“LAGUNAS DE ESTACIÓN” DE ALEJANDRA MOYA Ediciones Casa de Barro, 2023, 84 páginas Por Lilian Barraza Pizarro Mg. Educación de las Humanidades, Literatura y Artes
El colofón de "Lagunas de Estación" tiene un caligrama de un árbol, figura muy ad hoc a su temática. Llama la atención que en éste no sólo se indican los datos de impresión del texto, sino que entre medio se agregan sucesos como los fallidos intentos de cambio de Constitución en nuestro país. Sin duda, estos mensajes corresponden a la Editorial Casa de Barro y no a la autora, no obstante, estos hechos son parte de un contexto que no es ajeno y que queda grabado para no olvidar. Esto último otorga un símil con el contenido del libro.
"Lagunas de Estación" es una obra que se SITÚA y lo hace en un contexto local, que evidencia características propias de la Región: el campo, la ciudad, lo que representa un leitmotiv en los relatos de Alejandra Moya Díaz, apreciable también en su primer libro: "Depresión Intermedia". Del mismo modo, sus relatos se impregnan de memoria, al identificarse claramente un tú presente/ausente a quien constantemente la narradora evoca.
Este libro se divide en dos partes: La Casa del Campo y Surco y Destino. La primera parte narra vivencias de niñez, mezclando el presente con el pasado, tal como si estuviésemos en un sueño, rememorando siempre la casa de la infancia, que según Bachelard representa la primera imagen del yo, la toma de conciencia del ser; la casa es el medio por el cual afrontamos el mundo. Así dice la narradora: "Me devolví a un lugar donde se despiertan muchas sensaciones".
En efecto, ella describe su patio como "un campo de dimensiones exuberantes", con lagunas, un terreno baldío donde a veces se afincaban los gitanos y donde ella realizaba diferentes tipos de experimentos como extraer guarisapos o camarones de barro, un lugar donde se aventuraba a examinar con ojo científico la multiplicidad de bichitos existentes entre las ligutrinas y los rosales, donde se subía a los ciruelos con Mari Mar o realizaba expediciones en bicicleta hasta tarde, conociendo nuevas personas. En ese ambiente, muchas veces se presenta a sí misma como una niña solitaria, donde la palabra Danger se advierte cercana.
En esta casa de campo está la madre, que como dice la narradora: aún sueña con su hijo primogénito entrando por la mampara, una madre que se conduele en el dolor de María Teresa Johns en la búsqueda de Jorge y “que traspasa a mí como una escena grabada en la piel por la misma cámara que tenemos en la familia.” El primogénito va y vuelve y la niña constantemente está esperándolo: “Tomo el calendario, un día más, es un día menos que te veo”.
Los relatos se imbrican con comentarios de música y películas que han llamado la atención de quien narra. Seguramente, las colecciones de DVD y VHS que había en su casa la transformaron en cinéfila. Todo este material es enlazado por ella para referirse a su hermano. Por ejemplo, con la película Carretera Perdida lo imagina en la realidad virtual de los
pensamientos: “Así quedas tú, xilografía a mano de gubia”.
La narradora hace referencia a Huenchullami que significa en mapudungún “la hermana”, quien todos los años se lleva a un hermano varón. Pareciera que ella se sintiera responsable del extravío del suyo, de la ambigüedad de la ausencia y la presencia que experimentó su familia al observar cómo sucumbía la luz de su ser. Más adelante, ya convertida en una joven, en Surco y destino, se mira al espejo y piensa: “no nací, narcisí”.
Así es, el duelo es muy personal para la protagonista, se encarnó bajo sus ojos, pero fue transitando de estación a estación, hasta que el frío ya no le hizo temblar funesto. Entonces, buscó en el universo, en el budismo, la explicación a la vida y a la muerte. Luego, cuando estaba grávida, él se
irguió desde sus sueños para dialogar en un espacio donde no caben acantilados ni puntos cardinales, sino paz y espacio profundo.
Lagunas de Estación presenta simplemente la vida, devela el gemido más profundo por la pérdida y el vacío que genera el problema de salud mental de un ser querido, también revela un proceso de superación en diferentes etapas. No es un libro que incomode, por el contrario, releva una temática, lamentablemente muy vigente hoy en día, y la narradora emplea diferentes recursos literarios que permiten estar presente como lector o lectora, sin soltarlo hasta acabar. Las digresiones, los flash back, las imágenes, nos llevan a impregnarnos emotivamente de las ideas que expresa y se denota su copiosidad lectora que plasma en sus constantes
referencias. Las hojas de este libro fueron completadas. Celebremos a la autora y a esta nueva vida que ha engendrado.
Durante la presentación:
Lilian Barraza, la autora Alejandra Moya y Cristián Cruz
Galería de arte NUGA, U. Talca, 29 de mayo de 2024
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com “LAGUNAS DE ESTACIÓN” DE ALEJANDRA MOYA
Ediciones Casa de Barro, 2023, 84 páginas
Por Lilian Barraza Pizarro
Mg. Educación de las Humanidades, Literatura y Artes