Proyecto Patrimonio - 2020 | index | Ignacio Herrera López |
Américo Reyes Vera | Autores |






 




LUZ DE MALA LUNA
Comentario sobre MALA LUNA, de Ignacio Herrera López.
Ediciones Etcétera Concepción, 2020

Por Américo Reyes Vera



.. .. .. .. ..

Si tuviésemos que designar un personaje principal en un libro de poesía, diríamos que “el personaje” de MALA LUNA, ópera prima de Ignacio Herrera López (Curicó, 1986)) es la muerte; la muerte imaginada  pero también la imaginaria, la que ronda a la vuelta de la esquina y la de  estocada certera que involucra a nuestros seres más preciados, pero por sobre todo la muerte propia, o mejor dicho la muerte íntima, la que nos toca travestida en la soledad y sus cultos.

Animitas, caballos fantasmales y amigos idos “dan vida” a estas alucinaciones en verso; queda al descubierto una retórica del desencanto, o esa “nueva música” por decirlo en palabras del autor: lo bello y lo útil como consecuencia de lo doloroso, el sinsentido lacerante de la existencia presentado como una revelación y un pretexto para llegar al desenlace de “algo” que se sugiere entre líneas.

“En este libro el poeta Ignacio Herrera López ha incursionado en lo estricto de la métrica” dice en el prólogo el editor Tulio Mendoza Belio. Y agrega: “aunque es bueno y oportuno recordar aquí que la lengua es siempre medida, conteo, una característica inherente lineal del significante”.

Para graficar lo que sostiene Mendoza Belio, hemos escogido tres cuartetos de tres poemas de MALA LUNA y que nos han servido para armar una sola pieza que acaba siendo una suerte de semblanza poética, a la manera de los romanceros españoles clásicos, dando cuenta de la notable unidad temática y estilística del libro de marras:

Yo fui el hijo nacido de las cales,
el más grande refugio de tristeza,
el que quemó los prados sin belleza
esperando las sombras fantasmales.1

Quiero la pena sorda de los nichos
con el trueno vacío sin su rayo,
quiero el musgo comido por los bichos
y las lluvias tiznadas de este mayo.2

No hay batalla mejor que la perdida
en los atrios amados con locura:
la vida que viviste no es la vida
si no rompes los cercos de cordura.3

Como podemos apreciar, y aun tantear, en estas páginas la desgracia humana es cosa vivida y sentida, pareciera que el autor se da maña para exhibirla de una manera casi brutal, lo que no es poco constatar en un libro que  recuerda a cada instante lo más perturbador de PEDRO PÁRAMO, donde la fugacidad y la irrealidad coexisten en macabra armonía, y éste es uno de los aspectos más desconcertantes de MALA LUNA, que aquí también es un lugar, un espacio físico y emocional, un pueblo perdido no sólo en el paisaje sino en el tiempo por cuanto un oscuro y misterioso desasosiego atraviesa este poemario marcado por el endecasílabo elegante y bien estructurado, sin por ello excluir el verso libre que el hablante utiliza como puente de conexión con un lector compungido pero alerta, curioso recurso en un poeta joven de Chile que a pesar de los tiempos que corren hace valer su voz política y poética al sur del río Maipo y no se abanderiza con ninguna hueste ni guiña ninguna corriente de moda, práctica tan común y odiosa en el medio literario nacional. Antes por el contrario, en MALA LUNA el hablante (no siempre lírico) deviene en criatura solitaria, a veces débil, otras demasiado vivaz, pero siempre premunido de lo que entendemos como su mejor armadura: el verbo sin ropajes y abierto, ofrecido a quien lo descubra en medio de la maleza, para ser devorado o placenteramente degustado.

 


__________________________________________
1.- Carteles mientras vas entrando 3, p. 17
2.- Carteles mientras vas entrando 4, p. 18
3.- Las batallas no sirven, p. 52



 

 

Proyecto Patrimonio Año 2020
A Página Principal
| A Archivo Ignacio Herrera López | A Archivo Américo Reyes Vera | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
LUZ DE MALA LUNA
Comentario sobre MALA LUNA, de Ignacio Herrera López.
Ediciones Etcétera Concepción, 2020
Por Américo Reyes Vera