APROXIMACIONES A CIUDAD NÓMADE, DE RONALD GALLARDO
(Editorial Ventana Abierta, colección José Miguel Varas)
Por Alberto Moreno
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“Tu negocio en este mundo no es ni asegurar la salvación de un alma sedienta de paz, ni procurar a tu cuerpo las ventajas del dinero. Tu negocio es la búsqueda de un incognoscible destino. Por eso debes luchar con odio contra los límites que opone a la libertad el sistema de las conveniencias. Por eso deberás armarte de un secreto orgullo y de una insuperable voluntad.”
G. Bataille
“La metafísica esta en la calle”.
F. Nietzsche
“Es necesario ser inconcluso”.
M. Bajtín
-La cumbre de los miserables, o el abandono de los que ya nada tienen que perder. Ebrios de día y ebrios de noche. Pero sin culpa y compartiendo algo muy diferente de la miseria, aunque no por ello, menos doloroso,
- Viajeras del mundo, livianas como una paloma al viento, relatándonos el fin de un incierto y misterioso romance junto al príncipe de los poetas,
-Escritores de ficción desdoblados en improbables choferes de buses urbanos, bendecidos, untados por la hidromiel de las muchachas en flor,
-Travestis y trasnoches de circo y viajes por el desierto, derrotando un destino fatal, y refugiados en el amor, más allá de la definición de los sexos,
-El mayor mito político-revolucionario de la historia reciente, manchado de sangre y contado de este lado de la vereda,
En fin, nos encontramos ante una heterodoxa mezcla de estilos y registros…relatos en tercera persona, etnografías de bares, historias de la marginalidad, bitácora de viajes, delirios alcohólicos, encuentros con la tercera dimensión, misteriosamente empujados por el viento…
Hay algo desmesurado y de extravío en las historias de este libro
Viejos parroquianos de tiempos idos… navegantes de ebrios barcos que encallaron en puertos donde una bruma gris los escondió para siempre…
Algunas imágenes que se repiten entre líneas nos evocan el aura del viejo Pablo de Rokha, subiendo y bajando de trenes por el sur del país, comiendo y bebiendo a destajo, hablando a diestra y siniestra con todo el mundo, ajeno a todo molde o limite establecido.
-Otras voces nos llevarán por largas jornadas poéticas en secretos bares, escondidos de las luces, pequeños refugios para amantes furtivos y toda clase de artistas y seres de la noche…
Intersticios y fragmentos desde donde se dibuja la otra ciudad, en un tono y estilos que recuerdan los años 80 y 90, como en los relatos del mítico profesor Carlos Piña…
- Está por supuesto, el relato del los marginados de la fiesta de los 16 mil dólares, retratados en las colas de ferias y mercados persa, donde muchos reciclan el trueque y otras formas amables de intercambio.
-Hay, cómo negarlo, un espectro romántico recorriendo estas líneas, la nostalgia de tiempos mejores, sin prisa, ni carreras por el éxito, momentos donde la televisión y la publicidad todavía no marcaban el gusto y el habla de los más jóvenes, ahí donde todavía era posible encontrar a viejos parroquianos, seres que se comunicaban en una lengua antigua
-Están marcadas estas historias por las ansias de irse, de desaparecer y borrar de un manotazo esta realidad que agobia y coarta, con su pobre discurso del valor, el éxito y las ganancias tan bien calculadas, reflejo de un mundo signado por la circulación sin limite de mercancías y fetiches.
En el fondo Ronald Gallardo, en uno de los múltiples fondos visibles de estas nomadias, nos quiere transportar en viejos barcos y trenes hacia la otra ciudad, (mundo que aún habita, dentro de este territorio- pero en capas subterráneas), espacio vital, que sin duda, fue más amable, donde hombres y mujeres vivían el día a día, estableciendo relaciones cara a cara.
Villas, barrios, pueblos, donde sus habitantes siempre tenían tiempo para los amigos, para comer y beber en torno a una mesa, o caminar entre los árboles y donde la vida era ciertamente menos ruidosa, con menos teléfonos y más citas y fiestas populares.
Todo esto, sin darnos cuenta, como un guiño, nos incita a leer estas historias de los seres nómades, como un homenaje al poeta Teillier.
Ronald Gallardo reescribe esa gesta épica para nosotros (la del lar y de un hábitat muy querible)-, la reactualiza, la reinscribe desde sus puntos de fuga en la ciudad...su ciudad, por eso los recovecos, por eso los escondrijos. Por eso nombrar y rebautizar las cosas y a las personas con colores y figuras que hoy nos parecen ya distantes y perdidas en el tiempo.
Sin embargo, no se trata solo de bares alucinógenos o marginales sin esperanza…es más exactamente, el retrato de otra forma de vida. Podemos ver y palpar un canto y alabanza de la ciudad que acogió por largas décadas otros estilos de vida…la cual por suerte, para nosotros, aún no es tan antigua, ni está tan olvidada, pues somos muchos los que habitamos y transitamos también por esa ciudad, porfiadamente, contra el reloj y contra los discursos a la moda, e invitamos cada tanto a nuestros grandes amigos a recorrerla, lentamente, conversando, tejiendo historias, caminando por sus calles.
Eso es lo que hace este libro del poeta y cronista Ronald Gallardo, una invitación a un viaje por el tiempo, donde él ha escrito un guión, que se actúa en las calles y que lo protagonizan rostros anónimos de valientes, esos que ya no tienen nada que perder pues lo entregaron todo.
En este coche viejo vamos todos vestidos de gala, pero con harapos, por una ruta hecha para conocer la ciudad, lentamente, caminando y brindando con los amigos y los amores que nos esperan, a la vuelta de cada esquina.
* Texto leído durante la presentación pública de Cuidad nómade, Casa Museo La Chascona, enero 12,2012.