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Los libros

Por Alejandro Lavquén




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Manifiesto apologético de los daños de la esclavitud del Reino de Chile (Editorial Catalonia). Publicado originalmente en 1670 por el padre jesuita Diego de Rosales (España, 1601-Chile, 1677), hoy es reeditado en una edición crítica acompañada de un estudio introductorio y notas del historiador Andrés I. Prieto, poniendo al alcance del público actual un documento de real importancia histórica. Diego de Rosales fue una destacada figura religiosa y política de la Colonia, y además del libro que nos convoca, escribió Historia general del Reino de Chile, Flandes indianoy La Conquista espiritual del Reino de Chile. En el libro que comentamos, el padre De Rosales hace una crítica detallada de la esclavitud durante la Colonia, denuncia las malocas para capturar reche-mapuche y venderlos como esclavos, y además critica los motivos aducidos para esclavizarlos. El concepto reche, se refiere a cómo se denominaban los grupos étnicos que habitaban al sur del Bío-Bío durante los siglos XVI y XVII, antes de ser identificados como mapuche, de ahí que se use acá ese concepto, para no descontextualizar la época estudiada. Reche quiere decir “gente verdadera” o “gente pura”. Andrés I, Prieto lo explica de esta manera: “El término mapuche no aparece en las fuentes de los siglos XVI y XVII, y su uso indiscriminado para el período aquí tratado ignora el efecto que tuvo la colonización española en el surgimiento de una identidad étnica entre aquellos que hoy se identifican a sí mismos como mapuche”.La autorización -o “legalización”- para esclavizar a los indígenas que habitan al sur del país, fue formulada por Felipe III en la Real Cédula de 1608, la cual autorizaba esclavizar a los reche-mapuche, creando una excepción frente a la legalidad vigente que reconocía a los indígenas como vasallos libres de la Corona española. Todo el daño que esto trajo a los reche-mapuche fue denunciado por el padre Diego de Rosales en su libro, analizando la situación desde aspectos económicos, jurídicos, sociales y religiosos.

El tema de la esclavitud en Chile es algo bastante poco tratado y desconocido en nuestra formación como sociedad. Andrés I. Prieto explica que “Chile es una nación fundada sobre la esclavitud. Sin embargo, a diferencia de otras naciones con pasado esclavista, este hecho no parece ser reconocido por la historiografía y está completamente ausente del discurso público. La captura de indígenas para esclavizarlos, así como la extensión de esta práctica durante todo el período colonial, son hechos que, aunque conocidos, han sido puestos en segunda fila por los historiadores chilenos, quienes han preferido, por razones ideológicas, concentrarse en la historia militar y eclesiástica o, más recientemente, en las relaciones fronterizas entre mapuches y españoles. El resultado ha sido que la esclavitud de los reche-mapuche ha quedado reducida a un problema de segundo orden, siendo explicada solo en términos económicos, oscureciendo tanto su centralidad en el proyecto colonial español en Chile como su significado histórico en la conformación de nuestra sociedad”.

Disparen a la bandada (Editorial Catalonia). Crónica secreta de los crímenes en la FACH contra Bachelet y otros, del periodista Fernando Villagrán, autor de varios escritos relacionados con la dictadura y sus fechorías. Disparen a la bandada se publicó por primera vez en 2002 y esta segunda edición –que coincide con los 40 años del golpe de Estado de 1973- está revisada y ampliada. Villagrán narra su propia experiencia, como prisionero político e investigador, a contar del bombardeo a La Moneda hasta nuestra época. El libro da cuenta, por ejemplo, de las diferencias dentro de la FACH entre los oficiales leales a la Constitución y los aviadores golpistas, cuyos crímenes aún no son conocidos en toda su dimensión por el público general. Esto debido, principalmente, a la desinformación y manipulación de la prensa escrita afín al pinochetismo, donde ha llevado la batuta el diario El Mercurio. Uno de los peores centros de tortura de la FACH fue la Academia de Guerra Aérea (AGA). Muchos suboficiales de la fuerza aérea fueron hechos prisioneros por sus compañeros golpistas, y los oficiales de alto rango, como se cuenta en el libro, “con varios de ellos compartieron momentos de tortura cuando sus verdugos no hacían distinción entre los grados de los prisioneros. Así como el general Poblete había presenciado la muerte del suboficial Rafael Reyes Gajardo en la AGA, el capitán Jorge Silva fue testigo del balazo de un fusil Mauser que mató al cabo José Espinosa Santis en la Academia Politécnica Aeronáutica y que disparó un alumno de la Escuela de Especialidades encargado de vigilar a los prisioneros mantenidos durante todo el día sentados frente a una muralla. Allí los presos eran identificados por un número, desapareciendo la diferencia de rango, en una medida destinada especialmente a humillar a los oficiales”.

