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Texto y Pretexto en “Encerrar y Vigilar”.
Reseña a la antología Encerrar y Vigilar. Escrituras Bajo Amenaza. Marciano Ediciones, 2020.
Por Omar Mondaca Segura[1]
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Una compilación con autores de un nivel totalmente diverso y con experiencias literarias tan distintas debe entenderse y valorarse en esa justa medida, y contrapuesto a como lo sería una obra de autor o autores de un valor unitario (un compilador que escoja los mejores autores de un estilo o temática similar, por ejemplo). Fueron convocados a esta obra autores que quisieron dar su trabajo literario y su trabajo visual al respecto de un tema contingente como es la experiencia del encierro -controlado por el Estado- que hemos tenido que vivir todo el mundo a partir de una pandemia mundial. Aquí la temática sirve como pretexto para la urgencia de una escritura: autores que han deseado expresarse desde un momento presente, resultando en esta variabilidad de voces que reúne este Encerrar y Vigilar.
¿Cómo se lee una compilación de tales características? Recomiendo abrir el libro al azar en cualquiera de sus escritos. Una ventaja que sólo tienen los objetos libros (por extensión el digital) como lo es éste. No es un texto (un sólo texto) para leer en un desarrollo lineal, no lo es necesariamente por lo menos. Se pueden tomar los autores que a uno le atraigan, los que te inquietan o los que puede que tengan alguna complicidad de visión con uno, etc. Aquí sí hay de todo. Y en lo gráfico tanto más aún: fotografías de performances, instalaciones, collages, pinturas digitales, etc. Todos trabajos autónomos dentro de este soporte que es el texto compilatorio. Si bien las obras visuales pueden estar insertadas no al azar, después o antes de un texto -la composición y diagramación han sido cuidadosamente trabajadas- gozan de su propia lectura autónoma aunque a veces pueden en conjunto con un texto sugerir otras lecturas. De eso ha tratado siempre la expresión artística contemporánea.
En defensa del pretexto que motiva a la convocatoria de los autores diré que los compiladores no se han dirigido a un proyecto por capricho y casualidad. Es la oportunidad de expresión bajo condiciones nunca sufridas por nuestra sociedad a una escala mundial y a ese nivel de consenso político, sea por motivos alarmantes, peligrosos o como un impasse, lo cierto es que también terminan siendo como un bypass, control no sólo sanitario, adormecedor o despertante, angustiante, tranquilizador para algunos, represivo para otros. Nunca habíamos padecido algo igual a un nivel universal. Y entonces parece que Alberto Moreno y Samuel Ibarra esperaban que en esas condiciones se hubiesen despertado las empatías necesarias con nuestro propio dolor, indignidad o incomodidad, el necesario desasosiego para con expresiones que puedan identificarnos hoy a todos.
Si el dolor a veces no deja organizar la mente en ninguna perspectiva productiva a quien lo padece y la angustia de la represión sólo parece traer reacciones y respuestas, las reacciones cuando son literarias siempre serán un reflejo organizado por el arte de quien lo produce, en este caso para con el dolor y represión que viven también otras personas. Con mucha más perspectiva dentro de esas constricciones son reveladoras como lo puede ser más que lo que sólo nubla la alegría o el jolgorio tranquilizador en donde nos mostramos a veces algo estúpidos. De parte de los autores compiladores de seguro este pretexto, que explicita el título que han elegido para toda la compilación, no es un pretexto, es una apuesta. Una apuesta riesgosa sobre lo que estamos viviendo confusamente en el presente para recobrarlo certeramente en lo que nos deparará el futuro.
Cuando Alberto Moreno nos recuerda que toda esta emergencia y todo el manejo comunicacional “nos anunciaban –online las 24horas- el fin de los tiempos, por la acción mutante de un virus asesino que recorre el orbe, y se transmite de boca en boca y de mano en mano”, ese de “boca en boca” y de “mano en mano” está señalando a su vez un símbolo del estatuto de nuestra forma de relacionarnos, de nuestra humana comunicación. Y por ende del hecho de cómo el dividir la unión en nuestra comunicación más cercana, con nuestro prójimo, puede ocultar necesariamente un manejo del control de un cuerpo social que ya se venía organizando, abrazando y reencontrando en las calles a un nivel que no se veía hace mucho tiempo.
Todo este pretexto ya enunciado y denunciante sería el motor para esas voces literarias reunidas aquí, para los ánimos que escriben, para quienes se atrevieron a escribir en medio del desánimo general, en un tiempo en que bien han aclarado los psicoanalistas se ha “caído un mundo” y ya nada se puede decir ni escuchar con absoluta certeza y confianza, donde casi no se puede pensar, ni leer, ni imaginar ni escribir bien, así y todo la energía expresiva de los textos que nos entrega Encerrar Y Vigilar, Escrituras Bajo Amenaza va a dar cuenta de una necesidad de quienes personalmente ya han sido salvados antes y de seguro no una sola vez por la literatura y el arte. Ambas son capaces de traspasar los límites de lo privado en la comunicación más íntima con el otro (y lo otro).
¿Criticaré alguno de los textos? ¿Recomendaré unos sobre los demás? Quizá podría circundar sus diferencias y sus valores característicos. Pero prefiero dejarlo al gusto del lector. Al final del día nuestro personal encierro merece nuestras personales lecturas. También este texto era un pretexto. También sigo leyendo y releyéndolos en desorden.
[1] Licenciado en Educación y Profesor de Filosofía. Escribe sobre literatura, arte y cultura. Produjo durante varias versiones el festival “Molina Poesía”. Vive y trabaja en Molina, Curicó.
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