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Apuntes de lectura sobre Descabellado, ¿Qué es eso? La dinámica del cautiverio,
Ensayo, de Rodrigo Naranjo. (Mutante Editores, 2016).

Por Alberto Moreno[*]
Publicado en Revista Tiempo Histórico, Santiago-Chile, año 7 / Nº 12 / 2016 / UAHC



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“La regla, es el placer calculado del encarnizamiento, es la sangre prometida. Ella permite relanzar sin
cesar el juego de la dominación. Introduce en escena una violencia repetida meticulosamente”.
Michel Foucault, Nietzsche, la genealogía, la historia, (Pre-Textos, 2008).


De qué nos habla este libro… ¿Qué arriesga? Este ensayo habla de la violencia, como forma y fundamento. Y de las innombrables formas de la ignominia que de ahí surgen. De lo oculto, lo que deberá esconderse, olvidarse, dejar caer en el extravío, hasta que desaparezca… Cabezas que caen cercenadas, arrancadas de cuajo por una espada, un machete, o un gran cuchillo y que luego van a ser exhibidas como trofeos de guerra. Donde alguien recibe luego un premio por descabezar y descuerar al otro. Es un mundo descabellado. Pero fascinante en su crudeza, pues nos habla de lo por venir, del orden que tendrán los hombres en esta tierra, siglos después.

Es una obra que discurre, desde la digresión como método -método brillante por atrevido-  y trata sobre los límites de la moral y la convivencia entre los humanos, sobre las posibilidades de la vida -y de sobrevida- para hombres y mujeres, dentro del sistema de la esclavitud y el cautiverio. Ese es el gran de tema de fondo que yo leo en este ensayo; no es la Gran Historia, ni la disciplina, ni el método. Todo eso aquí es secundario. Corrijo, ocupa un tercer lugar. El segundo corresponde a toda esa literatura dispersa sobre el cautiverio, que da origen a la reflexión de Naranjo en Descabellado. Repito, se trata de las posibilidades de la vida humana, en los extremos, de la experiencia límite del cautiverio y la esclavitud. Es decir, nos enfrentamos a un relato sobre lo extraordinario.

El texto discurre sobre los riegos y dificultades de re/pensar al otro, desde un afuera, desde lo oculto, ante todo aquello que nadie ha querido ver, y que es mejor olvidar; porque es algo sin respuesta, un no explicado hecho histórico, y que ha sido el germen de un devenir fantasmal ¿Cómo nombrarlo entonces…?

Descabellado es también la visión aterradora de la postergación infinita, que relata y profundiza toda la obra del hombre Franz Kafka.

“Un periódico fechado el 29 de abril de 1697 señala: “El día está marcado por el logro de Hannah Dunstan, Mary Neff, y Samuel Lennerson; quienes mataron a dos hombres, sus amos, y dos mujeres y 6 otros, y han traído diez cueros cabelludos”. (Descabellado, pág. 15).

Los relatos de la vida de Hannah Dunstan, son también los fundamentos morales de los Estados Unidos de América: puritanos, violentos, ambiciosos. Ella es la imagen y semejanza perfecta del paso del tiempo, de un espejo para nada deformado; es la América descabellada a través de los siglos. Hoy no ha cambiado mucho: rifles y armas automáticas por los viejos machetes. Matanzas tribales en cautiverio, por matanzas religiosas o étnicas de migrantes forzados. Los primeros pasajes del libro nos muestran los Estados Unidos de América en estado puro, a través de la vida y obra de una mujer que hace justicia por sus manos, y que exige su recompensa, va por esta y la recibe. El tiempo erige una estatua en su nombre.

El lenguaje de este ensayo sobre el cautiverio. Los otros, esos extraños entes, sujetos que encarnan lo ajeno y desconocido, aquello que resulta chocante y perturbador por salvaje, por idólatra, por caníbales, por locos, por vividores estos “indios y negros salvajes”. Cuerpos y sexualidades impensados para la Corona Real, seres que viven en el delirio del desorden y el desgobierno, en sus quilombos y fronteras, espacios prohibidos al colono, con sus espadas y biblias.

