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Aníbal Ricci Anduaga | Autores |


 

 

 




PENSAMIENTOS DELIRANTES


Por Aníbal Ricci


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Inhalo tres veces y no es suficiente ese rito para imponer cordura al cerebro. Invoco una espiral para acceder siquiera a cinco minutos de meditación, pero las espirales de mi mente son repetitivas, machacantes, llevo días alejado del computador, salvo para escribir estas líneas que son lo único sanador. Hoy incluso me enteré de que no había devuelto algunos llamados telefónicos, las pantallas hipnotizan de mala manera, por ningún motivo abrir Facebook y esos videos cortos idiotizantes. No controlo ideas, mi cuerpo es un motor de veinticuatro válvulas, aunque sólo utilizo ocho para realizar funciones básicas. Bajar la intensidad para que las neuronas no disparen cortocircuitos en todas direcciones. Escucho las noticias en el televisor del living y todo me parece peor.

Bajo a la piscina con mi sobrino y para él soy un adulto y me conversa de cosas simples. Le agradezco esos pensamientos libres de todo cálculo, cuando a veces pregunta que es lo que miro tan fijamente. No estoy deprimido, lo que es genial dadas las circunstancias, significa que estoy lejos de volver a escuchar voces más disparatadas que las ideas dentro de mi cabeza. Hacemos competencias de nadar bajo el agua y apenas logro cruzar esta pequeña piscina. Arrastro diez meses de anemia severa, salí delante de las taquicardias luego de los primeros meses y las pérdidas momentáneas de consciencia nunca me tiraron al suelo.

La semana pasada observaba el espejo. Estaba de nuevo demacrado y mi lengua prácticamente sin pigmentación. Esta semana estoy más racional y los resultados de los exámenes arrojaron un recrudecimiento de la anemia. He estado tomando hierro todos estos meses e inyectándome eritropoyetina para generar glóbulos rojos. Por el médico supe que gracias al hierro se transporta el oxígeno en la sangre. Salir del cuadro severo me llevó tres meses y de repente reapareció la psicosis y el delirio de persecución, síntomas que marcan el inicio de un brote esquizofrénico.

Poco a poco mis rutinas se hicieron añicos. Dejé de escribir, de ver películas e incluso dejé los comentarios de cine, ya que recurrir a películas clásicas tampoco fue una salida viable. Mi capacidad de concentración se fue a las pailas y leer libros significaba caer en lagunas mentales. Volví a perder el ánimo, esta vez no por la anemia, sino por mis pensamientos agobiantes. Dar racionalidad a pensamientos delirantes ocupa energía y aíslan del resto. Requiere tiempo procesar esas ideas y que éstas no se traduzcan en conductas erráticas.

Esta semana estoy algo más lúcido y acabo de caer en cuenta de que la pérdida de oxígeno en sangre también incluye al cerebro. En algún momento desordené las dosis de hierro y empezó el insomnio, para luego dormir catorce horas seguidas. Escribir esto me hace ver lo urgente de nuevas inyecciones de eritropoyetina. Lo que no entiendo es que mi dieta ahora es más sana que nunca e incluye muchos alimentos ricos en fierro. Mi cuerpo no está sintetizándolo y mis reservas en hígado son inexistentes. El médico va a tener que buscar otras causas, una hemorragia esofágica ya no es plausible. Buscaré otra opinión de un hematólogo experto.

Me puse mi polera favorita del Tarot, el colgado. En tiempos en que arrecia la esquizofrenia, mi único consuelo es esperar y que la psicosis vaya aplacándose. Pensamientos caóticos hacen que una simple vuelta para pasear al perro desencadene eventos que no puedo controlar.

Cada vez me vuelvo menos humano. Las emociones se van atenuando y mis afectos son menos profundos después de cada brote esquizofrénico. Por eso las manías, las repeticiones de acciones se vuelven recurrentes, intentan emular emociones que fueron desapareciendo y comienzan las adicciones a todo aquello que me conecta con tiempos de mayor sanidad mental.

Me agobia dejar atrás emociones y tener que pensarlas, elaborarlas y darles un sustrato racional, tener que recurrir a recuerdos para demostrar genuino interés por otras personas. Es una verdadera mierda perder ese cariño para conectarme con otros. Con el sexo opuesto es más complicado porque son expertas catadoras y descubren de inmediato el engaño. De verdad es muy difícil conectar con alguien si apenas entiendes tus propias emociones. Son demandantes, además de que en plena psicosis escucho sus voces internas mientras tenemos sexo. Uno no se puede concentrar y el acto deviene en algo mecánico, cuando sería mejor conversar en términos intelectuales.

Trazodona y Quetiapina no hicieron su trabajo esta noche y el insomnio me ha puesto a escribir estas líneas. Ya pasé de largo y mejor despertar con un café para estar más lúcido a estas horas de madrugada en que las ideas se dispersan menos y en que abrazo la racionalidad por algunas horas.

Debiera permanecer unas semanas en una institución psiquiátrica, pero esta maldita inflación ha disminuido mis ingresos y Fonasa no cubre siquiera el Hospital del Carmen. Cuando tenía Isapre estuve un par de meses y me cubrió la estadía, pero trabajar en forma habitual no está dentro de mis posibilidades. Escribir será mi terapia estas semanas, he sacado adelante unos textos dolorosos, aunque nadie se da cuenta de mi calvario. No se te ve tan mal, es lo que siempre dicen. Fonasa no cubre salud mental y además este gobierno va a dejar que desaparezcan las Isapres. La verdad es que los bonos de Fonasa cubren una miseria y eso de que desaparecieron los copagos es sólo para el segmento de menor renta, Fonasa me sigue bonificando una parte ridícula del costo de cualquier médico o examen. Pero ideológicamente hay que destruir a las Isapres para nivelar para abajo y que todos tengamos acceso a una salud a destiempo. Es obvio que cuando caigan las Isapres el sistema público aumentará las listas en los hospitales. Un amigo espera hace cuatro años que el sistema público lo opere de una hernia inguinal y lo llaman cada seis meses para repetirle exámenes, qué gasto más inútil y luego le vuelven a aplazar la operación para otro año. El mismo amigo espera hace seis años una operación de cadera que ambos sabemos se hará el día del Juicio Final.

Dónde mierda quedó la educación pública de calidad, bandera de lucha de estos payasos. Destruyeron los cimientos de la educación pública, en diez años los liceos emblemáticos han perdido una cuarta parte de su matrícula. Si no se recupera la calidad de los colegios emblemáticos, los cupos de las universidades serán copados por alumnos de colegios particulares y tendremos un sistema político donde todos los diputados y senadores provendrán de colegios privados y la endogamia será al máximo nivel.

La racionalidad me invade a estas horas y escucho el anuncio de un tren que demorará más de dos horas en llegar a Valparaíso y que todos los chilenos sabemos que jamás se construirá porque es un voladero de luces cuyo pasaje tendría que costar apenas tres lucas para que alguien lo aborde, proyecto que sería financiado por los pelotudos que cotizan y pagan impuestos y que tampoco dará mayor conectividad a los puertos de Chile.

Qué mierda estar más loco que la cresta y darse cuenta de que somos pasajeros de un tren manejado con oratoria inconducente por personas de las que yo al menos desconfío harto de su cordura. Le falta oxígeno a este frente ampliado y por más fierro con que dote a esos vagones, las ideas no fluyen y se entrampan en pensamientos delirantes.


 

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Pensamientos delirantes.
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