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Poetas de Atacama:
Ariel Santibáñez*,
era un niño que sonreía y callaba.
Poeta detenid(o)esaparecido de la patria atacameña.
Publicado en la revista Trilce n° 14, tercera época.
Por Arturo Volantines
Cuando había terminado de re-construir esta biografía, el poeta Guillermo Ross-Murray, desde Iquique, me hace llegar otro poemario de Ariel, inédito y desconocido, en hojas de roneo, roto, rescatado de un basurero, fechado entre diciembre de 1965 y enero de 1966. Estos poemas de amor, -y toda la poesía de Ariel- son el mejor mentís contra “los carniceros al tercer día”. Ni con la crueldad ni con la muerte pudieron desaparecer al poeta.
Ariel Dantón Santibáñez Estay nació el 15 de noviembre de 1948, en Antofagasta. Es hijo un telegrafista que llegara a ser alcalde de Antofagasta, Óscar Santibáñez. Su madre se llamaba Berta Rosa Estay. Tiene dos hermanos: Ingrid y Luis, ex entrenador de la Selección Nacional de Fútbol. Vive cerca de cinco años en la “Estación Baquedano”. Muy joven edita un diario mecanografiado. Estudia en el Liceo de hombres de Antofagasta y cursa el quinto año, en 1966; donde fue alumno de Mario Bahamonde. “Era un niño que sonreía y callaba”, dice el poeta, Luis Moreno Pozo. Estudia un año Castellano en la Universidad de Chile, sede Arica, en 1968; está a cargo del Departamento Cultural de la Federación, y es alumno de Óscar Hahn. Luego, en la Universidad del Norte, en Antofagasta, completa sus estudios; y, en esta misma ciudad, en mayo de 1971, realiza y firma una entrevista a Guillermo Deisler, en la revista “Tebaida” n° 6. Le gustaba vestir de negro; hablaba poco y escuchaba mucho. También excursionó en la música. Llegaban a la casa de la familia, los poetas: Luis Moreno Pozo y Guillermo Ross-Murray.
Fue dirigente estudiantil, miembro del MIR. A través de México, entra y permanece a los menos 6 meses en Cuba. Fue detenido por 3 días y torturado en su ciudad natal, en noviembre de 1973, por el Servicio de Investigaciones. Después, en la casa de sus padres, intentan nuevamente detenerlo y escapa ayudado por los vecinos. Luego de 3 meses de clandestino, viaja a la ciudad de Santiago, a casa de su padrino que era detective. Allí, el 13 de noviembre de 1974 es detenido por los esbirros del SIM (Servicio de Inteligencia Militar). Su hermana Ingrid se informa que sigue detenido el 22 de diciembre de dicho año. Iván García Guzmán testimonia que estuvo junto a Ariel en dependencias para prisioneros en Villa Grimaldi. Su esposa, Gladys Rojas Segovia, pierde al hijo que lleva en su vientre por un schok nervioso. De entonces sabemos de él a través de su legado literario.
Aunque lanza su primeros poemas en papel volantín, en 1964; sus primeros poemas en molde datan del 16 de marzo de 1966, publicados en el texto “La juventud del centenario, antología poética”, auspiciado por la I. Municipalidad de Antofagasta, cuyo director es Luciano Gaete T., con portada de Waldo Valenzuela. En este texto aparecen 9 poetas más; y, entre ellos, su amigo de Generación: Guillermo Ross-Murray. El poema “Definitivamente” aparece en la Colección Apuntes n° 4 de las Ediciones “Germinal”, en Antofagasta, el 16 agosto de 1966, junto a un poema de Luis Moreno Pozo. Tiene 17 años. Pertenece al Grupo “Germinal”.
Gana el Premio Municipal, Arica, 1967, en la “Semana de la Ciudad”, con el seudónimo de “Gladiador”. Fue cofundador de la Revista “Tebaida” (fortaleza en el desierto); en Arica, -subtitulada “Chilepoesía” a partir del N° 5-, dirigida por Alicia Galaz, y que deviene del Grupo “Tebaida”, que empezó a idearse en el verano y otoño de 1966, en el café Pompeya, en Santiago y de las Ediciones “Tebaida”; y, luego, de la alianza “Tebaida-Mimbre” y la confraternidad de “Tebaida” con “Trilce” y con “Arúspice”. El primer número es financiado por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Arica; donde él es dirigente. Cumple, en ese primer número, funciones de dirigente patrocinante; en la segunda, de Encargado de Publicaciones y Canje; y, partir del tercer número, es Secretario de Coordinación.
