Evidencia y exaltación de las pruebas
Es muy probable, es, en extremo posible que
tras la muerte, no haya nada, nada de nada.
Largos y lejanos siglos del homo sapiens lo demuestran.
Incontables y anónimos seres humanos que día a día
se van para nunca jamás volver,
hombres y mujeres que desaparecen
en la más absoluta y brutal de las soledades.
No ha existido la forma de saber algo sobre un X más allá.
Y sólo nos asiste la certeza que, tras el silencio,
después del último respiro, todo acaba.
Nada más hay para ese ser humano cuyo corazón deja de latir.
Ciertamente, hay una posteridad,
memoria y homenajes para unos pocos que recordamos,
admiración, por ciertas obras de algunos pueblos.
Una evocación tardía, alguna forma de respeto, en fin.
Pero nada más allá.
Toda la aplastante evidencia acumulada
-el frío y el silencio indecible de los deudos
tras el último hálito del fallecido,
nos lo confirman. No hay regreso ni formas de continuar.
Nada existe después que se detiene tu corazón.
Ahora tú, no lo desperdicies más.
Se les puso risueña la cara… como si fueran monos levantaban el oro… como unos puercos hambrientos ansiaban el oro.
(A propósito de la reacción de los españoles, tras recibir objetos de oro por parte de los mexicas).
Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista. México, 1959.
Miguel León Portilla.
Ipod touch & credit cards
(O las nuevas formas del infierno)
Montañas de vanidades atroces - vacuidades desoladoras
autómatas hundidos en trance de consumo compulsivo
una informe masa devorando vitrinas
acumulando por igual, en cuerpos y casas
grasa y basura no reciclable, despilfarro lastimoso,
descabellada generación de mensajes e imágenes
circulando sin sentido ni control alguno,
contaminando y deformándolo todo.
Jóvenes clientes,
adultos alienados por el consumo,
viejos freaks con el último teléfono celular y tarjetas de crédito
comprando descontrolados en baratas, outlets y malls,
todo esto…es de un asco sin límites.
Creo que a nosotros nos ha tocado la horrible misión de asistir al crepúsculo de la piedad, y que no nos queda otro remedio que escribir deshechos de pena, para no salir a la calle a tirar bombas o a instalar prostíbulos. Pero la gente nos agradecería más esto último.
Autobiografía, 1929, Roberto Arlt.
Tu parte de la luz
Lo fragmentado/rio
es una parte del encuentro
algo que nos deja ver un recuadro del tiempo que pasa
una pequeñísima porción del espacio.
La escritura del desastre y su fragmento, señalado por Blanchot,
contiene partes de todo lo que nos precede en el acto de la escritura.
Su magnífico esfuerzo nos describe el camino hacia un momento irrepetible,
bello como el descubrir un amor nuevo, instante en que ves,
donde vislumbras las huellas de muchos otros;
su mayor intensidad, un estigma…su parte de la luz,
aquello que en un momento u otro, a todos nos ha iluminado,
como un refugio en el duro invierno. Esta es la comunidad inconfesable.
Al final del sendero, después del tránsito por esa ruta,
cuando ya hiciste el inevitable recorrido,
tu huella estará también marcada en ese barro ígneo
que es el lenguaje de los hombres.
En ese momento, ya eres un nexo al habla.
Y otro rito de pasaje fue celebrado, y finito.
Al menos por ahora.
A Maurice Blanchot
(1) Avance del libro, con ese título. Proyecto del período 2015-2016, trabajo conjunto con Editorial Crann, en Códices de Literatura.