DIEZ
APUNTES Y UNA CONCLUSIÓN SOBRE LOS POETAS JÓVENES
DE INICIOS DEL SIGLO XXI
Por
Xavier Oquendo Troncoso
El presente libro contiene una muestra mínima de 35 nuevas
voces poéticas del país, nacidos entre 1975 y 1987.
Doce años separen al más joven de los mayores de este
grupo. Son autores de varias ciudades del país que han ido
formándose en grupos o talleres para mantener una voz colectiva
dentro
del panorama poético nacional. Su gestor es el poeta guayaquileño
Augusto Rodríguez, extraordinario cultor de este grupo de jóvenes
y voz latente y fundamental de la novísima poesía.
Habiendo hecho un trabajo parecido al de Augusto Rodríguez
desde hace más de 13 años, me permitiré comparar
y asimilar al grupo de poetas de este libro con mis apreciaciones
frente a ellos y a otros nombres que los antecedieron en edad (desde
los nacidos en 1965) para compactar a una generación y vislumbrar
lo que podría ser la siguiente.
1. Los antecedentes a este grupo: la posta y el puente generacional
En 1994 convoqué en Quito a los poetas jóvenes de mi
generación, que tuve acceso, a las "Primeras jornadas
poéticas juveniles del Ecuador Nueva Generación".
Fue este año el clave para firmar la constitución de
nuevas voces en el país, que se formaron un tanto exiliados
de los talleres literarios de los años 80 y de los nombres
más representativos de esa época.
Marcelo Báez, Ana Cecilia Blum, Pedro Gil, Luis Carlos Mussó,
Freddy Peñafiel, Paúl Puma, Aleyda Quevedo y Cristóbal
Zapata figuraron en esta hornada nueva y sus poemas fueron publicados
en el libro de memorias(1),
en un total de 34 poetas. Sin embargo también fueron convocados
Alex Tupiza Aldaz, Jairo Estacio, César Carrión y David
(Gómez) Barreto, cuatro nombres que están presentes
en este libro.
Trece años, es casi una generación completa. El año
de nacimiento de Estacio y Tupiza (1975) da el límite generacional
para escogitar los nombres que conforman este volumen.
En el año 2001 aparece mi libro "Ciudad en verso -Antología
de nuevos poetas ecuatorianos-"(2),
con 25 nombres que, a mí concepto, conformarían lo más
representativo de mi generación (1965-1980), al que, en una
segunda edición ("Antología de nuevos poetas ecuatorianos",
Loja, 2002)(3), añadí
dos nombres más. En estas ediciones los poetas Javier Cevallos,
David Guzmán y María de los Ángeles Martínez
fueron seleccionados y figuran, también, en el presente libro
de memorias, motivo que me hace pensar efectivamente en el hecho de
que no existe, a cabalidad, una nueva generación a parte de
la citada, si no una suerte de extensión a ese grupo que está
formando una propuesta.
2. Influencia de lo extra literario: Vanidosos y "exquisitos"
Abundan en estos días, entre los jóvenes y no tan jóvenes
poetas del país, un discurso "afrancesado" al que
algunos de ellos mismos han titulado "exquisito". Los escritores
amantes de los poetas franceses del siglo XX y su tradición
de poesía pura (lo extremadamente gracioso es que muchos -por
no decir todos- no saben leer ni escribir en francés, sin embargo
encuentran la verdadera sensibilidad en la traducción) que
se ha ido mezclando en su discurso como una epidemia sin vacuna.
"Lo exquisito", si bien he podido entender, consiste en
alabar sin fin a la poesía "pura", repleta de hermetismo,
que esté escrito en cualquier otro idioma que no sea el español
(y si es en francés, mucho mejor). Algunos de los "exquisitos"
suelen utilizar también, en sus discursos, referencias a poetas
griegos antiguos para sostener la "profundidad" de su lírica
amparada en un "canon" inexistente, fortalecido por el discurso
de otro.
Nunca he podido entender como los poetas que no hablan y dominan otra
lengua como el francés, el inglés, el alemán,
etc. Se atreven a sostener que sus grandes referentes son los poetas
extranjeros (me refiero extranjero a la lengua). Buscan los italianos,
los ingleses, los franceses, los germanos para sostener una idea de
erudición en un discurso sin fundamento. Las traducciones son
una versión. Los "exquisitos" se olvidan de que la
poesía es sonido y silencio. Y que cada lengua tiene un sonido
y un silencio distinto.
3. ¿Nuevas posturas frente a la poesía?
No creo que haya un pensamiento renovador ya consolidado, probado
y justificado entre los poetas más jóvenes. Lo que sí
puede haber son varios pensamientos. Y todos ellos válidos,
mientras sean honestos. Siento, entonces, que a nuestra poesía
le falta autenticidad. Dejar de copiar moldes y formas del extranjero.