La “Tebaida” n° 1, publicada en el segundo semestre de 1968, en Arica, presenta la base estética de lo que sería la revista más importante del Desierto de Atacama y una de las más importante que se han editado en Chile. Su portada tiene una xilografía de Guillermo Deisler, grabados de Luis Moreno Pozo y trae 4 poemas de Ariel: “Estos días, Fotografía de este tiempo, Descubro oficinas y pasillos transitados y El espantatriste”. En la n° 2, publicada en 1969, aparecen 5 poemas: “La corbata del cuello, Ídolo roto, Esos viejos, Judas disculpándose y Discorrayado”. En la revista n° 3 y 4, publicada en 1970, dedicada a poetas peruanos, norteamericanos y atacameños, aparecen de Ariel: “El último verano del oficinista, Ultimátum, La maleta vacía, El cine donde todos mantienen cierta complicidad insospechada y El cartel”. En abril de 1971, se publica la “Tebaida” n° 5, donde aparecen los textos: “A tal punto, El precipicio, Gato porfiado y Rebeldía”. En la “Tebaida n° 6, fechada mayo-diciembre de 1971, trae una entrevista de Ariel Santibáñez a Guillermo Deisler; pero fundamentalmente es un diálogo fuertísimo de estética, entre dos poetas unidos por la genialidad y la tragedia, llamada: “La visión mágica en la madera/Los gruñidos de la imagen actual/El libro como unidad artesanal/Guillermo Deisler, al paso”. La revista número n° 7 se abre con un texto de Ernesto Cardenal denominado: “La madre de Camilo Torres” y contiene tres poemas de Ariel: “El orden que se mantiene a toda costa, No me hagas salir de mis casillas y Por oficio, ruego a tu madre”. En la última “Tebaida” publicada, correspondiente a los n° 8 y 9, fechada en mayo-diciembre de 1972, sigue la misma dirección: Alicia Galaz, Oliver Welden, Guillermo Deisler y Ariel Santibáñez. Pero no aparecen textos del poeta. El número siguiente está en la imprenta de la Editorial Nascimento cuando viene el Golpe de Estado. Preparaba, además, una versión marxista del Quijote de la Mancha.
También su obra tiene repercusión internacional. Aparece en la revista “Cormorán y Delfín” (año 7, n° 23; Buenos Aires, Editorial Losada, 1970). En este número se publica una selección sobre poetas de Chile, titulada “Tebaida: Eco del Nortegrande”, donde aparecen los poemas de Ariel: “Discorrayado y Esos viejos”. Y en la “Cormorán y Delfín” (año 8, n° 28/29; Buenos Aires, Editorial Losada, 1972), bajo el título de “Testimonio poético de la revolución chilena”, firmado por Alicia Galaz, aparece el poema de Ariel: “La maleta vacía”. También en la revista “Nuevo Mundo” (Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales), N° 56; París, año 1971; Norte Grande, introducción y prólogo, (pp.57-62), donde parecen los poemas de Ariel: “Ídolo roto y Esos viejos”. En la Road Apple Review (vol.: iv, n° 1, Oshskosh; University of Wisconsin, 1972, Special Issue of contemporary Chilean Poetry); edición, selección y traducción de Edward Oliphant, aparece el poema: “I discover offices and travelled passageways” (“Descubro oficinas y pasillos transitados”). Su obra también aparece -en esos años- en la revista estudiantil llamada “OCLAE”, en La Habana, sin datos y es nombrado en el prólogo de “La novísima poesía latinoamericana” (1968) de Jorge Boccanera.
Participa en recitales -como ese memorable en la “Semana universitaria” de 1968, con Oliver Welden, Luis Moreno y Guillermo Ross-Murray- y publica diversos textos, tanto en Arica como en Antofagasta y en “La Nación” de Santiago. En “La Defensa” de Arica, en la sección llamada “Calidoscopio de “Tebaida”, -que dirige Oliver Welden-, aparece una selección de poemas llamados “Contrapoemas”, en torno a la reforma educacional, el 12 y el 15 de septiembre de 1970, que suman 10 textos incluido la reiteración del denominado: “El sayo”. Publica, además, un sinnúmero de artículos referentes de crítica y comentarios a escritores y artistas plásticos, en los diarios, “La Defensa” y en “La Nación”: Miguel Morales Fuentes, Gregorio Berchenko, Guillermo Ross-Murray, Sergio Hernández, José Guerra Santos, Oliver Welden, León Ocqueteaux, Thito Valenzuela, Andrés Sabella, Luis Moreno Pozo, etc. Comenta la poesía peruana, y hace otros sobre el ser de la literatura, y participa en el famoso “Encuentro de Poesía de Chillán” de agosto de 1970, donde se encuentra con los poetas más importantes de su Generación. Publica en “La Defensa”, un cuento titulado: “El desfile”. En el mismo diario, el día sábado 14 de septiembre de 1968, en la sección de “Calidoscopio”, se publican dos de sus poemas: “El espantatriste y Domingos”.
De regreso en Antofagasta trabaja muy ligado al poeta visual, Guillermo Deisler. Participa activamente de la vida cultural antofagastina, promoviendo actos, acciones y debates estéticos. Su profesor, Andrés Sabella, le pone nota 7 en ausencia. Algunos de sus poemarios inéditos se llaman: “No comulgar” (1970), “Estación n° 194” (1970), “Conquista y asalto” (1970-1971). Preparaba su primer libro llamado “Estado de cosas”, referente “al momento que estábamos viviendo, -dice, Guillermo Ross-Murray- cuando empieza a ser perseguido, detenido, torturado y desaparecido.
Discorrayado
La vieja vitrola del tío, muerto a mediados de siglo,
todavía toca discos de repente, y son 78 giros por minuto.
Y giró y gira el mundo para todos:
mi padre le hacía escuchar a mi madre
la voz de Gardel y el verdadero sentido del amor.
Y soy, yo soy el que toma la manija estas tardes
de domingo, y doy vuelta y vuelta y te hago
escuchar Gardel, y tú, Gladys, sigues el movimiento
silenciosamente, pensando, quizá, en nuestro lejano hijo.
* Esta biografía fue preparaba y tomada, por Arturo Volantines, desde el “Archivo Oliver Welden/bibliotecavolantines”; y las referencias de Ingrid Santibáñez, Luis Moreno Pozo, Guillermo Ross-Murray y de los informes: “Rettig” y de la “Vicaría de la Solidaridad”.