Imaginarios de Varios autores,
El Quirófano Ediciones. Edición Español-Francés.
Guayaquil, Ecuador. Marzo 2011
BEATRIZ VITERI GARCÉS (Guayaquil, 1974)
EL TRISTE PAÍS DE LOS DISFRACES
Las paredes sienten el miedo de las cortinas que arrastran sus lenguas por el suelo. Las ventanas se estremecen con el ruido nocturno y el frío que les llega desde el tejado poblado de gatos acechando la cópula. La lámpara se mira al espejo, éste le responde con sombras que se acuestan en la cama y se enrollan en las sábanas. El piso es un cielo de rostros que se forman con el polvo, la humedad y las manchas del tiempo. El armario es el triste país de los disfraces. El escritorio, refugio de papeles condenados a acuñar las despedidas. La casa se frunce en su cuadratura, subrayando con rojo las heridas, multiplicando los gritos que sigo escuchando a kilómetros de distancia.
SIOMARA ESPAÑA (Manabí, 1976)
EL REGRESO DE LOLITA
Yo soy Lolita
Así los Lobos esteparios
me desenreden
las trenzas con sus dientes,
y me lancen
caramelos de cianuro y goma.
Intuí mi nombre aquel día del puerto
con los náufragos
¿recuerdas?.
Y aquel combate
con Vladimir, el imperecedero.
Sé que soy Lolita,
lo supe cuando me entregó
sus manos laceradas de escribirme.
Por eso cuando apareciste
libidinoso y suplicante
a contarme tus temores,
te deje tocarme
morder mis brazos y rodillas,
te deje mutilar entre mis piernas
los ardides de Charlotte.
Sabía que tu vieja espada
cortaría una a una mis venas,
mis pupilas,
y me burlé cien veces
de tu estupidez de niño viejo
llorando entre mi vientre.
y cuando todos los náufragos del mundo
volvieron a mi puerto
a entregarme dadivas
que yo pagaba, con calostro y carne
tú saltaste tras mi sombra
mientras yo, huía, mientras yo bailaba.
Por eso sé que soy Lolita,
la nínfula de moteles y anagramas
que vuelve con la maleta al hombro
a retomar tras años el pasado.
XAVIER HIDALGO CEDEÑO (Guayaquil, 1977)
Costillas devoradas
III
Buscan la falla multi sistémica
Lo que no saben:
No está pintado en mi rostro
Si no
En el principio cuando el hombre
Descubrió que besar un falo
No está del todo mal.
AUGUSTO RODRÍGUEZ (Guayaquil, 1979)
LA ÚLTIMA FRONTERA
I
Qué quedará de nosotros más allá de la última frontera. Qué somos más allá de nuestros insomnios, de nuestras manos, de nuestros ojos que observan lo que quieren observar. Qué escucharemos más allá del viaje a la luz (que no sean ruidos de cambios de huesos y de piel), poemas, libros, cigarrillos, películas piratas, cepillos de dientes, caries, úlceras mal curadas, sangre en el ojo, latidos confusos. Qué somos más allá del amanecer de las hojas. De la tormenta o de la palabra dios. Qué somos más allá de nuestros egos y envidias. Qué somos más allá del ensayo de la ceguera.
dime que yo no lo sé.
LUIS ALBERTO BRAVO (Milagro, 1979)
SOFÍA
Salgo a las doce de la noche,
a darle un trozo de vidrio a los niños.
“¡Vuelvo!... Junta la puerta: Para que entre yo,
para evitar a los ladrones”.
Hay algo de noche en el gato;
Hay algo de gato en el zinc que da a la calle.
Al final del jardín un duende defeca.
Lo sé por los árboles
—¡¡tosen los árboles!!—.
Tiene la oreja de un cerdo
y el mandil de un carnicero;
Me arropo mientras la araña me mira:
Sueño a Kerouac atropellado por un camioncito de marihuana
[y en el cuarto adjunto (a ti),
se te revientan los ojos].
