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MEMORIAS
DEL V FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA JOVEN
ILEANA ESPINEL CEDEÑO 2012

(Breve muestra)

ORGANIZA:
GRUPO CULTURAL BUSETA DE PAPEL Y EL QUIRÓFANO EDICIONES

Guayaquil, Ecuador 2012

 

 

 

 

.. .. .. .. .. .  

LUIS AGUILAR (Altamirano, Tamaulipas, México, 1969)

Touch

Fulgor que se extravía, apenas
Ido entre lo ido, un hombre
es un segundo titubeante
Absorto en el pequeño roce:
Unos ojos en los suyos
Cualquier vida que camnia para siempre,
aunque falle al registro de la memoria

 

 

 

VIRNA TEIXEIRA (Fortaleza, Brasil, 1971)

Nado em alto-mar, maremoto. Flutuar sobre naufrágios, resíduos. Submersa no que não era – afogamento. Mergulho, viagem marítima. Escapismo, estrelas-do-mar. Sentimentos líquidos.
Ebulição. Dissolução de formas. Novas, transitórias, fluidas. Tensão, polaridade.
Repetição, aprendizado: trajeto contra a correnteza até a margem.
Memória da água. Desenhos na areia, espuma.

***

Nado en alta mar, maremoto. Fluctuar sobre naufragios, residuos. Sumergida en la que no era- ahogamiento. Zambullida, viaje marítimo. Escapismo, estrellas de mar. Sentimientos líquidos.
Ebullición. Disolución de formas. Nuevas, transitorias, fluidas. Tensión, polaridad.
Repetición, aprendizaje: trayecto contra la corriente hasta la orilla.
Memoria del agua. Dibujos en la arena, espuma.

Traducción: Jair Cortés y Berenice Huerta

 

 

RENÉ SILVA CATALÁN (Santiago de Chile, 1971)

 

Perpetuo

Hay un asco que me cuelga
mi mosqueta sangra
sobre aquel tablero
la cruz de hinojo ya reclama
tengo el verbo sin lustre
nos ahuyenta
su almíbar de cicuta.
El zigzag nos arde
como el perfume de la castaña
que se eleva
hasta la humedad de una gruta abriendo
un manojo de silencio
hacia el fondo de mi frente.
La muerte cubre
sencilla de libélulas su chal de loto
y el sacerdote del tiempo se abanica
la cicatriz desnuda del niño eterno.

 

 

 

LIYANIS GONZÁLEZ PADRÓN (Pinar del Río, Cuba, 1971)

Konstantin Kavafis

Espectral poeta

Te hundes en mi sueño
dibujando un círculo en la página

 

 

 

ALEYDA QUEVEDO ROJAS  (Quito, 1972).

Hai-kai de los pájaros

¿Quién soy?

¿Quién soy?
Tal vez la mujer senos de ámbar
y pies helados que escribe versos
para reconfortarse
Mas la poesía
solo logra descarrilarme
Como el tren rojo que soy
Ese tren que se abre paso
entre las montañas puntiagudas
y difíciles de algún país
Ese tren que nunca llega
a ninguna estación de humo
Esta mujer que emana voces
Trenes y más trenes
que me esperan
Versos para sobrevivir
¿Quién soy?
Quizá este cuerpo encendido
que aún guarda tus huellas en los pliegues.

 

 

 

CARLOS GARZÓN NOBOA (Quito, 1972)

Ecce homo

Se cumple la sentencia.
Me traicionan las palabras:
son los signos del látigo en la página.
Una incertidumbre me traspasa el pecho.
La corona es de versos.
Mi destino:
                   ¿Resucitar en el poema?

 

 

 

ALEX TUPIZA ALDAZ (Quito, 1975)

Cristo su complejo de Edipo

Sueña en deshacer la virginidad de maría
en sacar al sol la fehaciente prueba
en asesinar al padre sin suicidarse
para que la vida que se escribe en agua
no se lleve el agua.

 

 

 

LUIS ALBERTO ARELLANO (Querétaro, México, 1976)

Unción de los enfermos

Yo ciego, te miro transparente: Sin ojos tú misma, vienes desde la luz oscura de los lindes a beber el sordo rumor de los cuerpos; yo ciego, oculto el rostro a la intensa frialdad de tus manos.
La nieve cae y es blanca como el ardor en los parietales.
En días en que el mundo tiene el color exacto de las cosas, me pregunto por el aroma de las aves. Confío en la blanca ceniza que cae y es negra, como el temblor en los dientes y los labios.

¿Y qué hago yo al borde de tu cuerpo?