Escalpar/scalpid. El texto se adentra ineludiblemente en una minuciosa descripción de los hábitos de resistencia y combate entre los indios herejes y los puritanos libertos y vengativos: pelos, mochas, cabelleras arrancadas de cuajo y luego exhibidas como lucrativos trofeos de guerra. Terreno propicio para la fiebre, el dislate y la perversión/perdición del alma… o del aura. Se nos habla de una locura exacerbada, en todas direcciones; de amos a esclavos, de cautivos a dominadores. De blancos a negros y de indios a sacerdotes católicos. Es la guerra desatada en todo el devastador extravío de la condición humana.

Digresión uno. ¿Y si fuese esa la natural condición de lo humano? La codicia y la ilimitada sed de sangre, el efecto fulminante del brillo del oro en nuestro apetito, la necesidad casi espontánea de someter al otro, sólo porque que sus actos son –o se ven- de  forma diferente a los nuestros.

Digresión dos. El cautiverio de los historiadores, o el cautiverio en la historia de “la verdad histórica”. Este ensayo como unos Principios para una arqueología del proletariado; o de las novísimas formas del cautiverio en las ciudades contemporáneas.

Hans Staden, cautivo, sagrado, incomible, intragable colorín barbudo, el gran promotor de la ideología europea sobre el canibalismo entre los salvajes indios americanos.

“Los lanzados”, de los portugueses. Las expediciones coloniales venidas desde Lisboa lanzaban a las costas de Brasil a cientos de prisioneros y criminales (aquellos que atestaban las cárceles de Europa), para explorar el nuevo territorio. Anotar: ese individuo fue quien primero traba relación con los indígenas del Amazonas. Ese fue el “contacto cultural” con el primer mundo, para gran parte de los indígenas de América.

Conceptos/agencias liminales de este libro

a) El aura, lo aurático y lo deshauratizado[1]-[2]-[3]  y el simbionte[4]. Todo esto nos remite al conjunto de artefactos metodológicos y conceptuales, que definen este proyecto escritural, su ánimo de exploración radical, que escudriña desde un pasado remoto, y a veces improbable, hasta seguirle los pasos a una revolución de esclavos negros, la más improbable y descabellada aventura liberadora de los tiempos modernos: La Revolución de Haití (los esclavizados que padecieron por tres siglos la negación de su humanidad).

b) La muerte y el sacrificio. Bataille discute con Hegel, sobre la muerte y el sacrificio humano. Dominación, cautiverio, esclavitud. Sobre las formas de nombrarlo u ocultarlo. Tres pilares que sostienen/levantan el ensayo. Esclavitud, dominación, cautiverio. ¿Silencio histórico, ceguera/negación religiosa, o unas inmejorables condiciones económicas para los reyes católicos?

c) Indios, negros y mujeres. Los cautivos/as. Salvajes, irredentos e intercambiables. Costumbres y hábitos negados, muchos hijos bastardos; y no olvidar el otro motivo de fondo que nos permite leer esta investigación: la incontable e interminable mano de obra a muy, muy bajo costo para las coronas de España, Portugal y Francia. (En todo caso el único “costo” real de esta descabellada empresa  era humano, sólo humano; los hombres que morían en los barcos, y eran arrojados al mar).

d) El cautiverio visto como relato histórico; etnográfico, antropológico, etcétera.

e) El cautiverio como registro, como género, una literatura de relatos sobre las distintas formas del cautiverio; libros que se editan en Europa y Estados Unidos; productos que se venden y llegan a producir un “gran éxito comercial”, ya en esa época.

f) Finalmente, el cautiverio como parte de la historia no oficial. Pero “Historia” al fin y al cabo, con su propio sistema de archivos, bibliotecas e investigaciones; el derecho a unas Obras Completas.

Aquí se confronta todo eso, tensionándolo, en un contrapunto histórico, con el secuestro de Ingrid Betancourt en Colombia, o con los atentados y decapitaciones (vistos en videos de difusión masiva) del grupo de sicarios/mercenarios del ISIS.

El ensayo porfía, discute y vuelve a pensar el cautiverio: a “los indios” de las tres Américas, sacando el oro de las minas para entregarlo luego a sus señores encomenderos; a los negros en el cañaveral, trabajando de sol a sol, incluso, durmiendo de pie, para seguir trabajando por siempre, hasta en sus malos sueños. (Negros: hombres y mujeres habitantes de África, de diferentes zonas y tribus, quienes fueron sacados por la fuerza de su tierra, y luego esclavizados durante al menos, tres siglos, en América).

