Hace falta pedir perdón. Mantente alejada de virus o cualquier acto inclemente. Eres joven, todavía la vida luce placentera. Aún no has perdido la coherencia de tus actos. Recurres a la moral y a un código que dices no transar. La pandemia esfumó muchas esperanzas. Recobro el pasado y las neuronas surfean entre cronológicos errores. No hay ruta lógica, sino un edificio con daños estructurales. Dicen que el corazón dejó de latir, pero despertar viejas heridas hace daño y escuchar esas canciones será un verdadero acto de traición. Hay que sufrir para volver a crear un proyecto juntos. No existe destino, sino un cúmulo de decisiones que se esculpen sin oportunidad de enmendar el error. Fabrico instantes de placer, pequeñas burbujas en una copa de champagne. Perdón si te he fallado, yo haría salir el sol todos los días. Pero estoy hecho de nubes difíciles de atrapar cuando intento caminar juntos de la mano. Ojalá no cargara heridas, mucho menos provocarte momentos amargos. Intento una sonrisa que compartimos cuando estamos solos. La dopamina escasea y por eso las voces vuelven cada tanto. Desaparezco y me estrello en el sinsentido. Tampoco la serotonina regala instantes de paz y recurro al sexo. Disparador de placer que vuelve todo a su cauce. Quiero estabilidad, pero la química cerebral aleja el equilibrio. Soy el alquimista que intenta la pócima de tantas formas. Un científico feliz de alcanzar la meta, que a poco andar queda vacío luego de la última palabra. Es indispensable sufrir y no tener un lugar confortable. Ojalá una silla incómoda o un escritorio improvisado. Las ideas provienen del alma inquieta donde el cuerpo es un armazón imperfecto. Desprolijo mi andar cuando a veces te descuido. Nunca hemos ido al cine y una serie de Netflix nos conmovió. El amor después del amor, aunque al futuro le tenemos terror. Mejor jugar a la seducción y postergar las conversaciones profundas. Dices que ronco y duermo intranquilo. Apenas lo sueño, despierto y la paz se esfuma. No puedo ser el que hace realidad tus sueños. Soy el espectro que cruza la calle para deshacer el destino. No creo; la familia borró esa huella. Errante que necesita palabras, cariño del bueno y menos expectativas. Pido perdón por equivocar el camino. No mereces el dolor, pero conozco unos trucos. Lo deje todo buscando soledad. Hice el sacrificio por los dos. Recorriendo lugares para que no estés sola. Iremos de la mano; te importan tanto las formas. Se hizo de noche y quiero compartir este amanecer. Escribí hasta la madrugada escuchando canciones que disfrutamos juntos. Recordé tu cuerpo y los besos, las peleas y cada palabra que te llevó al lugar equivocado. Siempre intentando hurgar el pasado como si fuera un ser que no evoluciona. Eres todas mis decisiones, simplemente me gustas y no lo entiendes. Un beso de hace treinta años no significa nada. Sé que te traté mal, pero recordarlo todo en todos los instantes no aliviará la ruta. Todo lo que digas será en vano si no puedes verme. Este edificio es alto y torcido, a veces las mentiras logran levantar. Los años no pasan en vano y la locura atraviesa unos caminos violentos. Hoy te busqué en las palabras. La soledad esconde muchos secretos. Los tienes en la palma y puedes matarme a voluntad. El miedo es una ofrenda, mi salvación y calvario. Tu corazón delator enfurece a los tuyos. Confieso para que me conozcas y lo malinterpretas. Cada palabra es usada en mi contra cuando destruyes la magia de estar a tu lado. Quiero soñar esas mismas cosas y que seamos cómplices. Seré culpable, pero no alguien enfermo. No tengo máscaras, conoces los desvíos que provoca el alcohol. Un panorama de aguas termales donde desayunamos juntos y disfrutamos alejados de lo nocturno. Subiendo la montaña para descansar entre tus piernas y volver a soñar contigo. Recuerdos que no voy a olvidar, ese futuro antes de emprender el regreso, mientras el tiempo siga siendo ese efecto fugaz. Lejos de la ciudad imaginaremos un plan para el día siguiente. Alternativas a la mano, aún cuando estemos lejos y el wasap sea la única vía. Para descansar del hombre que te hace preguntar si en realidad valió la pena.
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Por Aníbal Ricci