El libro de Villagrán es fundamental para ir reconstruyendo la historia del abuso y violaciones a los derechos humanos en Chile a contar de 1973. Historia que ha sido silenciada en muchos aspectos por la derecha chilena, cómplices de los militares, y que cada año que transcurre pretenden ir pasando más y más desapercibidos y ajenos a la desestabilización y boicot contra el gobierno de la Unidad Popular que ellos propiciaron desde antes de la elección de Salvador Allende como presidente legítimo de la República.

Luis Emilio Recabarren (LOM Ediciones). Una biografía histórica. El historiador Julio Pinto Vallejos, nos entrega una biografía sobre Luis Emilio Recabarren que tiene la oportunidad de ver la luz en un momento en que existe mayor conocimiento de los antecedentes históricos de la época que le tocó vivir al llamado padre (o impulsor) del movimiento obrero en Chile. En las últimas décadas la historiografía ha tenido notorios avances gracias al acceso a fuentes que antes no se conocían. En el caso de Recabarren, si bien existían otras biografías –cinco- de distinta factura, éstas fueron escritas hace más de veinte años, la última de ellas en 1992. Julio Pinto explica que en este trabajo “ha querido, concretamente, acompañar a Recabarren a lo largo de sus casi cincuenta años de vida, señalando sus principales hitos y puntos de inflexión, e insertándolo en los procesos en que le cupo actuar y que contribuyó a configurar. Se ha dispuesto para ello de su muy voluminosa obra escrita, tanto la de mayor aliento teórico volcada en folletos y libros, como la de carácter coyuntural o de combate que quedó plasmada en cientos de artículos periodísticos, proclamas y discursos parlamentarios, los cuales han sido consultados tanto en compilaciones previas como directamente de la fuente”. El libro se dispone en cinco capítulos: El despertar del militante, Horizontes socialistas, La pampa se tiñe de rojo,El giro maximalista, Un comunista en el parlamento. Más un epílogo titulado Réquiem para un apóstol. Luis Emilio Recabarren militó alrededor de veinte años en el Partido Demócrata, por el cual fue elegido diputado en 1906, siendo sacado de su cargo al poco tiempo tras ser impugnada su elección, situación injusta que incluso provocó el reproche de la prensa reaccionaria encabezada por El Mercurio y El Ferrocarril. En 1912, el 4 de junio, Recabarren, junto a otros compañeros, fundó el Partido Obrero Socialista, que el 2 de enero de 1922 pasaría a llamarse Partido Comunista de Chile. En 1920 Recabarren fue candidato a la presidencia de la República y en 1921 nuevamente fue electo diputado, por Antofagasta, en una controvertida elección debido a un pacto electoral entre el POS y la Alianza Liberal, que era el conglomerado del presidente Arturo Alessandri Palma.

