Todo es más caótico tras cada mes transcurrido. Parece que en estos dos años
hubiera vivido como un replicante, aunque no estoy seguro de sobrevivir otros años
del futuro. Javiera me habla por Instagram con la esperanza de salvarme. Al menos
ya no estoy subiendo prostitutas y el tema de los virus son una preocupación menos.
Dejo el auto estacionado en el Líder y parto a comprar droga. Son varias cuadras,
pero presiento que el frío hará más duros a los traficantes. La tercera luz de freno
estaba quemada y tendré que acudir otro día a la revisión técnica. Ingreso a Santa
Julia por las calles aledañas. A esa hora solamente están los consumidores de pasta
base. El papelillo vale luca, pero al parecer el efecto es menos prolongado y la
angustia infinita. Las travestis usan cocaína debido a que su alta demanda les provee
de recursos. Si en una esquina se congregan cinco transexuales, entonces al menos
habrá veinte clientes rondando las inmediaciones. Es un mercado competitivo, los
precios se ajustan con la rapidez de una feria de verduras. Tres bolsas me tendrán
todo el día vacilando, el Toño vende la cocaína más pura. Salgo a Rodrigo de Araya
y voy jalando por el parque. El tiempo de minutos transcurre en horas de perdición.
Me siento acorralado cuando llego a calle Premio Nobel. En la esquina ya no puedo
decidir qué dirección tomar. Descanso en la banca frente a un edificio y la única
salida será volver tras el volante. Ingreso al supermercado e inhalo la mitad de otra
bolsa. Enfilo por calle El Líbano y se me cruza un sujeto. Freno de improviso y otro
sujeto ingresa al vehículo y me apunta con un arma. Estoy muy drogado mientras
veo desaparecer el auto a una esquina de distancia. A estas alturas los electroshocks
bifurcan mis pensamientos en una dirección diferente. Subo por la calle de la virgen
que toca reggaetón todo el día. El lugar donde rezan los mendigos antes de seguir
matándose entre ellos. Me detengo frente al hombre con un carrito de supermercado.
En la acera están tirados los zombis de la pasta base que miran con atención la
transacción. Unos billetes por unas bolsas de polvo blanco. La virgen observa e
inhalo dos espirales. Una virgen colgada al alumbrado público donde se detienen
autos deportivos con vidrios polarizados. Desaparece el carro de supermercado y
recién hago cuenta de que me robaron el auto.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com DÍA 25
Por Aníbal Ricci