ENTREVISTA AL POETA ARMANDO ROA VIAL:
“Me interesa mucho la poesía que cuestiona su propio quehacer desde la palabra”.
Por Julián Gutiérrez
Armando Roa (Santiago, 1966) es uno de los escritores más excepcionales de nuestra literatura actual. Su amplia formación cultural y literaria, así como su obsesiva y lúcida rigurosidad escritural, le hacen dueño de una obra única, variada y de gran factura.
Es narrador, antologador, ensayista, traductor y sobre todo poeta. Ha publicado, entre otras: El hombre de papel y otros poemas (1994); Apocalipsis de las palabras/ La dicha de enmudecer (1998 – 2002); Zarabanda de la muerte oscura (2000 – 2008); Estancias en homenaje a Gregorio Samsa (2001 – 2008); Fundación mítica del Reino de Chile (2002 – 2008); Hotel Celine (2003 – 2008); y Los hipocondríacos no se mueren de miedo (2005 – 2008). Como traductor, ha destacado por sus versiones al español de poesía anglosajona, así como de William Shakespeare (Macbeth), Ezra Pound y Robert Browning. Su obra ha aparecido en diversas compilaciones y revistas de nuestro país y el extranjero. Ha ganado los premios Nacional de la Crítica (2000) y Pablo Neruda (2002).
Sobre su poesía, la crítica ha destacado su lenguaje preciso e inequívoco, su impactante brevedad, aliento rítmico y cadencia musical, así como su hondo dramatismo. Al respecto, Jessica Atal, señala: “La poesía de Armando Roa comienza donde se ha acabado la fe en la vida y en el lenguaje. Entonces, cuando ya no cree ni en lo uno ni en lo otro, o prácticamente en nada, se instala a dar cuenta de la propia carroña y también de la que corroe el universo del verbo”.
He aquí su reflexión poética y su compartir generoso.
- ¿Cómo ocurrieron tus inicios literarios, en cuanto a ambiente, amistades e inquietudes?
- Crecí en una casa atiborrada de libros. Mis padres me estimularon mucho el goce de la lectura y, en general, la inquietud por el arte en sus diversas manifestaciones. Mi padre perteneció a una generación de intelectuales muy influyentes en este país, la generación del 38, y gracias a él pude tomar contacto con figuras como Enrique Lihn y Eduardo Anguita. Tuve la suerte, además, de conocer y trabar amistad con Jorge Teillier. De todos ellos guardo un recuerdo entrañable, por su calidez, generosidad y afecto. La lectura ha sido siempre el gran estímulo de mi escritura, desde un comienzo. Soy un lector empedernido y promiscuo, y como tal, me obsesiona el tema de la palabra, el estatuto de la palabra, su relación con la realidad, su poder significativo o referencial.
- ¿Cómo definirías tu proyecto poético o escritural en término de intenciones o propuesta creativa?
- No sé si sea un proyecto, pero si te puedo decir que me interesa mucho la poesía que cuestiona su propio quehacer desde la palabra y, por otro lado, me fascinan los cruces entre poesía y traducción, para mí operaciones gemelas, y entre poesía y lectura, que es más bien reescritura, el poema polifónico, hecho de muchas voces, no anclado en el fetiche de la autoría y la identidad, el poema como juego de enmascaramiento y apropiación.
- ¿Qué factores consideras determinantes en el proceso creativo?
- No creo en las fórmulas o las recetas. Si te puedo decir, que al menos en mi caso, es la lectura y el trabajo, mucho trabajo.
- ¿Qué criterios usas para identificar un buen poema?
- En mi experiencia, el buen poema es aquel que se sostiene más allá de toda consideración teórica sobre sus logros o ripios, que logra encarnar una cierta presencia viva, que está ahí, irreducible a cualquier formulismo estereotipado. Es un poco como la visión de la rosa de Ángelus Silesius, tan recordada por Borges: “La rosa sin por qué florece porque florece”. En otras palabras: podemos, con relativa sencillez, racionalizar las caídas y los yerros en un poema no logrado, echando mano a consideraciones de estructura, de imágenes, o de prosodia; en el buen poema, en cambio, las explicaciones técnicas o de arte poética para sus bondades nunca son suficientes para dimensionarlo, siempre hay un algo más, un “sin por qué”, que es como un salto que asombra y desconcierta.
- ¿En qué proyecto literario estás trabajando actualmente?
- Actualmente estoy terminando varias reediciones revisadas y aumentadas de traducciones de poesía anglosajona medieval y norteamericana y, también, preparando una edición con mi poesía reunida, donde se recogen algunos textos ya publicados pero en su versión definitiva y ampliada, volumen que incluirá un texto nuevo llamado provisoriamente “Ejercicios de Filiación”.
Poesía de Armando Roa Vial
ANAMNESIS REMOTA
Cierro la cortina y apago la luz.
Ya no temo a la oscuridad.
La dejo tranquila: que dispare a mansalva
contra las sombras de la pared.
Tampoco temo a la noche
cuando apedrea el paisaje con unas cuantas estrellas.
Ahora vivo libre de esos mezquinos celos a la muerte.
Se sabe de los tentáculos previsores del ser humano
que desgranan sus miedos en un rosario de creencias o convenciones.
Los maquillajes son siempre equívocos,
con esa dignidad artificiosa que suele envolver a la mentira
cuando ésta es una mera compensación.
El servilismo civilizador de los hombres
es sólo un salivazo estéril llamando a la vigilia
cuando nuestros corazones se han quedado profundamente dormidos.
¿Se puede pasear un "alma hermosa
dentro de un aborto cadavérico"?
Es esta la apuesta de un domador
para quien la palabra debe ser un acontecimiento
y no el registro de un acontecimiento.
Apostar al sismo por un poco de tierra
Apostar a la tormenta por un poco de viento.
Apostar a la marejada por un poco de agua.
Apostar al incendio por un poco de fuego.
Mi pulso de enfermo,
la grieta honda del corazón,
la fiebre que a nadie entibia.
El mío es un libro que ya no puede ser abierto.
Ven y baja por mí,
recoge esta carne remisa
y adóbala para el matadero.
HIPOTENSION ORTOSTATICA
Le hundes la mejilla
y luego meces su boca rebosante de espuma.
Nada desmiente el rito de este beso.
Lengua de mi lengua,
poderosa bebedora de palabras,
aliento entrañado de silencio.
Ay muerte,
mi hija, mi heredera:
el corazón del hombre
se ha ido de aquí.