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Norte/Sur de Antonio Rioseco
Editorial Libros del Pez Espiral
2014
Por Marcelo Socías
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No podría comenzar esta crítica sin reconocer de manera abierta y sin tapujos que este ha sido mi primer contacto con la poesía de Antonio Rioseco, y la verdad: me ha gustado.
En Norte/Sur el poeta Rioseco plantea un libro que escapa de todo virtuosismo literario, alejándola de una visión barroca y anquilosada de la poesía, aquí la economía del lenguaje cobra valor como “retazos” de un viaje mucho mayor, claramente más espiritual que físico, que se van completando de manera íntima, sin mayores aspiraciones que fluir en la mente del mismo libro, en esa línea se plantean imágenes breves, potentes e incompletas, cito “Decidiste que debías ir al sur, viajar al interior de lo que fuera: y estas ahí, sin heroísmos, esperando”
Si bien el deseo de Rioseco es fresco y totalmente necesario, este tratamiento de imágenes y el afán dinámico que intenta imprimir en su poética, en algunos pasajes se vuelve fallido, dónde los versos parecieran asemejarse más al género de los apuntes que otra cosa, por ejemplo “Recostados, a la sombra, mordemos una fruta de estación” ó “Los vidrios se empañan, recoges las gotas con la mano”.
El viaje se transforma en un vuelo compartido y efímero, el Sur se muestra como un escapista, un bosque enorme dónde perderse “El sol se hunde indiscutiblemente bajo el mar. Tras aquella línea recta se oscurece el único lugar dónde tiene sentido el horizonte” que finalmente ofrece refugio, un fin, la paz (lo que me hace pensar en un desarrollo inverso del libro, de fin a comienzo) “Creo haber llegado: leña seca cortada de un manzano”
La tierra caliente del Norte no es otra cosa que una redención, “Decidiste que debías ir al norte, viajar al exterior de lo que fuera: y estas ahí, sin heroísmos, esperando” un paso necesario de dolor previo a la plenitud. Rioseco lo plantea sórdidamente “Dos mil kilómetros regados por el olor a cloro de los baños de carretera” El norte es humano con fiereza, aquí no hay espacios al débil y eso lo marca con el pulso de su naturaleza “El asfalto carcomido de la berma complementa la sensación de abandono”.
El paso a Bolivia se percibe como un anexo, una brisa que rodea a la voz del libro y la lleva a la acción ratificando que el viaje aquí comienza y no finaliza, un descenso desde la altura de La Paz a la tierra deseada, cito “Las calles inevitablemente suben y bajan. la ciudad funciona en tu contra” Si el sur es el lugar dónde escapar, La Paz es el motivo a dejar, es la voz en su estado más humano “Preparas té, registro por mientras tus discos. “Detienes mi mano sobre tu cadera, insisto”
Mi viaje con Rioseco ha terminado, y agradezco una poesía tan sincera, la manera como logra que el mismo lector llene esos espacios que deliberadamente ha omitido. Un adjetivo: frescura en su estado más puro.
