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Antropología pop (Para árboles epilépticos) de Luis Alberto Bravo

Por Augusto Rodríguez*

 

Hace muchos años atrás conocí al poeta Luis Alberto Bravo (Milagro, 1979) en una lectura poética en un café de Guayaquil. Recuerdo que se me acercó con algunos poemas y me dijo que lo leyera. Lo leí. Me parecieron textos diferentes, diversos, auténticos. Poco después se sumó como uno más de los integrantes del grupo cultural Buseta de papel. Ya han pasado muchos años desde ese primer encuentro y ahora me encuentro leyendo y releyendo su primer poemario Antropología pop (Para árboles epilépticos), que ganó una Mención de Honor en el VI Concurso Nacional de Poesía “César Dávila Andrade” y que se publicó con el auspicio de la Universidad de Cuenca y el Encuentro de Literatura Ecuatoriana “Alfonso Carrasco Vintimilla” en el año 2010. Para empezar leamos un pequeño poema de una rara belleza como es Cajita de música:

Las niñas
juegan con las muñecas,
y por ello sus padres ríen.

Las niñas
les inventan novios a sus muñecas,
y por ello sus padres callan.

Las niñas
quisieran parir muñecas,
y por ello sus padres las abandonan.

Uno de los grandes aciertos y fortalezas del poeta Bravo es que él no viene del mundo académico o de las universidades; su llegada a la poesía se da a través de la pintura, de la música, del arte y sobre todo del cine. Su poesía de nutre de muchos mundos simbólicos que van desde las películas clásicas, la música retro, la pintura surrealista o dadaísta y del cómic. Antropología pop (Para árboles epilépticos) es un homenaje a Warhol, pero sobre todo hay una gran cantidad de guiños y referencias cinematográficas, no por nada hay poemas dedicados a Sofía Coppola (el libro entero está dedicado a Coppola), leamos por ejemplo el poema Carta & Poema (remix) para Natalie Portman:

                 Y tú estabas ahí para recordarme
                                   que yo iba a cerrar tus ojos...
                 De tu martes a mi día martes...
                 Y que viajes tú, y yo te siga por los dos...

 
Si algún día;
Para si algún día...
Pueda la Century Fox mostrar lo más rosado de tu carne,
y que el albacea de Minghella cuelgue en la red,
los extractos de Frío en la montaña.

Porque tu imagen ha hecho raíces en el pensamiento;
Porque pensar en ti lo arregla todo y se convierte en la mejor parte.

¡Ven!
Tu cara de desierto es la fuente del aire que marea:
Un punto entre el sonido y la línea férrea.

Can’t take my eyes of the you

Porque yo vomitaba
cuando tú me arruinabas.
Can’t take my eyes of the you
Can’t take my eyes of the you
Can’t take my eyes of the you
Porque yo vomitaba
cuando tú me arruinabas.
Can’t take my eyes of the you
Can’t take my eyes of the you
Oh Mathilda
Can’t take my eyes of the you
Oh Mathilda
Can’t take my eyes of the you
Can’t take my eyes of the you

Y tú estabas ahíiiiiii...
Can’t take my eyes of the you
Can’t take my eyes of the you
                 Y tú estabas ahíiiiiii...
Can’t take my eyes of the you
                 Y tú estabas ahíiiiiii...
Can’t take my eyes of the you
                 Y tú estabas ahíiiiiii...
Can’t take my eyes of the you
                 Y tú estabas ahíiiiiii...
Can’t take my eyes of the you
                 Y tú estabas ahíiiiiii...
Can’t take my eyes of the you
                 Y tú estabas ahíiiiiii...
Can’t take my eyes of the you
Can’t take my eyes of the yee
Can’t take my eyes of de ye-ye
Can’t- take- mai- aais- of- de- ye
ken teik
mai aaais
of de yee
ken teik mai aaaaaaaai of de yeeeeeeee

El poeta Bravo se introduce con facilidad y enorme acierto en varios mundos, su poesía se desliza como si tuviera alas y no teme desafiar los límites literarios. Hay poemas muy variados de largo aliento como Holden Caulfield, Telegramas para Los Otros Bosques, Cuando separes, Pequeños trenes o El tesoro de los pájaros. Leamos el hermoso poema Una chica golpeada en la piscina:

Su lengua ahora es más larga
y hay rastros de pasta dentífrica.