Dejar de ver el canon impuesto, dejar de sentir con el corazón
de los otros.
Sin embargo, estoy conciente de ciertos rasgos nuevos en los novísimos:
la brevedad, el regreso a lo clásico en el tema e incluso en
la forma (un neoclasicismo posmoderno), el oficio del escribiente
y el poema sobre el poema; y, en cuanto a la forma: la sencillez de
un estilo claro y citadino, una sobriedad en la economía de
las palabras, un sustento individual de las cosas y los hechos, son,
para mí, las características de estilo en la nueva poesía.
Los cánones se sostienen todavía. Los mismos de hace
muchos años, y eso es raro. No fuimos una generación
de ruptura total, sino de acomodo.
Debemos, también, tomar en cuenta que los límites
entre los géneros literarios cada vez se difuminan más,
y que la historia y el tiempo son los encargados de aprobar a los
nuevos clásicos -futuros referentes de nuestra labor de escritores-
y de desaprobar cánones reiterativos y postizos dentro de las
vanguardias literarias. Pese a ello, en las nuevas voces se ha visto
ciertos aportes formales, todos ellos amparados en la aprobación
de la historia poética del siglo XX:
- El texto corto (la condensación de un discurso poético
en breves versos)
- El rehuir a la medida formal, por considerarla anti vanguardista
- El regreso a la imagen poética, no como un recurso literario,
sino como un hecho contemplativo (el poeta-observador)
- La concepción de un verso como el de una línea igual
a una idea.
Si analizamos los aportes formales, nos damos cuenta que las nuevas
generaciones de poetas se han repetido y han hecho una selección
imprecisa de ciertos cánones impuestos por las vanguardias
de las tres últimas décadas del siglo pasado. Pero el
verdadero aporte de los novísimos está en el hecho intrínseco
del creador. Es decir en lo que podríamos llamar "fondo"
o temática, debido a que la historia y el contexto es un hecho
lingüístico, y el hombre se debe a ello. El escritor siempre
ha tenido que enfrentarse a los grandes temas y misterios del hombre:
El amor y la muerte. Estos dos abarcan todo el resto, y talvez solo
el último sea el todo: Dios, la naturaleza, el hombre, su lucha,
sus caminos...
4. Una voz individual
La individualidad del poeta actual obliga a que su voz poética
sea en soledad, admitiendo una primera persona que se identifica consigo
misma, y que luego reflexiona sobre el resto, que no es sino él
mismo. Es un yo más reflejo que en los grandes poemas sociales,
o en los textos con persona del plural, en los que la que voz personalísima
no se reconocía como tal, sino que era la voz de todos, la
que salvaría al mundo, la que se duele en todos.
La voz de Sartre todavía parece escucharse cuando proclamó
la necesidad del compromiso o responsabilidad del escritor con
sus contemporáneos, con todos los hombres (...) El creador
literario debe escribir participando de los debates sociales y políticos
de su tiempo(4). Sartre
se debía efectivamente (y casi parafraseándolo) a su
época, una época repleta de esta cosmovisión
rica y productiva, pero sin embargo ese yo colectivo se fue convirtiendo
en un estandarte del pasado.
5. Los novísimos son escritores contemplativos que viven
un caos citadino
La ciudad está dentro del vivir diario del hombre. Como antes
lo fue la aldea, y antes la mínima comarca. La poesía
empezó defendiendo el territorio desde el principio de los
tiempos. El canto épico de los poetas tenía sus límites
-los límites del parnaso de Apolo-. Todo infunde respeto único.
La ciudad y sus habitantes se circunscriben dentro de un todo legítimo.
Por lo tanto el urbanismo influye en el comportamiento de lo poético.
El poeta actual mira al horizonte y a todo aire bucólico, con
absoluta lejanía. Y esto ha hecho que en la nueva poesía
haya más interés por lo contemplativo, desde la perspectiva
oriental -mirar desde lejos a "Natura", como un fenómeno
nuevo: así, por ejemplo, nos damos cuenta de que el nuevo discurso
está vislumbrando la imagen en el mar, las montañas,
los ríos, los valles, la naturaleza en su pleno. Pero siempre
desde los órganos de los sentidos (acaso entrando en lo explicativo)
sin llegar a convivir con estas nociones. Es decir, la ciudad es el
sitio desde donde se lanzan las miradas, para que los lienzos estén
repletos, y el cuadro se complete.
