Efecto secundario
Antología
Taller literario El Quirófano
Varios Autores. (El Quirófano Ediciones, 2011)
Selección y prólogo de Augusto Rodríguez
Breves palabras desde un Quirófano
Ara en el mar.
Escribe sobre el agua.
José Emilio Pacheco
Vivimos un tiempo de antologías. Hay muchas antologías que circulan en el mercado literario y el mundo. A pesar de todo, soy un aficionado y creo en las antologías literarias porque nos dan paneos, acercamientos o muestras del trabajo que se hace en determinando lugar o geografía. En este caso, la selección poética del Taller del Quirófano muestra el trabajo poético de 8 jóvenes poetas guayaquileños. Son algunas de las voces poéticas más recientes de la ciudad de Guayaquil, pero sin duda, de gran intensidad y dinamismo. Poetas que escriben desde los márgenes, desde la dificultad, desde la herida, desde el fuego. Al leerlos vuelvo a recordar la poesía de muchos de los poetas más importantes de nuestra ciudad. Se me vienen a la mente: David Ledesma Vázquez, Ileana Espinel Cedeño, Carlos Eduardo Jaramillo, Fernando Cazón Vera, Sonia Manzano, Fernando Nieto Cadena, Agustín Vulgarín, Fernando Artieda, Jorge Martillo, Fernando Iturburu, Eduardo Morán, entre otros.
Como verán en esta selección poética, tenemos una gran diversidad de voces que escriben desde sus principales realidades, desde lo cercano, la urbe, el humor, la rabia, inventando y recreando el mundo que viven. Por ejemplo leeremos los profundos poemas en prosa de Beatriz Viteri Garcés; la poesía breve y desafiante de Xavier Hidalgo; los poemas llenos de humor negro de Andrés López Rodríguez; los versos desgarrados de Laura Nieves; el erotismo frontal y directo de Adolfo Santistevan López; los cortos y sensuales poemas de Lis Quezada; las prosas sarcásticas de Giovanni Salvatore Bayas; la exploración y el dominio del lenguaje de Lucero Llanos Orellana. Creo en la poesía de ellos. Y pienso que ellos seguirán el legado de los poetas antes mencionados. La nueva poesía guayaquileña va por un buen camino. De eso estoy seguro.
Augusto Rodríguez
Santiago de Guayaquil, 16 de mayo de 2011
* * *
BEATRIZ VITERI GARCÉS
(Guayaquil, 1974)
MASOQUISMO EN CADA EVA
Copas de los árboles se abrieron en dirección opuesta a mis rodillas condenadas a arrastrarse. Gotas del cielo se desplomaron entre navajas, besos y sentencias bíblicas. Seres de viento levantaron mi sombra y la arrullaron al vaivén del caos terrestre. Solitarias cenizas se prendieron fuego en el espejo de mi vientre tibio y fecundo. Después de milenios aún guardo en la yugular este dolor masoquista.
* * *
XAVIER HIDALGO CEDEÑO
(Guayaquil, 1977)
COSTILLAS DEVORADAS
II
Soy aquel que disfruta del olor del semen
que lo saborea y lo traga hasta la última gota
vampiro no de sangre sino de vida
Voy entre bambúes de olores
siento la dureza de un linaje
de guerreros que vencen al tiempo
Danzan en mis venas las frustraciones
y ascos de mis madres pasadas
Me señalan
sus sinfonías de maldiciones
* * *
ANDRÉS LÓPEZ RODRÍGUEZ
(Guayaquil, 1982)
ODIO A LOS GATOS
Los gatos son egocéntricos y autónomos.
Cuando los coges te aruñan sin querer.
Te muestran los dientes y paran los pelos de la espalda.
Pequeños tigres de las ciudades.
Mortificando con su maúllo
de llanto de bebe recién nacido.
Sucios y apestosos gatos.
Merodean por las casas
por los techos
por la basura.
Se detienen, te miran fijamente.
Se esconden bajo un carro, bajo la sombra de la luna
Andan con sus pasos sigilosos de víbora.
Me ponen los pelos de punta.
Eligen mi techo para ponerse a llorar.
Sueño con gatos que me atacan
Sueño que los quiero matar
Atrapo a uno con mis manos
Con fuerza lo desgarro
lo despedazo.
Sus entrañas caen en el suelo.
El susto me obliga a despertar.
No quiero dejarme atrapar por sus ojos de cristales amarillos.
No me engañan con su disfraz, murciélagos de cuatro patas.
* * *
LAURA NIEVES
(Guayaquil, 1984)
Cuando ella
Sale a caminar por las calles,
Evoca una canción sin nombre
Himnos de lujuria
se enlazan a sus pies.
Entorna los ojos.
Oprime el pecho
Y otra vez abre las piernas.
Cree tener la marca de la bestia.
Ha buscado amuletos
Se ha encomendado a los santos
Ha travestido sus fetiches
Intuye las 6:30
Recoge las cenizas de su nombre.
* * *
ADOLFO SANTISTEVAN LÓPEZ
(Guayaquil, 1986)
ANTROPOFAGIA
De niño me devoró la duda
Al descubrir la planicie pectoral
Del que jugaba con mi cuerpo
Ahora tus dientes se clavan
En la estrechez de mis entrañas
Busco entre tus heces y esta sangre
Al que me toca cuando estoy dormido
Y endurece mi carne
He dejado entrar a quien invade mi piel.
* * *
LIS QUEZADA
(Guayaquil, 1986)
EFECTO VAMPIRO
No necesito del fuego para estar en llamas
Me basta con tu sombra
No necesito de papeles para escribir
Me basta con mis dedos paseando por tu cuerpo
No te necesito más
Me basta con mis manos para gritar
* * *
GIOVANNI SALVATORE BAYAS
(Guayaquil, 1990)
EL DELIRIO DE ALICIA
Y desde entonces,
–añadió el sombrerero con una voz tristísima-
el tiempo cree que quise matarlo.
Ahora son siempre las seis de la tarde.
Lewis Carrol
III
Ella acaricia el algodón que se escurre de su cama, mientras seduce niños con la miel de sus ojales y discreta les tiende el camino hacia su entrepierna.
Embriagado por su sexo, la persigo entre un césped de colillas hasta adentrarme en sus gemidos y quedar atrapado en el laberinto de su cuerpo; espiral convexa de veneno donde asoman un par de nardos sin germinar.
Alicia es un parque herrumbrado, donde los huérfanos se masturban arrojando las flores orgásmicas que adornan su cabello. Al verla correr tras la noche que apagó con su aliento, no lo podría ocultar. Me he quedado con el néctar de su cuerpo.
* * *
LUCERO LLANOS ORELLANA
(Guayaquil, 1990)
CORTO PUNZANTE
I
Recojo trocitos de cristal
aunque me corte las manos
para ver si encajan
en este collage
en el que me he convertido.
II
Tengo
tus palabras
incrustadas en mi cervical
como cristales afilados.
Tu grito
me traspasa
y aún así
me siento tan bien.