ANDRÉS LÓPEZ RODRÍGUEZ (Guayaquil, 1982)
JAQUE MATE
Soy una pieza de ajedrez
y me mueven como quieran.
Soy alfil, peón y también reina.
Mas no rey ni torre ni caballo.
Soy los cuadros negros y los cuadros blancos.
El tablero y la mano.
Soy jaque
Soy mate
Soy tu jugada maestra.
DINA BELLRHAM (Milagro, 1984)
A
Más que por la A de amor estoy por la A
de asma, y me ahogo
de tu no aire, ábreme
Gonzalo Rojas
La tumba me zumba desde la epiglotis. Cómo duele lanzar un grito en medio de los árboles. Respirar se me ha vuelto tan desesperante. ¡Ah! disnea, esa capacidad la tuya de dejarme trémula en media vereda, en media cena, en media distancia hacia el apocalíptico murmullo de los bronquios, que gimen su tortura; y pensar que quería usar la bufanda para apresurar el salto de canguro del miocardio. Están de luto las sextas uñas. Vocifero una espuma de hematíes y las palabras me salen cortadas, ahogadas… La tos es la muerte del amor de cantinas. La tos no escatima súplicas a la afonía verde de los insectos. Y pensar que siempre quiero marcharme dejando las maletas debajo del catre, y el abrigo puesto en el cuerpo de otra.
LAURA NIEVES (Guayaquil, 1984)
20 princesas degolladas tocan a mi puerta
Tienen las vertebras quebradas
Sus ojos tatuados con sangre.
Mis oídos revientan
Mis huesos se desencajan
Quieren mutilarme
Arrancarme los ovarios.
ADOLFO SANTISTEVAN LÓPEZ (Guayaquil, 1986)
PALABRAS A OJOS CERRADOS
Ya dejé de escribir en servilletas y en papel de baño, también boté los aerosoles, los crayones y los lápices. Compré un computador sin monitor con un teclado sin teclas. Sigo cada indicación de los doctores cuando llaman por teléfono. Me prohibieron los celulares por el peligro de los mensajes de texto. Me llaman para no escribir las recetas. Dicen que en cualquier lectura puede haber una recaída. También me prohibieron usar lentes y tomar sopa de letras. Salgo de casa con los ojos vendados. Y cada hora tomo dos píldoras de enajenación.
Quise quitarme los párpados con un bisturí para no ver las palabras a ojos cerrados, pero me di cuenta que era más sencillo conservar los párpados con las cuencas vacías. A pesar de que todos estos tratamientos convencionales y caseros no parecen funcionar, no estoy preocupado. Mañana empiezo con un nuevo régimen. Una pastilla experimental de cianuro. Los doctores dicen que la rigidez, la falta de apetito y de respiración pueden ser algunos efectos secundarios. Pero todo sacrificio es válido.
LIS QUEZADA (Guayaquil, 1986)
PULPA (TE DESAYUNO)
Eres lamer
Contigo todo es absorber
Lagunas de colores
Se filtran en mi vulva
Donde te dejo invernar
Para parirte a gritos
Amo
Tu sexo.
GIOVANNI BAYAS (Guayaquil, 1990)
EL DELIRIO DE ALICIA
Entre arbustos asfixiados en ceniza, envuelta en su desnudo avanza Alicia;
con sus tacones fosforescentes que resplandecen bajo las hojas cuando se revuelca con el día.
Compite con la luna una sonrisa infecto-contagiosa de burdel, con la que rocía el delirio dentro de mi sombrero de copa.
Y aunque robe pálidas amapolas de las ventanas para maquillar las ojeras que le ensombrecen el rostro, seguirá siendo una puta.
LUCERO LLANOS ORELLANA (Guayaquil, 1990)
HISTERECTOMÍA TÁCITA
Brindo por los vientres secos
pasmados por el tiempo.
Los que concibieron niños de aire
con esperma falsa.
Higueras melancólicas,
mujeres que no fueron amadas...
Tristezas maquilladas
con sonrisitas ajenas
que parieron otras que sí fueron madres.