Pinto inicia el recorrido por la vida de Luis Emilio Recabarren dando cuenta de su etapa de juventud, período que guarda bastantes lagunas acerca de su quehacer y vida personal, incluso motivando, entre quienes han escrito sobre él, versiones diversas respecto a cuestiones puntuales de su desempeño político. El legado ideológico de Luis Emilio Recabarren es esencial en el proceso de lucha política y económica que desarrolló la clase obrera a lo largo del siglo XX, proceso que alcanzó su cúspide con el triunfo de la Unidad Popular, en 1970, encabezada por Salvador Allende. Recabarren, además de su capacidad para organizar a los trabajadores y sacar adelante medios de prensa populares, poseía la convicción de que una de las tareas de las organizaciones obreras era inculcar la cultura a sus asociados. Para él el arte, la literatura, las ciencias, eran asuntos fundamentales. Lo mismo que las relaciones de familia y el combate contra los vicios del alcohol, el juego y la prostitución. En el volumen, de gran interés resultan los antecedentes que se entregan sobre su larga estadía en Buenos Aires, su viaje a Europa y a la Unión Soviética. Luis Emilio Recabarren, durante su vida, sufrió la cárcel y muchas veces la incomprensión y crítica de sus propios compañeros, pero siempre salió adelante. Sus polémicas con sectores anarquistas también dieron lugar a muchas páginas en la prensa obrera. Tras su suicidio en 1924, se generaron muchas teorías y fabulaciones, cuestión que este trabajo, en nuestra opinión, aborda y analiza, con bastante sentido común y buen criterio.


La liturgia del poder (LOM Ediciones). Celebraciones públicas y estrategias persuasivas en Chile colonial (1609-1709). Jaime Valenzuela Márquez. Como se detalla en la edición, el libro estudia “las fiestas y ceremonias públicas que se llevaron a cabo en Santiago de Chile durante el siglo XVII. La hipótesis central es que, más allá de las formas legales e institucionales, el sistema de poder colonial se desplegó en Hispanoamérica apoyándose sobre un aparato ritual cívico-religioso. Una estrategia de persuasión colectiva, revestida por una función política, legitimó a las autoridades, las elites locales y los soportes ideológicos subyacentes”. Jaime Valenzuela expone su trabajo entre tres capítulos: I. El espacio, los hombres, las instituciones; II. El poder entre dramatización y sacralización y III. La persuasión litúrgica en las celebraciones “civiles”.

La primera parte nos lleva al inicio de la colonización y al desarrollo y funcionamiento de ciudades como Santiago, Concepción, La Serena y Valparaíso, resaltando sobre todo sus instituciones. En el Valle Central, debido a la escasa población y a su asentamiento poco estructurado, no hubo prácticamente resistencia al modelo cultural hispano-europeo, lo que permitió una rápida asimilación de éste y de las instituciones que lo representaban. A esto se sumó el desarraigo de la población no hispana que fue trasladada a Santiago desde diferentes lugares. La segunda parte nos interioriza en las liturgias relacionadas con la monarquía y la Iglesia, representantes del poder, que al ir masificando sus ceremonias mediante el ritual público, iban imponiendo su dominio en el imaginario colectivo del pueblo, lo que se motivaba a través de fiestas públicas que sumaban también a sectores laicos. Claramente la Iglesia fue un instrumento político de dominación y vasallaje. Las festividades iban acompañadas de un ritual lleno de símbolos reales, procesiones y estandartes que identificaban el poder del rey y, por ende, de las instituciones que lo representaban. El tercer capítulo se refiere a la celebración “civil”, que obviamente estaba en concordancia con festejos relativos a la corona y a la Iglesia, que reproducían en Chile ceremonias consagradas a preservar el monopolio del poder, a oficializarlo e inocularlo de manera permanente en el inconsciente colectivo del pueblo. Como resume Pinto, en este trabajo se aborda “una propuesta de lectura de la aplicación y desarrollo de determinadas estrategias persuasivas del sistema de poder colonial en América, en el contexto social, económico, administrativo y político del Chile del siglo XVII”.



 

 


 

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"Manifiesto apologético de los daños de la esclavitud del Reino de Chile", de Diego de Rosales; "Disparen a la bandada", de Fernando Villagrán; "Luis Emilio Recabarren", de Julio Pinto Vallejos; "La liturgia del poder", de Jaime Valenzuela Márquez.
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