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LA PALABRA COMO INSTRUMENTO DE LUCHA
Por Isabel Gómez
Publicado en revista Punto Final Nº 843/ Diciembre 17 de 2015
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Antología de las obras completas de Pablo de Rokha, obra desarrollada por el escritor Alejandro Lavquén, constituye un libro que recopila poemas que dan una mirada global a la vasta obra de este autor, acreedor del Premio Nacional de Literatura en el año 1965 y que forma parte de lo más selecto de la poesía nacional. Sin duda esta antología da cuenta de la importancia que tiene De Rokha para entender la literatura como instrumento de lucha y fuente inagotable de transformación social, cuyo sentido último es testimoniar, desde las entrañas del ser, una forma de escritura no para sí mismo, sino más bien pensando en los sujetos sociales, en sus reivindicaciones, en sus luchas, en sus sueños e ideales, todos estos elementos son la lei motiv en la poética rokhiana.
“Hacer arte es hacer lenguaje”, nos decía Pablo de Rokha, sin duda este verso forma parte de innumerables otros versos que instalan la poesía y la literatura como un hecho viviente, ubicando la palabra en el hacer, en una búsqueda que nos permita interpretar y recrear la realidad constantemente, desde el hallazgo y la contemplación, desde el olvido y la memoria, desde la esperanza y la desesperanza, desde el cansancio y el aliento de las cosas. Aquí la lucha de contrarios se sitúa en escenarios donde el pueblo es el protagonista de los hechos, porque está presente en la voz y el sentir del poeta a través de los encuentros y desencuentros que van dando forma a su épica y su lírica.
En la poética de Pablo de Rokha confluyen sentimientos y emociones que trascienden lo meramente causal, allí anidan las razones y las sin razones del ser, lo consciente y lo subconsciente, todos estos elementos recogidos en un discurso que va de lo objetivo a lo subjetivo, otras formas de escritura nunca fueron de su interés, porque existió siempre en él la convicción de que la palabra es un instrumento de lucha, una manera de reivindicar la poética del pueblo, siendo la voz de los que no tienen voz, el caudal donde se mueven las causas más nobles del sentir popular.
“Hacer arte es hacer que el devenir eterno, / el correr infinito del tiempo y del espacio,/se queden para siempre clavados al momento/ en que el hombre cogió a la vida, en un lienzo,/ en un poema trágico, o en un trozo de mármol”. En su imaginario poético siempre primó una visión de mundo en donde se presentaban claramente las contradicciones históricas del continente y de los sujetos sociales que suelen ocupar espacios desde lugares invisibilizados por los círculos de poder, es así como testimonia a través de la palabra aquello que no recoge el discurso oficial, aquello que ha quedado silenciado en la historia de los pueblos, sin embargo su poesía se ha hecho cargo de esta realidad y desde allí hablan los desposeídos, la clase trabajadora, los ancianos, los pobres del universo porque ellos son quienes hacen historia y van entretejiendo esta leyenda que crece como un manantial sereno y violento, que va describiendo, con ojo certero las verdades que se guardan por temor a quebrantar el “orden establecido”.
De Rokha es, sin duda, uno de los poetas que mejor interpreta, a través de un aparato conceptual, la literatura vista como una herramienta de cambio social, tomando a la sociedad como fuente inagotable de creación literaria, estableciendo claramente el nexo que debe existir entre literatura y sociedad, planteamiento que Marx lo define como: “todos los sistemas mentales son productos de la existencia económica y social. Lo que llamamos cultura es inseparable de las condiciones históricas en las que los seres humanos desarrollan su vida material. Las relaciones de dominio y subordinación que rigen el orden económico y social determinan en cada etapa, la vida cultural de la sociedad”.
Celebramos la publicación de esta Antología de las obras completas de Pablo de Rokha, porque se ha venido a dar tributo a uno de los poetas más grandes de la lengua castellana, al poeta que continúa escribiendo leyendas entre todos nosotros sus lectores, porque cada vez que lo leemos descubrimos nuevos mundos, aciertos de este poeta que siempre buscó en sí mismo al otro para interpretar y resignificarlo en esta constante búsqueda de sentidos que nos da su pluma ágil, certera y audaz para decir aquello que había que decir, sin artilugios ni discursos innecesarios, solo con el firme propósito de transitar por caminos de esperanza, guiado por el ímpetu de su pluma noble, inquebrantable para defender a sus iguales, a su amado pueblo:“ignoro el sentido de mi flauta; aprendí a cantar siendo nebulosa, odio, odio las utilitarias, labores, zafias, cuotidianas, prosaicas, y amo la ociosidad ilustre de lo bello; cantar, cantar, cantar… he ahí lo único que sabes, Pablo de Rokha…”.
