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TEMBLOR DE TERRATENIENTES
Entrevista a Óscar Oszlak
Por Alejandro Lavquén
Publicada en revista Punto Final Junio 10 de 2016
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Óscar Oszlak (ex Subsecretario de Reforma Administrativa y ex asesor del presidente Raúl Alfonsín), docente y autor de varios libros, publicó en Chile La trama oculta del poder. Reforma agraria y comportamiento político de los terratenientes chilenos, 1958-1973 (LOM Ediciones). Un tema de interés político e histórico cuyas consecuencias aún se hacen sentir. Sobre el tema, Óscar Oszlak conversó con revista Punto Final.
— ¿Cómo nace la idea de un libro sobre la reforma agraria y la reacción de los terratenientes?
— Originariamente, el libro iba a ser mi tesis doctoral. Tuve que suspender el proyecto hace 47 años y escribir luego otra tesis. Mantuve durante todos estos años la ilusión de terminar el libro por la calidad de la fuente de información recogida en el verano 1969/70.
— Cuando comienza el proceso de reforma agraria ¿En qué posición se encontraba la burguesía terrateniente?
—No es fácil precisar un momento de comienzo del proceso. Yo lo sitúo hacia el comienzo del gobierno de Jorge Alessandri, debido a que es en el segundo año de su mandato cuando encuentro las primeras referencias a propuestas de iniciar una reforma agraria, sobre todo por la inquietud que ello despierta en la burguesía terrateniente. Pese a su enorme poder como caracterizado sector de la clase dominante chilena, los empresarios agrícolas arrastraban por entonces el estigma de ser los principales responsables del estancamiento en la producción del sector, que venía produciéndose desde muchos años atrás.
— La “reforma agraria” de Jorge Alessandri fue de “macetero” ¿Qué piensa usted que lo impulsó a llevar a cabo algo así? ¿Tuvo alguna repercusión posterior?
—Se la llamó “de macetero”, porque de hecho fue inocua desde el punto de vista del proceso de expropiación y redistribución de la tierra. Alessandri se vio forzado a adoptar una ley, casi inaplicada, a raíz de la presión de los Estados Unidos, cuando el presidente Kennedy, que temía el posible impacto de la revolución cubana, lanzó la llamada Alianza para el Progreso, una política que supeditaba la concesión de créditos y ayuda externa a la adopción de varias leyes importantes, entre ellas, la de Reforma Agraria. Pero también comenzaban a producirse presiones desde los partidos políticos (el Partido Radical condicionó ingresar a una coalición con el gobierno a que se discutiera un proyecto de reforma agraria), la prédica de la Iglesia, la posición de los industriales y el comienzo de los movimientos campesinos. Obviamente, todos estos procesos tuvieron repercusión posterior y crearon una creciente amenaza al sector terrateniente.
— ¿Diría usted que hubo errores en la implementación de la reforma agraria por parte del gobierno de la Unidad Popular?
— Todo gobierno comete errores en el diseño o implementación de una política. Yo no analizo en mi libro los aciertos o errores de la política estatal, sino sus consecuencias sobre el comportamiento de los terratenientes. Pero es evidente que al profundizarse el grado de radicalización de la política gubernamental en materia de expropiaciones y estatizaciones de empresas, el gobierno de la Unidad Popular consiguió estrechar, mucho más que antes, los contradictorios lazos que mantenían las distintas fracciones de la burguesía, unificando así el frente opositor. Además, tal vez se minimizó la renuencia de muchos campesinos a incorporarse a asentamientos o a granjas colectivas, por preferir convertirse, como sus patronos, en pequeños propietarios. Esta circunstancia debilitó mucho la unidad campesina.
— Usted tuvo acceso a los archivos –a las actas- de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA). En su opinión ¿Fueron ellos relevantes en el golpe de Estado de 1973, en la conspiración contra el presidente Allende?
— Yo accedí a los archivos de la SNA luego de una entrevista con su presidente, ya que me interesaba conocer la posición de los empresarios agrícolas frente a la reforma agraria. Sin preverlo, pude consultar una valiosísima base de datos que contenía información hasta el momento en que arribé a Chile (diciembre de 1969). Cuando intenté consultar las Actas en 1973, ya no me fue permitido el acceso. Es posible que estas Actas, durante el gobierno de Salvador Allende, contengan información importante para reconstruir parte de la trama interactiva que condujo, finalmente, al golpe de Pinochet. Esta conjetura se funda en la importancia que tuvo esa fuente para analizar las estrategias de acción política de los terratenientes durante los dos gobiernos previos.
— ¿Cómo se ubica el proceso de reforma agraria de Chile dentro del contexto latinoamericano?
— La reforma agraria tiene una larga historia en América Latina. Colombia bregó por ella por más de un siglo. En Perú, el mítico dirigente campesino Hugo Blanco condujo invasiones de tierras en los valles de Convención y Lares. La revolución boliviana de 1952 se inició con la toma de tierras de parte de los campesinos, que el gobierno de Paz Estensoro luego legitimó. También en México, Cuba y otros países de la región, la reforma agraria fue una cuestión central en la agenda de sus Estados. La experiencia chilena, en tal sentido, fue un caso más dentro de un contexto históricamente proclive a la adopción de este tipo de políticas. Lo singular del caso chileno es el hecho de haberse iniciado tibiamente durante un gobierno conservador, de haber avanzado bajo un gobierno democristiano más progresista y de haber alcanzado su punto culminante bajo un gobierno revolucionario.