NOVELA, VIBRACIÓN Y SINCRONÍA CHINO. Novela. Antonio Ostornol. 215 páginas, Ediciones de la Lumbre, 2020 Por Miguel de Loyola Escritor. Magister en Literatura
Publicado en Revista Occidente, N°514, marzo de 2021
La novela Chino de Antonio Ostornol, recuerda a este lector otra, escrita en otro continente, a miles de kilómetros de distancia: Kafka en la orilla, del afamado escritor japonés Haruki Murakami. Esa idea brillante de Borges que señala que los libros serian la continuación de un solo gran libro, cobra sentido tras la lectura de ambas. Hay aquí vasos comunicantes indudables, se repiten motivos, personajes, situaciones inclusive.
La flamante directora de una biblioteca privada en la novela de Murakami, se asemeja a la del colegio retratada en la novela de Ostornol: la enigmática miss Joanna Goodman del Subarú Legacy color burdeo. Ambos personajes surgen en la vida de los protagonistas de improviso, y ejercen un poder rector ocasional —pero determinante— sobre sus conciencias y destinos. Al mismo tiempo, su figura de mujer madura, de edad imprecisa, pero todavía atractiva, despierta en ellos la lívido a flor de piel que los habita, conforme a la edad biológica de los mismos.
La sexualidad en la novela Chino, adquiere mayor relieve que en la de Murakami. Ricardo Wong es un joven de diecinueve años, en cambio Kafka Tamura un adolescente de apenas quince. Pero en ambas se percibe esa atmósfera cargada del erotismo que mueve a la novela del nuevo siglo, buscando la complicidad secreta del lector, propagando su infalible poder de atracción, y articulando a través de la misma el suspenso que toda obra narrativa requiere.
Las dos novelas recrean la vida de jóvenes rebeldes, desadaptados. expulsados del hogar, lanzados a la extrañeza y acritud del mundo circundante, donde las vidas individuales parecen no encontrar su espacio. En Chino, Ricardo Wong carga además el peso de un talento que lo aísla socialmente: es un músico a quien lo obsesiona el jazz, lo seduce su ritmo, su libertad expresiva.
También en la novela de Ostornol está la chica enigmática, traviesa y seductora de Murakami que aturde de ensoñaciones al protagonista, desatando la tormenta del deseo y la ansiedad por conseguir no sólo su cuerpo, sino también su cariño, su amistad, su amor. La personalidad de Soledad adquiere por momento relieves que bordean lo inverosímil, haciendo trastabillar la verosimilitud de la historia, lo mismo ocurre con los padres del Chino. La
turbulencia del pasado y sus derroteros cuesta tragarse. Algo parecido ocurre también en Kafka en la orilla, hay momentos en que la ficción pierde el plano de lo posible.
El estilo y la prosa en Chino se ajusta al modelo usado por los narradores de los últimos tiempos. Donde predomina la ambigüedad, la intención de un decir a medias, de sugerir, sin caer en lo rotundo. Sin pronunciarse de manera definitiva sobre esto o aquello, sino más bien birlando el camino, especulando sin compromiso alguno. Sólo bosquejar, lejos del clásico realismo que para el caso de la novela chilena pasaba casi por obligación para algunos críticos, en tiempos en que existía dicha actividad.
El tratamiento del espacio y del ambiente es distinto. La novela de Murakami es más descriptiva, pinta al lector los espacios que describe la biblioteca, el bosque, la carretera de manera prolija. Espacios límpidos, higiénicos, cuidados, bellos. El detalle de un país del primer mundo, tal vez podríamos inferir. En cambio en la de Ostornol, el espacio se proyecta bajo neblina, semi oculto, rayando lo sórdido. Oscuro, tenebroso incluso. La pensión que acoge al chino, el club nocturno, el cuchitril, son lugares que carecen hasta de luz natural, decadentes. sin ningún atractivo. ¿Lugares del tercer mundo? El joven Kafka Tamura se alimenta de yogurt, jugos de frutas, el Chino en cambio, con el vino agrio prodigado por don Rafa, su hostelero también oscuro. Tamura madruga, el Chino trasnocha.
La novela de Murakami hace referencia a un hecho histórico ineludible para la generación del autor: la Segunda Guerra Mundial, aunque sin tomar partido, ni ahondar sobre el asunto, Ostornol en la suya hace otro tanto con la Dictadura. Puede interpretarse como un saludo a la bandera ineludible para una generación, pero que para el caso de ambas novelas no influyen en lo más minino.
Las dos novelas son de lectura fácil, amena, se leen bajo aquel embrujo hipnótico que, al decir de García Márquez, debe la obra seducir al lector.
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CHINO. Novela de Antonio Ostornol
215 paginas, Ediciones de la Lumbre, 2020
Por Miguel de Loyola
Publicado en Revista Occidente, N°514, marzo de 2021