Por otra parte, hay que destacar la maestría del poeta Reyes en el uso de la métrica. De su mano han salido versos medidos de total coherencia poética, desprovistos de todo ripio, de esa rima fuera de lugar que empuja a quien escribe a casi no decir o a decir cualquier cosa. Con relación a esto, el ritmo personal del poeta ha sido traspasado a versos octosílabos, a versos endecasílabos. Sus sonetos, por ejemplo, son sorprendentes y traen consigo una seguridad poco común en su construcción.
Lorenzo Peirano
EL DON CEBADO
Mancados con la esperma y el marfil
no a mi sin par amor sobrevivieron,
millones y millones se perdieron,
¡ah mis hijos, a vistas del candil!
Muchachotes etéreos, no supieron
ni del bien ni del mal ni del añil,
ni que luego de marzo llega abril,
y entre pasmo y espasmo perecieron.
¿Dó se perdió el timón, en qué entretuvo
la carne su ansiedad cuando ardor hubo?
(Mas a dar la respuesta no me animo).
¿Por qué de hijos tan vivos y tan muertos
sólo queda el manchón donde me acuesto?
(¡Que la pregunta pene en el camino!)
MORENAZO
De ese morenazo que cumbias baila
las miradas más lúbricas no quito,
y aunque no le hago al pito, más de un pito
fumaría con él, por si despaila.
Rociada hasta la cuña está mi vaina
cuando exhibe jocundo ese pasito
de bailarín señero y tan bonito
en su donoso afán que nunca amaina.
De tal manera el cuerpo lo menea
que mi comezón toda se derrama
sea en crudo espesor, o aguada sea.
Y mi sexo que bien arma esta trama
de ningún desconsuelo ya alardea
si a dar el morenazo va a mi cama.
SONETO A LO QUEVEDO
Érase una señora un tanto urgida
junto a su galancete de segunda
catándose entre sí para que cunda
la apetencia, por ambos consentida.
Cano él, con su panza desabrida
y ella con su garganta bien profunda
apuros apurando, la iracunda
fatalidad torcióles la partida.
Aqueste catre honroso, deshonroso
muestra en pronto su laxa decepción
y donde antes vigor, hoy lo penoso.
Señoras que me oís: ved la lección
de tan infausta historia, y en lo mozo
con lo añoso buscad la explicación.
SONETO A LO NERUDA
Pescador, las redes que a ti entrego de prisa
llegaron a mis manos esta noche en un verso
cuando dormía aferrado a tu cuerpo estival
que no era sino mi propio cuerpo pajarero.
Ungió el viento del sur los lánguidos veleros
y hasta mí llegó el susurro de los húsares muertos
que vaciaban nocturnos las cubas del estribo
con la sangre del pueblo al crepúsculo vertida.
Las vendimias te entrego, y el calor sibilante
del malecón sideral donde dejaste el barro
que te dio consuelo, esperanza y despojos.
Acércate, verde pescador, a mi farol de algas
y recoge al niño que no creció con mi sombra
sólo por darte frescas las uvas de su canto.
ARRIBA DE LA PELOTA
Cuerpo de hombre que malversó canciones
y que encontró al alba el fruto soñado
y que triste o alegre o rechazado
el más vital ahínco en beber pones.
Cuerpo de hombre cabal que con arpones
de acero al sol, del surco bienhadado
sacas el pan y el vino codiciado
por gargantas que aportan nuevos sones.
Así pasas el tiempo, carretero:
empinando botellas por doquier,
y en el placer fugaz cantando entero.
¡Oh sed! ¡Sed de ganar y de perder!
Del mundo, hombre veraz, cuerpo primero:
¡lo incomprensible habrás de comprender!
UNA LEYENDA
Ésta sí que es leyenda, compañero.
(No así tus lloriqueos de poeta
que por llevar la contra hacen de yeta
y obligan a partir siempre de cero).
Pues bien: El muchacho con su escopeta
apuntó y dijo: A todos aquí espero,
aunque de todos sólo a ella quiero.
Pero luego reinó la paz inquieta.
Porque ella no llegaba: ella era fría.
