En el principio…
Al comienzo fue la tarjeta VISA. No le importó y dejó de comprar por Internet. Luego perdió el pasaporte y desde entonces renunció a sus viajes al extranjero. Y cuando no encontró más su carnet de identidad, simplemente dejó de ser.
Un final feliz
Ambos rebasaban la cincuentena. Sus vidas, ya asentadas sobre hitos marcadores y definitivos. Sus historias personales: complejos tejidos de sueños rotos, egoísmos diversos, mentiras innecesarias y errores irremediables. Hacia delante, sólo la cosecha de lo sembrado. Hacia atrás, escondidos e ignorados arrepentimientos, llagas memoriosas, perdones imposibles. Se vieron, se hablaron, se amaron. Y por siempre, por un siempre eterno de tres días, fueron felices.
Plaza de Armas
Aló, ¿mamá? …, me voy. ¿Y qué quiere que haga, mamá? No tengo ni un peso para darles de comer o para ponerles un techo a los chiquillos. Me largo, mamá. Hasta aquí nomás llegué. Vea usted qué hace, que yo ya no me la puedo con esta situación. Si no me perdonan cuando crezcan, ¿qué puedo hacer? Si me quedo ahora con ellos todo va a salir peor; capaz que hasta me acrimine. No me grite, mamá, que le hace mal pa’l corazón y no me quedan minutos en el celular. Y, mamá, no haga caso de copuchas que eso también le va a hacer mal. Chao, mamita. Dígale a los cabros que los quiero.
Parradoja
Cuando el mentiroso del pueblo confesó su autoría en el horrendo crimen, fue condenado de inmediato.
Cisarro de Peñalolén, niño y delincuente
¿Pasaron sus quince minutos de fama? Cisarro de Peñalolén viene del mismo lugar que todos venimos, pero su dirección terrenal es distinta de la nuestra. Su destino lo intuimos antes de que lo entretejan y sellen su sangre-lágrimas y las de sus víctimas/victimarios, antes de que la tinta-sangre de diarios y revistas de la gran ciudad le concedan titulares y lo eleven a la condición de antihéroe.
Sus quince minutos en la mira de la sociedad son eternos porque, aunque su nombre sea reemplazado por otro, su historia es infinita. Su mirada y sus acciones, perenne cristal azogado escondido a la conciencia, avivarán nuestro miedo y, quizás, algún día, se despierte…, en alguien, la vergüenza.
Primer domingo de diciembre. Temperatura estimada: 31 grados a la sombra
El radiante sol dominical lo mareaba. Se sintió oprimido por el espacio abierto y algo desorientado. Buscó un paradero y luego de un plantón mayúsculo, apareció la micro. Experimentó, molesto, lo que era el Transantiago, del que había escuchado tantas quejas y críticas. ¿Adónde ir? Doce horas de libertad y solo como un dedo. Llegó a Mapocho, compró una cerveza en lata y buscó una pared sombreada para apoyarse. La vio pasar. No supo cómo la siguió hasta conseguir violarla en un callejón. El psicólogo de Colina Dos no pudo justificar su permiso dominical.
Un bombazo en la capital
Ya no doy más. No tiene sentido continuar. No hay ley, no hay orden ni en mi vida ni en el mundo. Caos y ruido. Vacío en el alma. Duele la lucha de todos contra todos, pero no puede evitarse. No se ve luz al final del camino. No hay camino tampoco, ¿para qué buscar la luz? Espero a que termine La ley y el orden en la tele y abro la llave del gas. Será el mejor momento. ¡¿Y ahora qué?! Se fue la luz. Maldición. Otro bombazo. Deberé postergar el proyecto.
Hasta nunca
Ya no aguanto semejante locura. Si me necesitan, olvídenlo. No estoy para nadie. Rehúso continuar así: mintiendo, mintiéndonos, traicionando, traicionándonos; trabajando en empleos que más parecen engendros surgidos de la cópula incestuosa del trabajo forzado con la vida en suspensión; sumidos en envidias trasmutadas en actos perversos de variada naturaleza. He buceado en la ciencia, el arte y la religión, incluso en la filosofía, y no encuentro la manera de acomodarme o trascender esta situación. Declaro mi incompetencia para simular que acepto contenta vivir entre toneladas de información imposible de digerir y clichés vendidos como verdades, entre santos a peso la docena y criminales santificados; entre pedófilos de alcurnia y vivarachos y famosos por quince minutos; entre tantos que sufren dolor y miseria, y tantos otros que saben cómo vivir bien y a quién pisar para conseguirlo; entre resentidos sociales y mediocres que dirigen el país…, y transnacionales que destruyen la Tierra. Si éste es el mundo que heredamos…, pues bien, no lo quiero. Y como no me atrae el suicidio, les envío mi nueva dirección por si fuera necesario informarme no sé de qué, ni cuándo, ni por qué motivo:
MANICOMIO “LA VIDA ES BELLA” Esperanza 0001
Alma nacional
No evité un rictus de molestia al verlo subir: el infaltable. “Una furtiva lágrima” y el “Himno a la alegría”. Me entrego a la música y a la delicada fuerza interpretativa del cantante. No todo es tan malo, susurra mi alma con asombro. El cantor nos brinda el discurso acostumbrado y se detiene, expectante, frente a nuestros asientos. Fin de mes y el autobús transporta sólo bolsillos vacíos. Nos mira y comba levemente su mano derecha dirigiéndola, rauda, al bajo vientre. Y mientras aprieta su paquete con movimiento ascendente, la sonrisa amarga y la mirada iracunda acompañan armónicamente su gesto.