6. Una generación dividida entre lo Universal y lo Local
Lo local siempre ha sido fuente de gran audacia literaria, de grandes
monumentos literarios y de la consolidación de la literatura
como parte de la historia: recordemos, por ejemplo, el Don Quijote
de la Mancha, desde su título, trae ya la marca indiscutible
de su territorio.
La literatura, a lo largo de su historia, ha servido para marcar territorio,
para volverlo segmento del mundo, y que ese segmento se universalice
desde su concepción individual. América Latina cada
vez se aleja más de su realidad ficcionante, para acudir a
una invención postiza. Los motivos son muchos: una resquebrajada
situación política y social, una vergüenza oculta
que hace negar a la tierra, a sus costumbres, a su arte, a su dignidad.
El tema de identidad siempre ha estado rodeado de discurso barato
y ramplón; esto ha obligado a que los nuevos escritores no
quieran hablar de su segmento de patria. Y esto sí es nuevo.
La generación que nos antecede, todavía recuperaba a
la nación imaginaria en sus discursos líricos. Ahora
huimos de eso.
La discusión sigue, porque si recordamos al enorme Kavafis,
al tan famoso discurso lorquiano, a la genialidad de Borges, por poner
ejemplos al azar, demostramos que su potencial lírico estaba
en lo local de su discurso (Grecia, Andalucía y Buenos Aires,
son obviamente los referentes respectivos, de estos tres poetas).
7. Los novísimos y lo intertextual
El libro Seis propuestas para el próximo milenio de
Italo Calvino, es uno de los más serios acercamientos hacia
una literatura posmoderna de occidente. Su quinta propuesta habla
sobre "La multiplicidad". Dicha propuesta toma como base
a la literatura como una enciclopedia (en el caso de Calvino, habla,
específicamente, sobre la novela). El nuevo escritor es un
lector insaciable. En la nueva poesía se puede notar claramente
esa red de conexiones entre hechos, personas y cosas de la
que habla Calvino. Los textos no se detienen en planteamientos únicos,
sino que dicho planteamiento (llamaríamos idea central) es
desglosado por la voz poética hasta conseguir nuevos lineamientos,
nuevos acercamientos y claras alusiones a temas que se dejan ver en
la inclusión de hechos sucintos dentro de un discurso. Calvino
dice que la multiplicidad es el mejor camino a la incapacidad de
concluir, así es como vemos en estos poetas, planteamientos
de poesía sin "remates", es decir que el tema no
termina, porque los temas son interminables, debido a que el escritor
viene a resultar un cúmulo de experiencias y conocimientos,
en donde la idea central se repleta de nuevas ideas y la secuencia
se vuelve infinita.
Aquí entramos en lo "intertextual", que tiene que
ver con todo ese aparato de ideas que el escritor de fin de milenio
quiere depositar en su texto, con el fin de completarlo y volverlo
uno y, por tanto, volver cómplice de sus ideas a otros que
ya tuvieron la misma idea, pero como la forma siempre tendrá
opción a ser nueva en cualquier fondo (por razones de estilo),
entonces la formación de estos nuevos parámetros múltiples
hacen una nueva poesía.
Voces ocultas que nos citan a otros autores, conexiones con libros,
con ideas, con versos de otros, llegando, inclusive al denominado
"plagio transtextual"(5).
En algunos nombres podemos hallar ciertos versos ocultos que forman
parte de su discurso, pero que ya fueron escritos.
8. Los novísimos mantienen un hermetismo
Lo críptico en la poesía, he llegado a pensar, es una
etapa en todo poeta. El enjambre de palabras que propone nuestro diccionario
para tales fines es un hecho. Los poetas tratan de complicar su discurso
para llegar al total alejamiento del "lugar común"
y lo coloquial.
En 1921, Borges explica los principios de su renovación poética,
dentro del Ultraísmo, movimiento fundado por Rafael Cansinos
Assens; en el tercer punto dice: Abolición de los trabajos
ornamentales, el confesionalismo, la circunstanciación, las
prédicas y la nebulosidad rebuscada(6)
(lo resaltado es mío). Con esto queremos hacer notar que lo
rebuscado es un paso, nada más, para llegar al planteamiento
real de la poesía, a través de los siglos: la sencillez.
Esa sencillez que uno consigue en el rigor y en el trabajo poético.
Los llamados poetas difíciles, a quienes la historia induce
a imitarlos (Pound, Tzara, Artaud, Celán, entre muchos otros),
no plantean el hermetismo, sino una carga de inmensa sabiduría
lingüística y un largo camino por las experiencias de
la vida.
9. Es una generación obsesionada por el oficio
Una temática recurrente y nueva entre los poetas de esta nueva
hornada generacional, es el buscar el justificativo del "escribiente",
de lo que es el poeta y qué hace frente a un mundo tan ofuscado,
escribiendo. El poeta y su sentido de la escritura, ese rebuscarse
por todos los flancos de una sociedad que no tiene a los poetas como
hombres productivos, sino como simples casualidades de un destino.