Con su candor supuesto, su falsete.
¡Lágrimas yermas su alma resistía!
Él ofrecióle entonces su billete.
Y ahora están tan juntos: cada día
ella diciendo ¡QUÉDATE! y él ¡VETE!
LAS PRÓTESIS DENTALES…
Las prótesis dentales, recién hechas,
cuño tienen de falsa mordedura:
el choclo de placer pasa a tortura,
y entre reír o no, casi no hay brechas.
Sí resulta tirado de las mechas
el que por bravucón o caradura
mordió piedras, pació la razón pura,
y hoy solloza sobre carnes deshechas.
Sin embargo es lo que hay, pues lo postizo
por fortuna lo viejo troca en nuevo
y a empezar otra vez es el aviso.
A darte este consejo es que me atrevo
ya que el tener mi edad me da permiso:
cuida bien de tus dientes, caro efebo.
UN HUASO EN LA CAPITAL
A Santiago yo fui por ver qué había
de bueno para un hombre como yo
pueblerino y mamón, que no sabía
que Santiago es Santiago... ¡por favor!
Lo primero que vi fueron arpías
robándole a quien fuera el corazón,
gritándole a quien bien les sonreía,
vendiendo bagatelas de ocasión.
Tris que mi billetera fuese hurtada
por flaites sin prestancia ni decoro
que de hallar no hallaron ningún tesoro.
De vuelta en Curicó, su paz o nada
por coraje le asigno de poeta.
¡Así se salva quien cachete aprieta!
PÉRADAM
Cuando todos preguntan yo respondo,
cuando todos responden yo pregunto,
cuando todos aplauden yo me asusto,
cuando todos se abrazan yo me escondo.
Cuando todos saliendo van del fondo
en el fondo del fondo yo repunto,
cuando todos un SÍ veneran juntos
a mí me nace un NO desde lo hondo.
La vez en que a morir todos se apuran
nadie tal como yo siguiendo vivo,
y muero cuando los demás perduran.
Mientras todos en tránsito lascivo
dánse entre sí berrinche con ternura
aires me doy de solitario divo.
ESCORPIÓN
Y ya que un hombre hermoso me ha embrujado
y que otro más bien feo me reclama
a los dos cobijélos en mi cama
que ambos, Eros, son hombres: mis amados.
Ni el hermoso ni el feo han defraudado
del caluroso menester las ganas
y han puesto brillo nuevo en estas canas
que, sabias, todo ya lo han perdonado.
Así aprendí esta vez a ser amigo
del “quédate y verás”, del “toma y goza”,
¡sabrosas son las brevas y los higos!
Que vale igual un yuyo que una rosa
cuando se trata de buscar abrigo
para el alma y el cuerpo. ¡Así es la cosa!
TRES SONETOS PARA MI MUCHACHO
I
“Mi muchacho” llamárate por gloria
de mi insistente necedad, sombría,
matizada con penas y alegrías
que sumándolas todas son mi historia.
Ay del amor que come de su escoria,
ay del que no en placer, sino en porfía
acaba por gestión de la agonía
con tanta sed tan cerca de la noria.
“Mi machito” por vicio te llamara
de mi esplín de poeta un tanto lacho
que a su propia pasión pone alta vara.
De mis versos el único que tacho
es aquél que a ti menos te agradara
mas te sigo llamando “mi muchacho”.
II
Te vi bailar desnudo y provocaste
en mí tanta efusión, tanto alboroto
que hasta el día hoy conservo roto
de mi aliento el soplido, por mirarte.
Luminosa, tu juventud me baste
así muera mil veces con el voto
de mirador voraz, puesto que broto
en el mismo lugar donde bailaste.
Y si adivinas lo que tu desnudo
cuerpo llegó a lograr con su vaivén
no tanto como ciego, sino mudo
dejarme –entre zozobra y parabién–
yo por tu desnudez al fuego acudo.
Y bendito sea tu baile. Amén.
III
Lo que los tontos hacen con lo cierto
falsedad otorgándole y malicia
es lo que intento hacer con mi codicia
de ti, y prendido quedo en el intento.
