El poemario/imagen Rayen. Mujeres al Sur de MankepillanPaillánAlan tiene un habitar cotidiano meditativo propio de la gente de la tierra, viaja constantemente por la campiña a la visión de una cocina a leña donde aprendes del buen vivir observando el silencio de una mamita; y recorre por un asfalto seco la cotidianidad del escritor que deambula por una ciudad desteñida, tal vez mal oliente, en la que se vive al ritmo del callejeo y de la persona sencilla. A ratos el escritor deslumbra con unas imágenes que te evocan algo íntimo, como un recuerdo colectivo donde se deja ver el frio, el fuego, un río y el silencio azotando la mollera nostálgica del hablante al decir: “y recordar la lluvia categórica de Imperial”, o la frase: “…mientras tejía pensaba en nada, ella era toda silencio”.
Las ingratitudes y las ternuras son parte del paisaje humano que interactúa en el texto que lleva una nostalgia impertérrita, pero que no hace fuerzas por volver al lugar de donde vino, sino más bien observa ingrávida la vida pasar con todo y sus escombros.… “como el mendigo que nada espera, achicharrándose en la plaza pública bajo un sol de verano con gusto a nada”, como nos describe el Manke. También es un libro de amor pues está lleno de imágenes y no solo literarias, tienes unos árboles amándose por las raíces y el sueño de que naufraguemos hacia el pasado, escuchando la Mapu reclamar por unas manos alentadas de sembrarla y trata directamente el conflicto en que se haya la Cultura Mapuche doliente y masacrada, mostrando al hablante lírico con una sensación de estar “fuera de lugar”, que eleva en clave satírica un hilarante “Mapuche 2.0”, como si el humor fuera una pequeña luz de descarga, tomando en cuenta que cada vez es más difícil trazar una línea diferencial entre Mapuches y Wingkas, pues todos influenciados por el populismo de las ceremonias sin espíritu auguradas en la ciudad, dicen defender los intereses y aspiraciones de un pueblo que ni conocen, o como dice el texto: “le quedo grande el kupan”, y se lavan la boca con corrientes teóricas de vanguardia, como una necesidad egoica de ser reconocidos de alguna manera. También entre estos desazones y destierros hay un viaje espiritual, al observar los simples y solitarios movimientos diarios de “la Chuchu”, o los tejidos meditativos de Kalu y su silbido como un mantra, es en ese sentido, creo yo, que el escritor describe el texto indicando a la mujer “Mapuche, champurrea; del campo, la ciudad…”, pues se aventura a presentar mujeres diásporas, fantasmas, figuras de la resistencia en la inocencia y el silencio que habitan la frontera cultural que ha tenido que enfrentar el pueblo mapuche desde fines del siglo XIX al dar cuenta de la ingratitud de una Juanita Catril del destierro, una Rupailaf que sigue sola con su hijo a cuestas y las palabras de una tipa con la cual nunca estuvo, estableciendo un discurso crítico sobre la memoria, pero sin dejar de lado la magia del sur y sus claves para sanar el alma como los tesoros sacados del río de Rayen, una ramita de maqui, la pedagogía del hacha y los secretos del humo, de los que hay que estar bien atentos para no sumirse en la melancolía, augurando que aquellas imágenes se conviertan en la única canción de cuna que salva al niño interno del hablante en su soledad citadina, le cito:
“La chuchu despierta de su leve sueño. /Ya casi es de noche y se larga la lluvia, / habrá que entrar a los pollos. /Abre la puerta, / coihue en mano y a tranco lento / va cumpliendo su tarea. / Las gotas de agua /se deslizan por su rostro agrietado; /mujer y elemento entienden el silencio / sus mutuas razones. / Se avivan las brasas de la cocina a leña /cuando sienten venir sus pasos, / la chuchu vuelve al calor del hogar. / De inmediato incorpora los maderos /que alimentarán el fuego. /Regaña un poco por unas gallinas/ que no le obedecen y se sienta, / descansa, / en silencio, / a oscuras, / dormita, / y el repentino ladrido / de un perro que aguachó / la despierta. / Observa el fuego / y vuelve a soplar las brasas, / que agradecidas, / le brindan tranquilidad y compañía / a sus noventa y tantos años de vida.
Rayen es un libro intuitivo, didáctico y necesario en esta turbulenta actualidad.
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Presentación lectura sobre "RAYEN Mujeres al sur".
Por Alejandra Moya Díaz.
05 de diciembre de 2023