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EL ESCRITOR ERRANTE
Entrevista a Luis Sepúlveda
Por Alejandro Lavquén
Publicada en revista Punto Final Nº 817, año 49, Noviembre 14/ 2014.
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Con motivo de la 34a Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa), el escritor Luis Sepúlveda, radicado en Guijón, España, visitó nuestro país. Con su franqueza de siempre, contó a Punto Final sus proyectos literarios y visiones políticas. Luis Sepúlveda ha desarrollado una larga y destacada carrera literaria en España y Europa, donde sus libros han obtenido gran éxito, siendo además reconocido con numerosos premios.
— ¿Qué te trae de regreso a la feria, algún nuevo libro?
— La verdad es que acepté la invitación más que nada para compartir con los jóvenes en dos conferencias. Eso es muy estimulante y emotivo, libros se firman en todas partes, así que eso no es lo que me motiva a venir, sino poder compartir con la gente, y sobre todo reencontrarme con amigos.
— ¿Cuáles serían los escritores que hoy te interesan?
— De los grandes maestros del llamado boom, me interesan fundamentalmente, siendo tan distintos entre ellos, Julio Cortázar y Gabriel García Márquez. Y Juan Rulfo, que aunque siempre se ha discutido si pertenece o no pertenece al boom, para mí lo está por derecho propio. También están Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato, entre otros. Respecto al postboom es una ensalada muy grande, nada muy claro de quienes serían sus integrantes precisos. A mí me interesan mucho los escritores chilenos contemporáneos, como por ejemplo Ramón Díaz Eterovic y algunos que jóvenes que van apareciendo en publicaciones de editoriales alternativas.
— Algo escribiste sobre Pavel Oyarzún, escritor magallánico.
— Claro, sobre El paso del Diablo, que es una estupenda novela que debería ser publicada por una editorial importante. Con mucho gusto le escribí la presentación. Lamentablemente parece que lo que no nace en Santiago no existe, y los autores de regiones no tienen la difusión que muchos se merecen. A mi interesan mucho los autores regionales.
— Cuando vienes a Chile no haces mucha vida social en Santiago.
— Estoy unos pocos días y me voy al sur. Además estoy con un plan de vida, ahora que los hijos están grandes, de vivir cuatro o seis meses del año. Incluso compré algo cerca de Puerto Montt…
— Entonces te tendremos más tiempo en Chile participando
— En Chile sí, participando tanto no sé. Cuando hay un encuentro voy con mucho gusto, pero la verdad es que yo escribo, termino el trabajo, lo publicó y después que me dejen tranquilo. No participo de esa intensa vida social de la mayoría de los escritores. Te digo algo: siempre me cargaron los mitos de los escritores. Por ejemplo, me cargan los borrachos, detesto a los borrachos. No sé quién invento que ser escritor era ser borrachín. No es verdad eso.
— ¿Tienes algún libro pronto a aparecer?
— Sí, tengo varios. Yo dejé de publicar voluntariamente en español hace dos años. Y en otros idiomas he publicado tres libros. Es decir, han sido traducidos y publicados en otras lenguas antes de serlos en español.
— ¿Por qué esa decisión?
— Quería llegar a un acuerdo con mi editor (Tusquets Editores) para que los libros llegaran a América Latina en un formato diferente al que se vende en España, porque éste es muy caro. Entonces se llegó a una solución con una colección que se llama Maxi, con un formato entre el libro original y el de bolsillo. Es de gran calidad e impresión, utiliza papel reciclado y vale la mitad. Por lo tanto accesible a todo el mundo. Tengo una especie de regreso definitivo a Tusquets, porque publiqué algunos libros con Seix Barral y con Espasa. También con Velasco, un sueño muy lindo que acabó abruptamente. Esta editorial pertenecía al grupo Norma, pero de un día para otro cerraron. He hecho un nuevo contrato con Tusquets que me publicará un libro nuevo y recuperará uno de los publicados en otras editoriales. En junio del próximo año saldré el libro de relatos llamado El uzbeko mudo y otros relatos. El título viene de una historia maravillosa que me contó un compañero peruano estudiante de la universidad de Moscú. Él llegó con todo el entusiasmo de estudiar en Moscú, porque además podía viajar por Europa. Quería estudiar ingeniería de minas, pero al parecer era muy solicitada esa carrera y no había ya cupo cuando llegó, entonces lo mandaron a la escuela de ingeniería de minas en Uzbekistán. Allí se encontró que nadie hablaba ruso sino el idioma local. Así que le dije te doy cinco años para escribir la historia o si no la escribo yo. El libro también incluye relatos generacionales que suceden en Chile, contados con humor y mucho amor.
