Antología y estudios acerca de la obra de Ezra Pound.
Beuvedráís Editores, Santiago, 2005, 275 pp.
ARMANDO ROA VIAL: CÁNTICO DEL SOL
Por EJA
Ciudad de los Césares Nº73. Santiago, Junio - Julio, 2005. Año XVII
"Viéndose nacido en un país salvaje y a destiempo...", cantaba de sí mismo Ezra Pound. No sabemos si nuestro amigo Armando Roa siente análogamente de sí, pero a más de alguien sorprenderá encontrar en un país como Chile tanta dedicación a una de las más difíciles cumbres de la poesía del s. XX. Roa, en efecto, especialista en poesía inglesa y anglosajona, había traducido ya y antologado al creador del Imagism y autor de los Cantares.
Cántico del Sol toma su título de evocación franciscana de uno de los poemas aquí reunidos, Cántico del Solé (de Personae, 1926): "El pensamiento de lo que América sería / si los clásicos tuvieran mayor circulación / turba mi sueño...", revelador ya del ideal y de la nostalgia de Pound por el mundo grecorromano -aunque tal vez la expresión "clásicos" haya de entenderse en sentido más amplio, de modo que incluya a Dante o a los clásicos confucianos chinos. La antología bilingüe comprende La Fraisne, Prense ofkolt, Francesco, Erat Hora, Ortus, trozos de Hitgh Selwyn Mauberley ("La época demandaba una imagen / de su mueca acelerada...") y, entre muchos otros poemas, el monumental Cantar XLV ("Con Usura..."). La precede un prefacio de Roa, "Las razones de Pound", y la cierra un estudio de John Berryman, "La poesía de Ezra Pound" (1949), traducido por Rafael Vargas.
Roa, en su prefacio, apunta a lo fundamental: "Pound erigió una de las mayores utopías concebibles: devolver la convergencia de la vida con la palabra ante el alud amenazante de una época corrompida por la usura, símbolo del culto al dinero como medida de todas las cosas". Por lo tanto, la obra del poeta norteamericano se aparta del esteticismo del "arte por el arte"; Pound -declara Roa- prolonga la tradición del vínculo entre poesía y orden social, según la cual el hacer del poeta no difiere de aquel del legislador; "siguiendo a Shelley", dice el prefacista, aunque podría haber dicho igualmente "siguiendo a Solón". La condena de la usura implicó la adhesión de Pound al corporativismo de Mussolini; sin embargo, su pensamiento económico deriva, en última instancia, de Aristóteles y no de Mussolini. Un Pound ardiente defensor de la libertad individual no podría haber sido verdaderamente fascista, viene a sostener Roa; pero no se advierte en qué la lucha del poeta "por rescatar la singularidad del ser humano y su destino profundamente individual en una época arrasada... por la homogenerización servil del dinero" diferiría radicalmente del fascismo -al menos en ciertas de sus interpretaciones. Mas tiene razón Roa, sin duda, cuando sugiere que la insistencia en el fascismo de Pound es, "a estas alturas", sólo una careta o un remedo: "reflejo de la incomodidad de una cultura ante la disidencia de una figura que... se negó terminantemente a transar con el «sueño americano»".
Como traductor, Roa declara su criterio: traducir es dialogar creativamente, escribir un poema a partir de otro, no mero ejercicio de traslación filológica. Juzgue el lector el resultado, comparando distintas versiones de las líneas finales del Cantar XLV ("They are brought whores for Eleusis / Corpses are set to banquet / at behest of usura"): "Han traído rameras para Eleusis / Cadáveres destíñanse al banquete / al mandato de usura" (Uribe); "Han traído rameras para Eleusis / Cadáveres se aprestan al banquete / por orden de la usura" (Jaime Ferrán); "Eleusis se ha infestado de rameras; / los cadáveres preparan el banquete / por mandato de la usura" (Roa).