 

 

 

SIOMARA ESPAÑA (Manabí, 1976)

Él y yo

Éramos tan perfectamente inalterables
tan inevitablemente honestos uno a uno
tan humanamente inseparables
que era como si nos hubieran modelado con el mismo barro.
Éramos tan luminosamente estrictos
que amábamos los mismos gestos
los mismos iconos
y la absoluta perfección de la tallada piedra.
Éramos tan paradójicamente exactos
que se gastaban nuestras lenguas al filo de las madrugadas
hablando de los mismos dioses y discursos
que si Copérnico, Fidel, la metafísica
y nos amábamos sin señas
sin santos o blandones.
Éramos tan copiosamente imberbes
que gozábamos los mismos desatinos
y a la hora del encuentro
conocíamos el exacto rincón de las caricias
y el punto G
de lo que eleva, ante el gozo del éxtasis humano.
Sabíamos de todo contra todos
y discutíamos espalda contra espalda
como endemoniados disidentes
ubicando la postura necesaria para ganar las guerras
siempre juntos
siempre uno
siempre aliados codo a codo
en la cubierta del hogar y sus marismas.
Éramos tan cercanos y perfectos
que abreviamos un detalle…
amarnos
en las mismas diferencias.

 

 

 

OSCAR SAAVEDRA VILLARROEL (Santiago de Chile, 1977).

[Es que se detonan todos los músculos de mi corazón. Y Tengo que decir tantas tantas tantas cosas, y este Ethos nace, renace, ¡maldición!]    

Cómo toca a su hija, cómo le baja su país,
cómo sube por sus montañas, cómo se monta al
caballo del norte arisco, cómo moja su
tierra, cómo levanta la serpiente y viola sus
mares, cómo ella dice papi basta, cómo dice
patria en vez de papi, cómo le dice al oído
su himno perverso, cómo flamea su bandera
seca en la cama, cómo le inyecta ánima a sus
fantasmas, cómo le rompe el himen de su
cordillera, cómo la ciudad escucha esta coprofagía,
cómo se toma el veneno de sus ríos,
cómo le da a beber el veneno de sus ríos.
Mira qué descendencia, mira qué tipo ése,
mira como ahora él vuelve a tocar a su hija,
cómo le vuelve a bajar su país, cómo le hace un machitún
a su conciencia, a sus lagos, a sus Ganges.
Observa cómo lo hace, cómo se lo hace.
Cómo ella dice patria en vez de papi, y cómo papi dice ser su patria.

 

 

 

RODRIGO MORALES (Santiago de Chile, 1980)

El buzo

Las telas de cristal cuelgan del cielo y es como si no existiera el hambre arriba de este bote te quedas viéndome como si fuera una luminaria de cine de provincia o un pequeño acordeón abandonado en un pasillo bien sé que duele lamer el invierno cuando te digo cuídate de mí mirando los junquillos quemándome los labios partidos con una agüita de boldo no quiero que renuncies como esas aves que sólo buscan un lugar templado esas aves esquizofrénicas de canto sicótico en la palabra cielo paseo por la pequeña casa de mar haciendo gestos que olvidaré en un par de minutos tú mientras le haces trenzas a una niña las nubes nos indican cierto tipo de tragedia como que cerrará de golpe una ventana o reventará una ola cerca de esas niñas en el paraíso navegan lirios de mar ojos acalambrados que se dibujan descalzos entre las algas mientras bailo en una pequeña balsa que clava su rosario en los mares del aire pero la vida no es más que una función de títeres que después se dejan abandonados en un cuarto un amancay adorna la blusa de una niña a punto de hablar mientras se escuchan las cholgas abriéndose en el fuego alguien se declara a un costado del jardín aquí no hay jardines pero se escuchan las palabras pasar mudas por el desierto pienso en cosas simples una mariposa negra posada sobre una oreja de zorro mariposas que se dirigen al mar y luego mueren detrás de las olas el sol se desfigura en la boca de un pez morado entre las rocas los cactus pequeños cristos del lugar ven pasar a los peces muertos hacia el pueblo amanezco bajo el agua crucificado en el desierto cuando allá en la luz tenue de la lejanía un hombre como yo clama la derrota y se presenta

 

 

 

ROY DÁVATOC (Jaén, Perú, 1981)

Negaciones

Nunca he recibido una carta de amor,
completado un crucigrama, o hecho aros
con el humo del cigarro
 
nunca he comprendido cuestiones de óptica
ni de repostería o de navegación

Pero me imagino que hay un punto en que el agua pierde
su consistencia antinatural y se vuelve torrente
en el espacio negro

quiero decir:

Podría tomarme un café ahora mismo
y morir moderadamente

 

 


 

MARCELA SALDAÑO (Santiago de Chile, 1981)

Insistencias

III


Insisto en tu boca de loba cara En tu agujero nunca inadecuado En las bestias claramente alcohólicas a las que nos entregamos Al sonido de la reja de abajo El teléfono ocupado muchas noches consecutivas y yo aquí esperando Mirándote como una serpiente espera a un gato Ese gato que se contornea y besa este cuello que parece pez Y maúllas y orinas en mi frente Gritas y yo sólo oculto los dientes y mi veneno Este veneno abundante pero inofensivo Un veneno bucal y espeso Ese veneno que sólo quiero que se quede aquí adentro palpitando