Ahora ella cierra los ojos donde lloraba.

Ahora las hojas vuelan para todos lados,
y vuelven a caer…
cerca de aquí…
(Donde estaba la chica golpeada y muerta en la piscina).

La sacaron del agua
como quien saca a un pequeño esqueleto,
como quien carga una madera pintada…
O como quien mide al primer amor.

Y mientras le espiaban las nalgas…
—“Pero, ¿las nalgas de quien?”
—“Pues, de ella…
de la chica golpeada y muerta en la piscina”—.
,,, alguien le sacó unas fotos;
Y por ello,
ahora podemos decir cuando nos preguntan
por la chica golpeada y muerta en la piscina:
“Ella estaba ahí…
Y nosotros acá…
Y los tipos de las fotos más allá”.

En las cercas pintadas
los vecinos murmuran & enrabietados
exclaman: “Si bien, era una mala chica,
no merecía morir en una piscina”.
—“Pero, ¿ha muerto quién…? ¿Quién ha muerto, quién?”
—“Pues ella…
La chica golpeada y muerta en la piscina”—.

“Yo le solía traer cervezas,
y cuando me daba propinas
ella solía decir:
«Sólo un ángel como yo
dejaría caer sobre ti
                        un pedazo de manzana…
—Como quien deja caer sobre una isla—
y verdaderamente lo soy»
(…) (glup)
Aún así, no tenía que morir en una piscina”.

“La mujer de allá,
nos ha dicho que a veces solía verla llorar en el patio,
y luego saltar las cercas pintadas,
sólo para arrancar —con un instrumento del bosque—
todas las manzanas fuertes”.


Desde aquel día
vengo a esta casa de martes a jueves…
Y siempre, siempre
un pequeño ojo del atardecer
perfora las nubes (y luego llueve).
Y entonces… ella abre sus alas, se eleva (y llueve) y abre sus alas
(como si evocara la luz de un perro sobre una nube podrida).
—“Pero, ¿quien? ¿Me hablas de quién?”
—“Pues, de ella…
De la chica golpeada y muerta en la piscina”—.

Después de leer Antropología pop (Para árboles epilépticos) puedo afirmar que es un libro valioso, renovador e interesante. Un libro que abre nuevos caminos a la nueva poesía ecuatoriana. Un libro indispensable. Un libro que contiene muchos libros. Su poesía recrea y navega por la poesía de Huidobro, Kerouac, Eluard, Breton, Trakl, Bukowski, Parra, Westphalen, pero sobre todo en la poética del chileno Jorge Teillier. Este poemario estoy seguro que no pasará desapercibido. Mi consejo: lean la poesía de Luis Alberto Bravo, se sorprenderán.

 

* * *

*(Guayaquil, Ecuador, 1979) Licenciado en Comunicación social, poeta, narrador y editor de la revista literaria El Quirófano. Su poesía consta en revistas, periódicos y antologías locales y extranjeras. Ha publicado los poemarios Mientras ella mata mosquitos (2004), Animales salvajes (2005), La bestia que me habita (2005), Cantos contra un dinosaurio ebrio (Barcelona, España, 2007) y Matar a la bestia (Guadalajara, México, 2007).. Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía David Ledesma Vázquez (2005), el Premio Nacional Universitario de Poesía Efraín Jara Idrovo (2005), Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía César Dávila Andrade (2005), Finalista del III Premio Internacional de Poesía Màrius Sampere (2007) y Finalista del VII y VIII Premio Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos (2008-2009). Es uno de los fundadores del grupo cultural Buseta de papel.

 

 

 

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