La verdad es a veces puro cuento
cuando el don de los sueños nos envicia.
Sólo mi amor conviértete en delicia
y siempre a tus caprichos quedo vuelto.
Pero la moralina y el desdén
a nuestros planes ponen en aprieto
trocando bien por mal y mal por bien.
Tú preguntas: ¿Y si la pata meto?
Te respondo: ¡Culpable soy también!
¡El porte del pacer está en su veto!
MACHITO MAMÓN
Mire cómo me vengo en el anverso
de este soneto gris, pobre chamullo,
de su “hétero” desprecio y sin su arrullo
¡yo, que no pecaría de converso!
Mire cómo lo ignoro en estos versos
no obstante habrán de ser por siempre suyos
…mas cual rosa que muere en sus capullos
agitada en sus tonos más perversos.
Cuido que este soneto no lo nombre
–así llegue la noche y tenga frío–
pues ya cedí a su calentura de hombre.
Jamás fue mi intención armar un lío
para no herirle a usted, aunque se asombre
de perderme. Su problema, no el mío.
¿QUÉ ES LA POESÍA GAY?
I
¿Qué es la “poesía gay”? ¿Cuál su destino?
¿Será la que los mismos gays escriben
aunque sea de cosas que no viven
sólo por comprobar de su arte el tino?
¿Y si achispados con ajeno vino
los “héteros” sagaces bien reciben
de la copa el licor en donde estriben
versos del otro lado del camino?
Ballenato, salmón o pejerrey:
el poeta en su mar se ahoga o nada,
¡y su estrella ensombrecer jamás debéis!
Ya en el amanecer, o en noche entrada,
su rigor dan las palabras y su ley:
poesía a secas, por afán ganada.
II
Hablemos de poesía, por lo tanto
hablemos del primor, de la alegría
por despertar al ave que dormía
en el silencio presa y el quebranto.
No del palabrerío que es espanto
ni del barza que vil pretendería
hablar por los demás: en él porfía
hay, y vanidad, no el natural canto.
Del alto mirador, los arrabales,
de ruca y de mansión, de la oficina,
de cárcel y taller cantores salen.
Y ni un pueblo a luchar cuando se anima
al vate la cerviz jamás cortále,
y a su eterno motín, tris que lo arrima.
En lo íntimo procaz, en los modales
furtivos de cualquiera en una esquina
nace un himno y te dice cuánto vales.
LOS MILAGROS DEL PRESENTE
Para Delfín Prats Pupo
Las alas que volando no se gastan
habrán de ser siempre alas verdaderas,
más sabias que la sabia primavera
y, por ley del destino, siempre castas.
Desnuda lis, ninguna altura basta.
Tal mi vuelo, que en plenitud se viera
blandiendo mil catástrofes por fuera
como por dentro, y sin embargo canta.
Alas mías de noble resistencia
y guardianas del vuelo persistente
donde hasta lo más vil pone su esencia.
En tanto yo con mi poesía cuente
bando no habrá que pueda, credo, ciencia
privarme de mi cielo y su relente.
CONTRASONETO
Ah, qué insensata cosa es el soneto
con sus catorce versos, sus tarimas,
sus estrofas dispares y sus rimas
entre cuartetos presas, y tercetos.
Yo en tales tonterías no me meto
así sea de Lope el don que anima
a subirle al aedo la autoestima
lacrada con rigor y gozo quieto.
De todas las banderas, por bacante,
escojo la que pueda izar mi pluma
pendenciera y soez para el que aguante.
No codicio sino la cima suma
que límite no ponga a lo que cante,
y a granel reverdezca, como espuma.
MI CAPRICORNIO
(sonetín)
Cuando los bares visito
en aras de una sed cierta
y el mozo aguarda en la puerta
pensando en ti voy, Bonito.
En pos del vino bendito
encubro la herida abierta
que tu besar en mi yerta
boca forjó, cual delito.
Mas tu recuerdo me dopa
y armado de sus cadenas
sobre mi frente galopa.
A pulso paso las penas
bebiendo copa tras copa...
apenas, Bonito, apenas.
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Américo Reyes Vera