Algo me ha estado resonando estos días.
Siento los pies helados.
Cuando nos conocimos, tuve la impresión de que tenías muchas ganas de estar conmigo, sentí que me viste como una pequeña luz en tus días oscuros.
Estoy tomando limonada con jengibre.
El sábado que estuvimos juntos, creo que me conociste un poco más, a tu juicio demasiado niña buena, lo que te incómoda de alguna forma.
A ver si mañana estoy bien.
Creo que no quieres estar conmigo. Por razones que pueden estar muy justificadas. No me quieres dañar, piensas que no te voy a aguantar.
No entiendes lo que siento.
Me dio pena, porque creo que hubiese sido lindo.
¿Te estás escuchando?
No estoy molesta, un poco sorprendida tal vez.
¿En qué planeta crees que no quiero estar contigo?
Prefiero no hablar por teléfono.
Te veo tranquila y eso me asusta.
Escribiendo tengo las ideas más claras.
No quiero chatear, prefiero verte.
Es muy alto el costo para ti.
¿Debo transar algo para estar contigo?
Creo que todavía no lo ves.
El problema de desnudarme con la escritura es que me ves como un libro abierto.
Entiendo que me amas, pero… ¿no crees que estar conmigo te convierte en otra persona?
¿Por qué dices esas cosas?
No has respondido mi pregunta.
Que no nos veamos un día o dos no es tan vital, te siento muy cerca y de alguna forma te atesoro más.
Piensa en lo que digo.
Lo que siento es demasiado fuerte, estoy todo el día pensando en ti.
Yo también lo siento.
Eres la mujer que ha visto algo en mí que vale la pena.
Hemos hablado de eso, pero siento que nuestras conversaciones van un poco más allá de lo que decimos.
Preferiría estar en tu casa ahora.
Cuando hablo de costos, me refiero a las cosas que debemos dejar para estar juntos.
Te veo con tus hijos y me da susto asustarte, que creas que soy una complicación.
¿A qué estamos dispuestos realmente?
Por teléfono te siento muy cerca... es algo irreal, nunca lo había sentido, pero es muy lindo.
Una parte de ti quiere tomar la opción de «hacer las cosas bien».
Tú y tus hijos son uno y créeme que para mí es difícil.
Yo sé que tienes esa dualidad y no te culpo.
Estás ocupando una palabra súper fea de ingeniero comercial.
No es mi intención usarla de la forma en que la entiendes.
Entiendo tus palabras, pero me duelen.
Conéctate contigo y verás que tengo razón.
¿Nos podemos juntar hoy?
No creo que sea una buena idea.
Aunque sea abajo de tu edificio.
No me estoy yendo a ninguna parte.
El otro día bebí seis vodkas al hilo porque necesito saber cuán enamorado estoy.
No se trata de mí esta conversación.
Después me drogué, quería ir más rápido y necesitaba saber que me la podía. Es simple terror a que me dejes, soy un hombre inseguro.
No son mis dudas, son las tuyas.
Supones cosas que no siento.
Desde hace años que tienes una vida con sexo poco convencional, cocaína, evasión, aplacamiento del dolor, siempre con la esperanza de que algo te saque de ese lugar.
No voy por la vida buscando placer.
Aparezco yo, te sientes distinto, con ganas de hacer otras cosas… te afloran emociones que sentías perdidas.
Leeré con calma tus palabras para intentar entender.
Provoca mucha adrenalina, pero también riesgos que el cerebro tiende a evitar.
Te vuelvo a llamar en una hora.
Conmigo nunca vas a sentir lo que has experimentado hasta ahora, será una vida mucho más aburrida y plana, sé que reconoces esa sensación.
Me asustan tus dudas.
En el fondo no creo que quieras acercarte a este mundo.
Tu racionalidad es implacable.
Hablemos mañana con calma.
Soy tremendamente inseguro, quizás por eso escribo más de la cuenta. Necesito entender por qué hago las cosas, muchas veces no me he sentido amado.
Revisa lo que hablamos y te hará sentido.
Me da un miedo enorme no ser el adecuado, inseguridades hasta sexuales, de no amarte lo suficiente, pero a la vez te siento cerca y esa inseguridad desaparece cuando veo tus ojos o cuando beso tus labios.
Si quieres me escribes, pero prefiero que no hablemos por hoy.
No es simple química, siento que me estás viendo como alguien a rescatar y yo siempre me reinvento.
Quiero que seas honesto contigo.
Estoy cerca tuyo todo el tiempo.
Es difícil escucharse a uno mismo.
Muy seguro de lo que siento.
Conozco más de ti de lo que crees.
Te veo ahora, espero que seas capaz de verme.
Trata de escuchar lo que te dicen esas emociones.
No te sientas insegura conmigo.
Quiero que estés tranquilo.
Me da terror no hacerte feliz. Presentarme a tus cercanos no tiene sentido ahora, será difícil de entender que ames a un tipo como yo, pero supongo que no estamos apurados.
Escucha las emociones que te hablan en voz baja.
Pero sí tienes que presentarme a tus hijos, voy a ser tímido, pero es tu núcleo de hierro, eres tú en verdad y no quiero ser sólo un tipo simpático.
No subestimes ninguna, déjalas libres, no las acalles.
En una hora me conecto contigo.
Debes hacer caso a lo que tú quieres.
Tenme paciencia y no tomes decisiones apresuradas. No me apartes porque creas que yo estoy pensando que eres una complicación. No lo pensaré nunca y te pido que no analices tanto lo nuestro. Yo sé que te voy a sorprender, no soy sólo un atado de problemas.
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¿Cómo estás?
Triste.
¿Quieres que hablemos?
¿Leíste lo que escribí?
Dame unos minutos.
¿Me puedes llamar?
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¿Quieres venir?
Llego en diez minutos.
¡Qué rápido caminas!
Voy medio desesperado.
No te enojes.
Quiero ser tu problema. Que te levantes y quieras saber de mí. Que antes de beber un café te preguntes qué estaré pensando. ¿Qué haremos el sábado o el viernes? ¿Me acompañas mañana a cortarme el pelo?
¿Estás subiendo?
No estoy dejando nada atrás, me tengo sólo a mí y el amor que puedo darte. ¿Cómo va a tener un costo amarte? Eres una aventura todos los días, tu voz me embruja y siento que eres parte de mis sueños.
Perdona mis palabras.
Soy mucho más desafiante de lo que crees. Me gustaría exponerme, podrías ensayar conmigo, no tengo miedo a que veas mis puntos débiles.
¿Me das un beso? Aunque sea con rencor.
Medité quince minutos y no me hicieron mucho sentido tus palabras. Te sentía tranquila mientras escribías y me dolió. Nunca he buscado placer, sino alguien que me entienda, en realidad que me ame un poco. Esa energía me mueve y la siento fuerte contigo.
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Ha sido una hermosa mañana.
Considérame en tus planes, no tengo segundas intenciones ni ando por la vida pensando en lo que dejo atrás.
Me gusta que seas obstinado.
Tengo miedo de que pienses demasiado y te des cuenta que soy un cacho. Pero ese miedo es el motor de la vida, es lo que le da sentido.
Me encanta estar contigo.
El mundo está lleno de racionalidad.
Jamás te quise asustar.
¿Me acompañas a cortarme el pelo?
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Por Aníbal Ricci