Ascensor. Conserje extranjero que miente sin abrir la boca. Pusieron la alfombra de
lluvia y efectivamente está lloviendo. Los trabajadores de la construcción vigilan
desde el piso de arriba. La sucursal de Líquidos ya debe haber abierto. ¿Para qué
saliste a la calle? El cuidador de autos dice que prefiere algo de comer en vez de una
cerveza. Ni siquiera giro la cabeza para evitar sucumbir. Bajo al subsuelo del caracol
para imprimir el monólogo. Los vendedores que no venden mercadería observan de
soslayo. La mujer de la esquina me regala un cigarrillo. A esta hora el cajero
automático del BCI debe estar abierto. El punto de partida hacia Santa Julia. Anaís
dice que otro cliente está por llegar y obtuve lo suficiente por sus servicios. Veinte
bolsas para suicidarme esa vez. El colectivo número 208 no cruzó la encrucijada y
voy dejando atrás los deseos. Afuera de la ventana indiscreta han apagado los focos
y recuerdo los berlines de la panadería San Camilo. Evito la schopería al adquirir
golosinas en el kiosco. Hice la cimarra porque ir al colegio se volvió un suplicio. El
teléfono público de Las Lanzas siempre estuvo desocupado. Anoté la dirección y
acordé verla el sábado en la noche. Me deshice del celular para no transitar muchos
años en el futuro. El borracho está tarareando un tango y recordando a un
desaparecido. Una cuadra me separa del hall de entrada. Soy anticuado con lo del
pendrive, ahora se guardan los escritos en la nube, pero yo no alcancé a inscribirlo
en el derecho de autor. Ascensor en reparación: tengo que subir por la escalera. La
llave robada le servirá a uno de esos sujetos que conversan en la esquina donde está
sentada la mujer. Seguridad ciudadana rondando por este barrio. El otro día se
bajaron de una camioneta y robaron un perro a la dueña con el rostro bañado en
sangre. Abren la puerta y enciendo el ordenador. Tomás Mosciatti ha vuelto a
enfrentar a los mafiosos en YouTube. Un día lo asesinarán a la entrada de su
radioemisora. El capítulo de la serie me interna por los túneles de Nueva York. Los
mendigos se refugian del frío y el secuestrador se oculta en la ciudad subterránea.
Pongo el hervidor y en Wikipedia leo que María Luisa Bombal nunca recibió el
premio nacional de literatura. Demasiado desquiciado para otro día sin cerveza.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com DÍA 2. Por Aníbal Ricci Anduaga