Contrapunto entre las visones de Núñez de Pineda y Gonzáles de Nájera sobre cautivos y esclavos, dice Naranjo: “Mientras que el cautiverio, en el caso de Pineda y  Bascuñán es el medio principal de los discursos sobre la verdad, la guerra y la autoridad.  Un principio, un medio, en que el cautiverio provee de un lenguaje y una forma de interpelación, que ira a caracterizar, la razón criolla… Para González de Nájera, por su parte, el cautiverio implicaba la manifestación misma que le permite proponer un programa de regulación de las rutas negreras (una propuesta de “negrificacion” para la erradicación del enemigo). Mientras que para Pineda y Bascuñán, el cautiverio es el espacio, el medio de reflexión de sus razones (individuales); un medio de reflexión sobre la experiencia, que trama la construcción de su obra, como una “máquina de la felicidad”. (Descabellado, pág. 71).

Palabras finales. En tanto los negros (los esclavizados traídos de África) representan una forma de dominación sometida a la lógica de la esclavitud, por y para el mundo del trabajo “híper productivo” de las plantaciones de azúcar y también los minerales “los indios” serán vistos como su antítesis; libertad bestial, no humana, insumisa e intratable en sus apetitos y desordenes, entes libidinosos y ociosos. Entonces, los indios (el indígena, ese habitante primero y natural de las Américas) carecen de alma, son inclasificables, y pasan a formar parte del no reino, donde habitan y transitan las cosas no humanas. No sirven para el trabajo ni pueden ser convertidos a la fe. Este es el mayor desquicio del colono, como súbdito de dios, y del rey.

En ese orden, en esa lógica, La Revolución de Haití (1791-1804) es un hecho impensado en la historia de humanidad. Fue una revolución de negros - esclavos, (hombres esclavizados) y eso, es algo imposible. Un no humano no gesta un proceso revolucionario, es inimaginable. Menos aún, si aquel sujeto, no considerado en la historia, comete el desatino de hacer lo suyo extraordinario, en paralelo a los franceses y su Asamblea Constituyente. Por eso la historia oficial de occidente, y la historia, como disciplina, lo ocultan, lo niegan, transformándolo en hecho fantasmal. Es un zombi dentro de la historia.

El cautiverio en las Américas como forma de dominación para el tráfico de personas y materias primas, es un gran negocio, de consecuencias hasta hoy marcadísimas.

Habría dos momentos claves para tratar de comprender el cautiverio en estos relatos: antes y después de los barcos negreros, cuando se hacía imposible la extracción del oro con los pocos indios que sobrevivieron, tras los exterminios masivos de las poblaciones originarias de América. Los sobrevivientes, refugiados en zonas de frontera y quilombos, no fueron sometidos al sistema esclavista del trabajo forzado. Por tanto, fue necesario e imprescindible para seguir con el gran negocio europeo, traer al continente a miles de africanos. De cautivos a esclavos para el trabajo forzado… es el tránsito en la lógica de la dominación que nos describe, al menos, una parte de esta obra. Y de lo extraordinario de la sobrevivencia dentro de ese sistema de vida militar, religioso y económico, donde la pregunta central es por el estatuto de lo humano: trastrocado, desvirtuado, puesto en entredicho, por los antiguos y modernos sistemas de cautiverio.  
 

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[*]  Poeta, antropólogo; email: albertocrann@gmail.com 

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Notas


[1] -“¿Qué es el aura propiamente hablando? Una trama particular de espacio y tiempo: la aparición irrepetible de una lejanía por cercana que ésta pueda hallarse… /La liberación del objeto de su envoltorio, la destrucción del aura, es distintivo de una percepción cuya sensibilidad para lo homogéneo en el mundo ha crecido tanto actualmente que, a través de la reproducción, sobrepasa también lo irrepetible”. En La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Walter Benjamin.

[2] Aura, según la definición de la RAE: Hálito, aliento, soplo… / Halo que algunos dicen percibir alrededor de determinados cuerpos y del que dan diversas interpretaciones.  

[3] Otra definición: Ave rapaz diurna americana, que se alimenta de carroña, de 70 cm de longitud y hasta 180 cm de envergadura, con cabeza de color rojizo desprovista de plumas y plumaje negro con la parte ventral de las alas de color gris plateado.

[4] A partir del ensayo: Dícese de la relación de simbiosis, donde un ser/organismo aloja al otro en su propio cuerpo, el cual luego se reproduce en ese habitat. Es un huesped de conducta impropia, un ente no deseado, pero que ya está ahí, parasitando.



 

 

 

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