“Quizás todo lo que necesitaba era soledad” Palabras a mí mismo Hugh Prather
Estamos ante el primer ejercicio escritural de Javiera, aunque no por ello inmaduro. Se trata de un poemario en que se nos entrega ineludiblemente algo del concepto de sobre-modernidad acuñado por Marc Augé, dado a que todo está desdibujado, no habiendo un otro, un dialogo, ni rostros y encontrándonos con una autora absorta en sí misma, sumergida en ese “no lugar”, como una viajera del tren de sus sueños. Aunque, si bien es cierto, estas ensoñaciones ávidamente nos dan atisbos de habitar distintos espacios, tomando concepto como los puertos, el mar, las ciudades que dan vueltas: la habitación es el punto de partida o lugar habitual, en donde la autora se funde con ella, quien a ratos, pareciera poner atención a los detalles pasados por alto en cualquier circunstancia y es que estamos frente a algo que yo llamaría “post- sobre modernidad”, que trajo consigo la vuelta al intimo obligada por la pandemia, aportando una observación distinta de los espacios personales, y por tanto, dando significado a la cotidianeidad vivida en los años pandémicos que hizo aflorar arte desde la ansiedad de una intimidad que habíamos olvidado, creando una comunicación viva con un estado social y cultural, más que con un otro imposible subyugado bajo el temor del contagio.
Muchos colores, texturas y olores dan vida a las metáforas de la autora que escribe:
“De lo que es habitual y gusta a miel, limón, naranja, pan tostado, café, vino, granada, en carboncillo, como levedad al paso del material que se vuela con la brisa, impermanencia radical”.
Así, Javiera Monsalve nos entrega una estética de la palabra que busca y encuentra la apreciación de la belleza en aquellos espacios introspectivos. Aquí no se habla de la pandemia, se vive en ella y en los muchos lugares sin palabras convertidos en poesía íntima, le cito:
“¿Qué voy a hacer? … soy este pedazo de papel, soy un cubrecama”
Así también, las metáforas visuales envuelven los espacios de este cuaderno de notas esencial, alcanzando una belleza sutil, tal como la trabajada en las percepciones sensoriales y conocimientos sensuales, propios de la mirada poética de la arquitectura, donde ya se puede apreciar el sello de esta novel autora.
Estamos ante un ejercicio estético, onírico, metafórico y filosófico, un poemario caleidoscópico, como es descrito el momento anterior al viaje astral en donde todo da vueltas. Una mirada más, de la fresca sensación social ante algo que se nos revienta frente a los ojos, en una era donde hay mucha gente, poca interacción y un espacio que queda cada vez más reducido a la intimidad o a la soledad. Para mí es un comienzo promisorio.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com SOBRE “AÑOS 30” DE JAVIERA MONSALVE
Editado por Fanzina, primera edición, agosto 2022
Por Alejandra Moya Díaz