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Armando
Roa Vial
Por
Ernesto González Barnert
Armando
Roa Vial es una de las voces poéticas más potentes vivas. Y
aunque desigual su escritura, solo vale para nosotros por la antología
que recogerá sus joyas. Y que en cada libro suyo va sumando no pocas en
nuestro oído. Para los que leemos en serio y no necesitamos esperar que
mueran para escribir de alguien, admirarlo, saber si escribe bien o escribe poesía.
Sabemos que Armando es de los que escribe poesía en serio y aún
hay mucho que esperar. Por último, me gustaría criticar la regular
selección que se hizo de sus versos en la antología del Premio Neruda.
No fue el único en todo caso. ¿Qué más? Léelo,
es un autor fundamental. Y aquí tienes la suerte de oírlo hablar
de su quehacer literario, finamente, preciso.
-
¿Cómo llegaste a la poesía?
- Leyendo a un
poeta maravilloso a quien le debo mucho: Ezra Pound.
-
¿Qué ha significado para ti la Poesía?
- Ha
significado un ahorro formidable en psiquiatras y fármacos. La poesía
es una herramienta imprescindible para combatir el tedio y el horror vacui
-
¿Para quién escribes?
- Para mis soledades. "A
ellas voy y de ellas vengo".
- ¿Cuándo
escribes necesitas algo a tu alrededor, alguna cosa, haces algo en particular,
etc?
- Sólo música clásica y una buena cantidad
de cigarrillos.
- ¿Cómo es tu proceso
escritural? ¿Cómo trabajas hasta concretar un poema?
- No
tengo fórmulas. Cuando ando con suerte el poema se da sólo, pero
eso ocurre las menos de las veces. Puedo trabajar mentalmente una idea poética
durante días o semanas antes de plasmarla en el papel. Y cuando ya está
en el papel debe sortear un cúmulo de borradores.
-
¿Qué poetas, escritores, artistas o experiencias han marcado tu
cocina literaria y también la propia vida?
- Respecto a poetas
o escritores que me han marcado, las enumeraciones serían interminables.
Siempre he dicho que mi poesía es dialógica, intertextual, que la
lectura y sus ecos es para mí una de las dimensiones más importantes
de mi propia escritura. He sido afortunado de haber tenido el padre que tuve,
por su rigor intelectual y su enorme calidad humana. También soy un agradecido
del contacto personal con poetas como Eduardo Anguita y Jorge Teillier. Siento,
por último, una deuda vitalicia con la música, particularmente la
de Bach, Mahler y Ravel.
- ¿Cómo
ves la poesía actual chilena? ¿Y en ella a tu generación
con respecto a las anteriores y la nueva?
- A la poesía actual
la observo en un período de exploración en el que conviven diversas
estéticas, sin afanes hegemónicos o sacerdotales, lo que se traduce
en una saludable fragmentación. Tal vez el hilo conductor sea la sospecha
respecto a los grandes metarrelatos en torno a la poesía. En lo personal,
el término generación, al menos como es entendido usualmente, no
me gusta: uno no puede quedar enclavado a un grupo etario determinado por la época
del nacimiento o por las primeras publicaciones. Veo la palabra generación
más bien como génesis y genealogía personal, esto es, a quienes
sientes tú como tus contemporáneos por afinidades intelectuales
y escriturales, aunque esa contemporaneidad no coincida con el tiempo cronológico
medido por el reloj. Y para mí es mucho más contemporánea
la poesía anglosajona medieval del Beowulf, o la obra de un Vallejo, que,
digamos, la poesía de tal o cual minoría postmoderna.
-
¿De tu obra si tuvieses que elegir un poema o fragmento...cuál?
-
Afortunadamente tengo mucho mejor memoria para los fragmentos ajenos
que para los propios.
- ¿Cuál es
de tus libros, hasta el momento, el favorito? ¿Y por qué?
- "El
Apocalipsis de las palabras/La dicha de enmudecer", porque prefigura todo
lo que vendrá después, en el sentido de la poesía como ejercicio
mancomunado, palimpséstico.
- ¿Qué
libros nunca has podido terminar de leer?
- Los libros donde se
huele más efectismo y pirotecnia de laboratorio que verdadera literatura.
-
¿Si no fueras escritor...qué serías?
- Sería
director de orquesta.
- ¿Qué poeta
chileno no volverás a leer jamás?
- No lo sé,
ya que siempre reincido, incluso en lo que no me gusta, por el beneficio de la
duda.
- ¿Cuál es para ti el gran
libro olvidado de la poesía chilena?
- "La venida del
Mesías en Gloria y Majestad", de Manuel Lacunza.
-
¿Cuál fue el último libro de poesía chilena que leíste?
-
En realidad fue una relectura: "Sombra y sujeto" de Jaime
Rayo.
- ¿Qué libro estás leyendo
ahora?
- Estoy leyendo a un poeta suicida español muy notable
y desconocido por estos lares: Alfonso Costafreda.
-
¿Qué piensas de los Premios literarios?
- Que son
la gran superstición de la literatura.
-
¿Qué te parece este Chile ad portas del Bicentenario? ¿Su
política cultural para con la Poesía?
- Me preocupa
este Chile: se ha transformado en un país prepotente, arribista, de bajísimo
espesor cultural, sin una columna vertebral sólida en educación,
donde la pirotecnia de la imagen o el gesto fácil y cortoplazista prima
más que el trabajo riguroso, de bajo perfil y desinteresado. La poesía,
en ese esquema, queda totalmente fuera de lugar.
-
¿Qué palabras le dirías a alguien que está comenzando
en esto de la poesía, alguien que ha decidido ser poeta?
- Que
sea fiel a sí mismo, que trabaje con paciencia, coraje, tolerancia y modestia,
que lea mucho y nunca se olvide que el tiempo es el único árbitro
insobornable.
- ¿Cuáles son los 10
libros que recomiendas leer?
- Hermanos Karamazov, de Dostoiewsky.
El
Quijote, de Cervantes.
Macbeth de Shakespeare.
Ulises de James Joyce.
Beowulf,
Anónimo.
El Mundo como Voluntad y Representación, de Schopenhauer.
Cuentos
de Canterbury, de Chaucer.
Poemas Morales, de Quevedo.
Cantos., de Ezra
Pound.
Ficciones, de Jorge Luis Borges
- ¿Qué
te escandaliza?
- Las imposturas, la corrupción, la violencia.
-
Y por último ¿A que le tienes miedo?
- A la muerte
de mis seres queridos.