— Siempre está Chile presente en tus libros
— Sí, por supuesto, vivo en España pero soy chileno. Aunque he explorado otros territorios, pero Chile es una presencia permanente. Tusquets también me publicará, en la navidad del próximo año, un libro al que le ha ido muy bien en Italia y en Francia, se llama Historia de un caracol que descubrió la importancia de la lentitud.
— Llegan pocas noticias a Chile de tu actividad y publicaciones en Europa…
— Eso tiene que ver con las características de la prensa chilena. Sabemos perfectamente que con la honrosa excepción de medios como Punto Final o Le Monde Diplomatique, la prensa está en las mismas manos y silencian las voces que les parezcan críticas al sistema neoliberal que defienden. Hace menos de un mes me dieron en Taormina, Italia, el premio literario más importante que se da a la carrera literaria y en Chile ni se enteraron, no se enteró ni el agregado cultural chileno, imagínate.
— ¿Crees que ese silencio tiene que ver con tus opiniones políticas?
— Evidentemente que sí. Por ejemplo, en el gobierno de Sebastián Piñera, Chile era el tema central de la Feria Internacional del Libro de Torino, y me llegó una carta de la cancillería pidiéndome que encabezara la delegación chilena. Les respondí que yo no representaba a un país que aplicaba la ley antiterrorista al pueblo mapuche. Que no representaba a un puto país que apaleaba a los estudiantes. Que no representaba a un país que estaba planeando crímenes medioambientales monstruosos en la Patagonia. La feria se hizo y el stand chileno estaba muy simpático, y había colegas chilenos a los que fui a saludar. Pero mis presentaciones las hice sin ser parte de la delegación chilena.
— ¿Cuál es tu visión del Chile actual?
— Hay cosas que han ido cambiando, se han abierto algunos caminos. El movimiento de los estudiantes fue muy importante. Colocaron en el centro del debate cosas realmente importantes, que estaban intencionalmente olvidadas, como la asamblea constituyente. Los estudiantes fueron más allá de sus propias reivindicaciones. Fueron los estudiantes los que se permitieron recordarle a la sociedad chilena, a los honorables diputados y senadores, que una de las últimas leyes de la dictadura se relacionó con la educación, dejando amarrado el futuro de todas las generaciones posteriores, y ellos nada habían hecho al respecto durante los gobiernos de la Concertación.
Otro asunto importante fue aquella enorme movilización social que se dio contra el proyecto de Hidroaysén. Donde los manifestantes demostraron una sensibilidad e inteligencia que no se corresponde con la falta de inteligencia que tiene la clase política en este país. Ayer escuchaba en televisión al ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, y da pena oír a un ministro de Educación que carece de un relato elemental, primordial, y que está lleno de contradicciones. Eso es impresentable.
— El 2013 se conmemoraron los 40 años del golpe y este año la caída de Miguel Enríquez, con mucha participación de la gente ¿Qué opinión te merece esto?
— Yo creo que es muy importante reivindicar a las figuras históricas, que han estado junto al pueblo y que incluso han dado la vida por sus principios. Es importante porque ha sido tal la pobreza intelectual de los gobiernos de la Concertación y de la derecha, que mucha gente busca y tiene la necesidad de un referente histórico; entonces, mira hacia atrás y dice: hemos tenido líderes extraordinarios y su ejemplo debemos conservarlo. Yo espero que este país reivindique a mucha gente que se la jugó por derrotar a la dictadura, falta reivindicar pública e históricamente a los muchachos del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Se lo merecen ampliamente. Lo mismo que todos esos militantes anónimos que nunca dejaron de luchar contra las barbaries de la dictadura. Yo confío en que las nuevas generaciones lo hagan. Confío en que los nuevos dirigentes, que se gestaron al calor del movimiento estudiantil, se la jueguen de verdad por la memoria histórica. Y tengo la impresión de que lo hacen, sobre todo Gabriel Boric, que para mí es uno de los jóvenes dirigentes más interesantes que tiene el país. Es un joven brillante, que además hizo una campaña solo, sin hipotecar nada. Practica una política abierta, transparente.
SALUDO A LOS LECTORES:
— Antes de despedirnos, Luis Sepúlveda dejó un saludo a los lectores de la revista:
— Que sigan siendo fieles a Punto Final, pues Punto Final es una publicación de referencia para conocer la verdadera realidad de Chile. Si uno piensa en la parte heroica de la prensa chilena después del golpe Punto Final fue un baluarte. Yo soy un lector de la revista y siento gran admiración por Manuel Cabieses, su director, un periodista ante el cual hay que sacarse el sombrero.
Fotografía: Jorge Salomón