 

 

 

LAURA FERNÁNDEZ (Monterrey, México, 1983) 

Electrochoques para una lengua muerta
Electrochoques para una lengua muerta
me penetran pulsaciones en Morse
tatuado quedó el secreto con tinta oral.
porque
Esto es lo mismo
Traducción
This is the same
Translation Este é o mesmo
Tradução
Cuerpo fiel al mensaje inalterable
códice encriptado en cicatrices
jeroglífico la lengua
en las ruinas de un beso.
kiss
beijo
bisou
La boca fibrila
infarto de un músculo que no habla
lo impronunciable aun circula por las venas.
no words
sem palavras
ohne Worte
Hay palabras
No hay forma de
decirlas.

 

 

 

LAURA NIEVES (Guayaquil, 1984)

 …Cuando siento que voy a vomitar un conejito me pongo los dedos en la boca…
la pelusa tibia… sube como una efervescencia…es… normal y perfecto…pega el hocico contra mi piel… moviéndolo con esa trituración silenciosa y cosquilleante del hocico de un conejo contra la piel de una mano… 

Julio Cortázar

 

De vez en cuando escupo un animal
Escucho sus gruñidos atorados en mi tráquea.
Están lloviendo hipopótamos en mi ojo izquierdo,
sus miedos se aglutinan en mi cornea,
van morir sus hijos,
en la última estación de los videntes,
me aterra ver sus cuerpos siempre horizontales,
como mesas de orfanatos.
Patas y hocicos atraviesan mis costillas.
Soy la carne que flota,
de su hueso desprendido.

 

 

 

FERNANDO VARGAS VALENCIA (Bogotá, Colombia, 1984)

What a Wonderfull World

Sabes de memoria
que la angustia es un premio.
Lástima que a veces se nos pierda
el boleto de lotería.
Sabes que toda silla promete ausencias,
que ninguna ausencia promete sillas.
Y rabias como si la ciudad tuviera la culpa.
Como si las sillas y las ausencias tuvieran la culpa.
Como si tú tuvieras la culpa.
Sabes, y no de memoria,
más por testarudez,
por querer ser un animal inventado,
que el dolor se hace destino
cuando se quiere hacer del cielo
una ruptura.

 

 

 

VALERIA MEILLER (Azul, Buenos Aires, Argentina, 1985)

Aguada

*

Durante una inundación, los más fuertes
se reúnen arriba de un árbol.
Con el agua en todas partes, la familia en el techo.

Hacer un barco de la pata de la cama. Una vela de sábana.
La primera solución es trepar. Trasparentes,
padres, abuelos y embarazos.

Los niños en el techo chupando
su ración de hueso preguntan
¿Dónde estará el sol? Y fosforecen.

Otros florecen además. Niños trasparentes nacen bajo la lluvia.
La partera a nado
asiste a las madres sin dar abasto. Un perro la sigue.

Los más chicos sacan la lengua y beben la lluvia.
Muchas gotas es varón, entonces eligen un nombre.

 

 

 

RAQUEL GONZÁLEZ (Guayaquil, 1986)

La séptima niña

I

Quise reinventar la historia de la Niña que resucitó al séptimo día pero me perdí en innumerables intentos fallidos, la busqué en la sala de las sillas negras, en los pájaros, en el jugo de limón de la lonchera del recreo de la preparatoria y hasta en la rabia de los tiburones, sin embargo, como había vivido tanto tiempo en burbujas no la encontré. Si los peces derramaran lágrimas seguramente ahí estaría o tal vez en el aire repleto de espíritus que no saben que han muerto pero que están aquí dándonos vida. La séptima niña vivía de sueños y fantasmas, ahora se encuentra perdida. Dicen que se ha ido al cielo, pero como no saben dónde es el cielo, ella ha partido.

 

 

 

GIOVANNI SALVATORE BAYAS (Guayaquil, 1990)

II

Un foco oscuro ilumina mi conciencia.
Un foco oscuro y milenario rehace su peso sobre el mundo y es quien mira con prejuicio a los judíos y a los negros. Jesucristo no se atrevió a encender lo que su padre hizo en una semana. Su padre apagó el foco al 7mo día y se olvidó de su prole. Un foco oscuro enciende la oscuridad en los gritos a la hora de los amantes. Una bombilla crece dentro de los libros escondidos y los relojes sin memoria.
Habita en mí un foco oscuro que se niega a encenderse.

 

 

 

LUCERO LLANOS ORELLANA (Guayaquil, 1990)

Y tampoco puedo callar lo verdaderamente
vergonzoso. Aunque fue en otro idioma
y hace tiempo

Jorge Enrique Adoum

Shibari
Me atas a tu cuerpo.
Desayuno la asfixia.
Anido en tu carne y ardo.
Entre tus piernas se yergue la espada

que partió en dos mis ataduras.


 

 

 

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