El café de la mañana
La lluvia borró tus huellas bajo mi ventana. El cobertor eléctrico entibió mi insomnio. Al amanecer coloqué una planta de nomeolvides en el alféizar y me preparé un café negro sin azúcar. La mañana estuvo nublada y el sol recién apareció después del almuerzo. En la noche volvió la lluvia, pero no me di cuenta. Al despertar descubrí una gotera en mi dormitorio que caía justo sobre la carta a medio escribir. Lancé las hojas mojadas al papelero y me dispuse a preparar un café bien cargado. Hoy debo comprar el orgánico Juan Valdez; es caro, pero dicen que es más sano.
El premio
¡Mi niño hermoso! Elegí la mejor clínica para tu llegada. Ahora estamos en casa y seremos muy felices juntos. Nadie te separará de mi lado, nunca. Todos los esfuerzos, sacrificios y riesgos valieron la pena para que hoy estés conmigo, sano, bello, perfecto. Te esperé por tanto tiempo; enterré a tus tres hermanitos bajo la lluvia de mis lágrimas que contenían océanos de dolor, cuando sólo eran sueños a medio realizar. Pero tú eres mi merecido premio… ¡El timbre! ¡Escucho a la policía! ¡No! ¡No! ¡Jamás te devolveré a tus padres! ¡Prefiero morir contigo a vivir sin ti!... ¡No!
El traje blanco
Hija querida, te ves tan hermosa con tu traje blanco, de novia inmaculada. Pálida y bella, como siempre imaginaste. Desde muy pequeña compartías conmigo y tus muñecas ese sueño recurrente del traje de novia. Y yo te preguntaba: ¿Cómo será tu novio, preciosa criatura mía? Y tú respondías, con la mirada perdida en lontananza: No lo sé, mamá, no lo veo.
Dime, hija mía, ahora que luces tu traje de novia cuando tu sueño ya te alcanzó. Cuéntame, ahora que duermes en la paz del abrazo de la muerte, vestida con tu traje de primera comunión, ése que no alcanzaste a usar… ¿quién te estaba esperando?
Happy end
En el comienzo del otoño él rasgó sus soledades y juntos, nunca pudieron remendarlas…
Avenida La Paz
Tras el féretro, los deudos caminaban en silencio. Él permanecía mudo, inmóvil y expectante en su lujosa cama de seda y nogal. Algo tendría que suceder que cambiara la situación. Los deudos, silenciosos, lo dejaron atrás. Nada ocurrió.
No hay queja
Llevo cuarenta años conviviendo con los mismos vecinos y nunca una sola pelea. Aquí nadie te hace preguntas impertinentes, nadie lleva la cuenta de lo que compras, si pagas el cable o estás colgado, si cambiaste de auto o de amante. Aquí nadie comenta sobre alguien y no vendrán a averiguar por qué no he salido de casa en cuatro días. Nadie vendrá hasta que la policía intervenga cuando el olor penetre la intimidad de mi buena vecindad. No puedo lamentarme porque sería una malagradecida.
Supermercado
Maquillaje y ropa perfectos para noche de viernes. Después del trabajo semanal una buena sesión de compras es lo que necesito. La música estallando en los genitales…bum, bum, bum…y un festival de ofertas. Vitrineo sin vergüenza: bajo..., no..., mediano y moreno..., no, no..., bajo, alto, mal vestido..., no, no, no..., alto, gordo..., no way..., alto, ojos azules, sonrisa sexy, …bien. El espejo confirma que soy mercancía de primera y la mejor transacción se da cuando ambas partes ganan. Una excitante sesión nocturna de shopping. Si fuera un caballo, montarlo bien sólo sería posible luego de ardua práctica. Sudo. Siento mi alma diluirse en mis jugos. Bien: donde pongo el ojo pongo la bala. Terminamos muertos.
¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?
Eugenio desvió la mirada del partido de fútbol que observaba en su plasma de 50 pulgadas, y con forzada amabilidad dijo a su mujer: “¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?” Esta vez Clara no le respondió con una agudeza de las suyas. La sala presentaba un aspecto descuidado con latas de cerveza y paquetes de papas fritas vacías sobre la mesa de centro, y piezas de vestuario interior y exterior sobre los sillones. Eugenio dormitó luego del desgaste emocional que le produjo ver fracasar a su equipo favorito. El timbre lo sacó de su sopor y se levantó a abrir la puerta. Tres policías esperaban.
–¿Don Eugenio Escobar? –preguntaron.
–Sí –respondió el hombre.
–Venimos por una denuncia de presunta desgracia.
–¿De qué se trata, señores? –inquirió, a su vez, el dueño de casa.
–Sus vecinos dicen que escucharon gritos de mujer provenientes de esta casa hace tres días, y señalan que justamente hace tres días que su señora no sale a regar el antejardín. ¿Puede usted dar cuenta de estos hechos, señor?
Eugenio desvió su mirada de la puerta y con furia desatada se dirigió a su silente esposa:
–¡Deja de reírte de una buena vez, carajo!
[1] Carolina Grekin Garfunkel. Vive en Isla Negra, es economista de formación; hoy se define como “decimista”, estilo de rigurosa métrica y rimas, dentro del cual ha publicado dos obras: Decimar, el año 2020, y recientemente Conticinio, en la huella decimista, diciembre 2024.
[2] Alberto Moreno, es poeta, editor de la revista Simpson 7, de la Sociedad de Escritores de Chile – SECH.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Atrapasueños, ficciones de la vida real. Relatos de Carolina Grekin.
(Ediciones Mar del Plata, Santiago de Chile, 2012).
Selección y notas, Alberto Moreno