Proyecto Patrimonio - 2015 | index | Paulo San Páris | Autores |
Las conexiones entre la vida y la muerte, una lectura a
Lucila, Marca Registrada de Alonsa Arispupá (Ex Paulo San Páris)
Por Mónica Montero
Santiago, 2015
.. .. .. .. .. .
Las conexiones entre la vida y la muerte, una canción dictada en sueños, una voz que se desdobla y se acerca a los acantilados de la brusquedad de los cambios, despertarse con la boca llena de otra boca, y de esta forma nutrir el pasado, sin la posibilidad por cierto de volver atrás para aliviar esa enfermedad dolorosa.
“Estoy en llamas, en vicuñas y
poblaciones, quiero ser Paula,
pero también me llamo Paulo y
al reverso hay un elástico que
adorna al niño que llora
mis sombras”. (Arispupá, 2014)
La duplicidad del autor Alonsa Arispupá (ex Pulo San Páris) tal como firma en el libro, nos lleva por este pasadizo plagado de murmullos, donde debemos detenernos a cada instante, para digerir la sorprendente lírica que tatúa versos plagados de dolor, ironía y sarcasmos, la doble o tripe identidad, el juego de las voces siempre interactuando.
No es solo la duplicidad entre Paulo y Alonsa, o entre Lucila y Gabriela, en estos versos también podemos entender la duplicidad de un país, una realidad poco explícita, por una parte la patria que busca empinarse hasta el primer mundo, agrandando los edificios y colocando Mall hasta en las orillas del océano, queriendo a toda costa mostrar emprendimiento y crecimiento, pero todos conocemos la otra parte de Chile, la pobreza, el resentimiento, un Chile colita, travesti, putita, machista, discriminador, amargo. Al parecer todo tiene un doble o triple rostro en Lucila, Marca Registrada.
La palabra de Lucila y sus dolores, la niña desprotegida y violada, la mujer discriminada arrastrada a un exilio constante, apareciéndose siempre como un fantasma, desdoblándose sobre un terruño chileno, solo como una voz lejana y acorralada. Lucila se presenta como un fantasma o una aparición, los “Recados de las Reinas de otros mundos”. Inician cada página, las voces van hilando el libro y nos hablan, podemos distinguir como se condesan los conceptos, las dificultades de la aceptación personal, la soledad que se enfrenta al presentarse ante los demás, (la sociedad) como los seres que realmente somos. En el recado quinto nos señala:
“Mi enagua que se rasgaba con el
viento, mientras me escribía el
vientre deseando un hijo tuyo.
Y yo lo llamaría Lucila
Y yo la llamaría Hugo.” (Arispupá, 2014)
El auto señala a pies de página en este texto como un corolario de su diálogo: “Este verso fue parte de un poema que me fue dado por la misma Mistral en un sueño.”
La polifonía se voces se cristaliza y una realidad inventada toxica en ocasiones, donde las figuras literarias se desplazan desde una cuerda floja a un acantilado, y se mesen en nuestras mentes como sagradas criaturas, que desaparecerán una y otra vez.
“Mi único pecado es cubrirme con la sangre del huemul. Resto toda mi virgen
sangre a esta ilusión sensitiva de verme en la roca parida, como si una madre
soplara el cuerpo de su hijo”. (Arispupá, 2014)
La publicación de este libro, siento que es un reconocimiento directo a la vida de la Mistral, a esa realidad a esa historia de mujer de carne y hueso, que sin duda fue la primera hebra de la gran construcción de Gabriela.