Dentro de esta temática se ampliaría aquel tema de si
el escritor nace o se hace, o si es un obsesivo compulsivo, o si está
más cerca de la locura, o si el mundo le afecta, le disgusta,
y entonces decide crear uno nuevo a través de sus palabras,
de su propio yo lingüístico.
Esa lucha interna, que se vuelve una guerra palpitante, cuando el
poeta entabla su relación con el lenguaje. Valery dijo que
la poesía no se hace con el sentimiento, sino con las palabras.
Y esa lucha está ya en los poetas hace siglos. Pero esa fue
por años clandestina.
10. Qué viva el humor negro
Los novísimos están amparados en el humor. Un recurso
dejado a un lado por los poetas de los noventa. Y que estos ultimísimos
lo utilizan con el fin de concienciar, de despertar con su mensaje
irónico, repleto de novedades lingüísticas (neologismos,
rupturas sintácticas que producen significaciones nuevas y
novedosas).
El humor es lo que falta a los caldos, a las gallinas, a las orquestas
sinfónicas. Y a la inversa, es lo que no falta a los empedradores,
a los ascensores... Se le ha visto entre la batería de cocina,
ha hecho su aparición en el mal gusto, tiene su residencia
de invierno en la moda... ¿A dónde va? A la ilusión
óptica... ¿Su debilidad? Los crepúsculos, siempre
que parezcan un huevo al plato.... Así hablaba el maestro
surrealista Aragón(7),
sobre el tema que nos concierne.
El humor es el hecho artístico de mayor dificultad dentro
de la palabra. Porque, como dice Aragón, este humor va a
la ilusión óptica. Entonces el poeta que lo intenta,
tiene que valerse de la imagen, para conquistar el Olimpo intransferible
de la risa.
A manera de Conclusión
Suena extraño que se hable de una nueva generación
de poetas en el Ecuador luego de la conformada por los poetas nacidos
entre 1965 y 1980, según el estudio generacional de la poesía
estructurado por el crítico Hernán Rodríguez
Castelo, apreciación generacional que me gusta muchísimo,
porque me resulta muy pedagógica para el estudio de la literatura
en este país. Esta periodización fue propuesta por el
gran filósofo español Ortega y Gasset. Según
él cada treinta años nace una gran generación
que se ampara en el puente de la anterior y deja el camino a la siguiente.
Últimamente los poetas muy jóvenes están incurriendo
en la idea de que hay una nueva generación que va a "romper
con lo establecido" y que los nacidos cinco o dos años
antes que ellos ya son "harina de otro costal", ya están
condenados al olvido, ya han sido juzgados con el juicio final de
la poesía. Pienso que los nuevos poetas están confundiendo
"grupo" con "generación".
Pregunto: qué canon pueden romper los novísimos si
aún no hay una estructura que conforme un parámetro
poético ni siquiera en las generaciones anteriores a las de
los años 90.
A este libro le hará falta el paso del tiempo. Él hará
la mejor de las antologías. Mientras tanto el talento de los
jóvenes se hace notar en este libro que dará la pauta
y los senderos por donde va a caminar la poesía de la patria.
*****
NOTAS
(1) Memorias de
las Primeras Jornadas Poéticas Juveniles del Ecuador "Nueva
Generación" 1994. Fundación "Nueva Generación",
Quito, 1996.
(2) Casa de la Cultura Ecuatoriana
"Benjamín Carrión", Núcleo de Tungurahua,
Libresa, Colección "Crónica de Sueños",
Quito, 2001.
(3) Universidad
Técnica Particular de Loja
(4) Andrés
Amoros, op. cit.
(5) Pequeña mención
de enunciación que ironiza sobre un lenguaje popular convencionalizado.
El plagio es un préstamo ajeno, no declarado y liberal (Teresa
Alfieri, Transtextualidad y originalidad literaria,
Revista Letras del Ecuador, Quito, 1992. Citado por
Jackie Verdugo: Voces y polifonía femenina en la poesía
ecuatoriana de la última década, Memorias
del VII Encuentro sobre Literatura ecuatoriana "Alfonso Carrasco
Vintimilla", Universidad de Cuenca, 2000).
(6) Los otros rasgos que Borges
explica en su estética son: 1. Reducción de la lírica
a su elemento primordial: la metáfora; 2. Eliminación
de las frases medianeras, nexos y adjetivos inútiles y, 4.
Síntesis de dos o más imágenes en una, que ensancha
de ese modo su facultad de sugerencia. op. cit.
(7) Antología del humor
Negro.