por ejemplo, las monjas, los misioneros, acompañamos mucho a mujeres que tienen embarazos no deseados. Trabajamos con ellas sin tratar de forzar una decisión que ellas mismas deben tomar. Cuanto la toman, sea cual fuera esta decisión, nosotras las apoyamos.

Tal posición ¿No les provoca conflictos con el Vaticano?
— Sí, estamos en conflicto con el Vaticano, por eso tratamos de no subir mucho la tensión, pero respetamos las decisiones de las mujeres que en este momento no pueden tener hijos por diferentes razones, por ejemplo, una violación. Entonces caminamos con esas mujeres para que ellas mismas decidan. Sentimos que es lo que habría hecho Jesús. Recuerden a María Magdalena, Jesús la acompañó. Abortar no es una decisión fácil, pero debemos respetar la libertad de las personas para decidir.

Usted es cofundadora de Con-spirando, colectivo feminista ¿Cómo define esa instancia?
— Se trata de un colectivo de mujeres que trabajamos dentro de la teología, dentro de la ética y dentro de la espiritualidad, pero desde un enfoque feminista y ecofeminista. Trabajamos con las mujeres que buscan sus propias voces y concretar sus propios anhelos. Tenemos una revista, talleres, escuelas, y bastante público que nos sigue. En lo personal, soy jubilada como misionera, entonces no tengo problemas con la Iglesia.

Su libro abarca de 1970 a 1979” ¿Qué nos puede decir de ese período?
— En ese momento las monjas estuvimos muy involucradas en el trabajo popular, dentro de las poblaciones. Durante la dictadura experimenté mucha inseguridad de parte de la gente, y eso está registrado en el libro, la tortura y todas las atrocidades cometidas. Yo cuento eso para que la gente hoy en día sepa lo que realmente pasó, en este caso en la población La Bandera.

Otro tema del libro es el amor, el sexo, el deseo ¿Cómo enfrenta esos temas?
— Sí, por supuesto, y todo eso se refleja en los personajes, porque la heroína, la hermana Meg, se enamora de un sacerdote. Meg deseaba salirse del convento y casarse con él, pero el sacerdote es asesinado. Ante esto ella retoma sus votos y viaja a El Salvador. Claro que Meg siempre está enfrentada al conflicto de si debe continuar con la vida religiosa o si debe dejarla y casarse.

¿Cuál es su opinión del celibato, cree que debe terminar?
— Tiene que terminar. Pienso que este Papa está más abierto a discutirlo. En mi opinión, según mi análisis, la pedofilia y los abusos sexuales por parte de sacerdotes se relaciona con que los hombres tengan que practicar el celibato. Realmente es mucho más sano que los sacerdotes se puedan casar.

Los feligreses, la gente religiosa ¿Cómo toma las ideas que ustedes plantean?
— Es mucha la gente que piensa lo mismo, que está con la misma idea. Muchos piensan que es factible el sacerdote no célibe, incluso que la mujer puede ser ordenada sacerdote. El problema es que no todos lo manifiestan abiertamente pues temen aparecer como infieles a la Iglesia Católica, al Vaticano. Pero todo tiene que ser superado en algún momento. Lo de la mujer es más problemático, porque dentro de la Curia Vaticana existe algo contra la mujer que es muy profundo. Y viene desde el Génesis, cuando la mujer es la tentadora de Adán. Si analizamos esto sicológicamente es bastante jodido.

¿Entonces habría fuerzas renovadoras que tarde o temprano tendrían que salir a flote?
— Lo que pasa es que nadie quiere tener problemas, quieren seguir trabajando sin conflictos con el obispo, con la Iglesia. Yo siempre he trabajado bajo la mirada de las autoridades eclesiásticas, no escondida, pues soy observada. Por eso Con-spirando no está vinculado con la Iglesia, es un grupo de mujeres que tratamos de fomentar la religión más allá de la doctrina. Además todo está en evolución, y por lo tanto tenemos que evolucionar también, incluida la doctrina. La Iglesia Católica tiene que evolucionar.



 



 

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