POETAS Y PIONEROS
(y la importancia del copiapino, Juan “Chango” López)
Wilfredo Santoro y Florencio Novoa Saavedra
MEJILLONES
Por Arturo Volantines
El texto Poetas y Pioneros (Emelnor Editores, Antofagasta, 2010), publicado por la “Escuela Azotacalles” de Mejillones —cuyos autores son los poetas, Wilfredo Santoro y Florencio Novoa Saavedra— viene a ser un notable aporte a la bibliografía del Norte; y, además, procura un ordenamiento más verdadero y justo de la literatura contemporánea de la Región de Antofagasta, ya que la referencia local y casi unipersonal ha sido mezquina y distorsional, especialmente a la suma importancia para la literatura chilena de los aportes del ´60 de las Ediciones Mimbre y del ´70 del Grupo Salar.
Este texto reúne información respecto a libros señeros publicados en torno a Mejillones; habla de sus poetas y escritores más importantes, de las efemérides de la historia de Mejillones e información de la cultura y del arte vinculado con esta ciudad. Pero, fundamentalmente acopia y tiene la intención de informar: la formidable importancia de Juan “Chango” López en la formación y desarrollo del Desierto de Atacama y, especialmente, de Antofagasta y Mejillones. Se completa el libro con iconografía inédita y de indudable acierto.
Este texto analiza los “memoriales” del copiapino, Juan “Chango” López; de su importancia fundacional para Chile y de cómo él prefiere tratar con las autoridades chilenas; hecho que viene a ser determinante para que estos territorios sean de interés para el sur del desierto. Aclara que López era un pionero ilustrado, que llegó a contar con cerca de 100 trabajadores, que tenía ímpetu y capacidad creativa; valentía a toda prueba a igual que esos otros atacameños como fueron José Santos Ossa, José Antonio “Manco” Moreno y Diego de Almeyda.
Me parece que López tiene mayor importancia que la reconocida entre los ilustres de Atacama y de Chile. Concuerdo plenamente con Santoro respecto a la importancia bibliográfica del texto llamado “Las Huaneras de Mejillones”, publicado en 1863 por la Imprenta Chilena y que consta de 110 páginas. Este libro está firmado también por Matías Torres y Juan Garday. Esto viene a demostrar que este sector del desierto fue poblado; descubierto como depósito de riquezas minerales, trabajado y desarrollado desde Atacama por la conducción del copiapino, Juan “Chango” López. Pionero indudable, ya que López creó, trabajó y visualizó perfectamente cual era el destino del desierto de Atacama.
Por anterior, el aporte de Santoro y Novoa me parece gravitante y confirmativo de la importancia del pueblo atacameño en la conquista del desierto más seco del mundo. Me parece importante reeditar el texto antes señalado, ya que se vuelve una fuente fundamental para repensar y completar una visión más precisa de nuestro desierto y de la saga de hijos notables en la construcción de un mundo propio, poco reconocido desde el Estado de Chile, a pesar de todo lo que se le entrega. Esto me recuerda la lealtad tan mal retribuida como a “El Cid”.
Se refiere el libro también a otros autores que aportan o nacen en Mejillones: Neftalí Agrella, Alejandra Zarhi, Florencio Novoa, Patricio Tapia Fredes, Galvarino Santibáñez, Byron Bañados Álvarez, Wilfredo Santoro, Ximena Guerra Manterola, Víctor Santoro, Manuel Tapia Marín, Jaqueline Astorga Novoa, Zoila Morales, etc. Además, se señala autores de otras artes, como es caso del cantautor, Alejandro Castillo, con el cual hicimos varios recitales y tertulias en Antofagasta. La voz de Castillo era parecida a “Cafrune”, y de allí que se le solía llamar con este nombre. Tal como sucedió con los poetas del Grupo Salar, Naja Shandré(Andrés Vega) e Iris Peñafiel, partió anticipadamente hace algunos años.
Cabe destacar al grupo literario “Génesis”, fundado en 1976, y que sería el precursor del Grupo Salar de la Poesía, donde aparecerían entre otros poetas: Juan de Dios Reyes Franzani, Miguel Squella, Ricardo Díaz, Mayo Muñoz, Héctor Prieto, Patricio Tapia, Lidia Lazcano, Naja Shandré, Wilfredo Santoro, Mariela Améstica, José Pedro Reyes, José Fajardo, Iris Peñafiel, Genoveva Zepeda, Clementina Ossandón, Sergio Gijón, Ricardo Orellana, entre otros.
Resaltan en Mejillones histórico, las obras poéticas de contextura nacional de Neftalí Agrella (1896-1857); Wilfredo Santoro (1961) y la obra ambidiestra de Patricio Tapia Fredes (1948).
Del poeta Neftalí Agrella, hemos tratado en varias ocasiones que sea incorporado a antologías nacionales; no siempre lo hemos logrado, pero creemos firmemente que su obra merece estar mejor considerada; ha sufrido la misma suerte borgeana de ser nortino y no ser conocida por la crítica ombliguera del país centralista. Fue tempranamente vanguardista e incorporado a este movimiento, y su voz no se ha apagado y sobrevive a los gustos más exigentes. En su texto “El capitán abandonado”, dice, en su primera estrofa: “Le vino a conocer al final de su vida:/ cuando aquella existencia, rompiendo sus cadenas,/ por las aguas de Dios iba ya a la deriva.”.
En el caso de Wilfredo Santoro, creo que estamos frente al poeta del ´80 más importante de
la Región de Antofagasta, ya que su persistencia, su permanencia en su pueblo natal; su estoico quehacer y su difusión de la cultura nortina; los reiterados logros con su poesía cargada de imágenes y símbolos e incluida su radical visión de la modorra política de lo posible, hacen de este poeta de bajo perfil, un indudable valor.
Santoro ha publicado algunos poemarios; ha ganado concursos nacionales y ha estado bastante lejos del lobby y de las prácticas acomodaticias del poder; sin embargo, su obra merece un lugar a lo menos en su Generación en Chile. Como muchos poetas, parte y busca desde la poesía más íntima, pero ha madurado hacia una poesía del paisaje, de la historia y de la epopeya. Además, creo que éste es nuestro verdadero derrotero, que está más cerca de nuestro ser y ritos nortinos, y más alejado de la chupilca del diablo de la acartonada lírica intimista del centrosur del país, y que algunos desorientados poetas nuestros tratan tan forzudamente de reiterar. Dice, en su texto llamado “Defensa del hombre aplastado por una muralla”: “El hombre que muere/ aplastado por una muralla/ no es menos hombre/ que el que muere diciendo/ la verdad.”. Ya más cerca de su lugar y más reciente, dice en su “El idioma del Chango”: “El idioma del chango estaba plagado de “cho”s/ que los imperiales quechuas les transmitieron a través/ de su tercera invasión:/ la de las palabras.”.
Este libro tenía que hacerse y publicarse; me entusiasma; se hace algo de justicia, y propone nuevas aventuras bibliográficas y literarias. Hace justicia al “Chango” López; a Mejillones espumoso, marino, inolvidable; a la crítica literaria contemporánea de Antofagasta que ha cojeado de pirata; a mi Atacama que flamea mejor en su bandera azul con su estrella de oro pedroleonguística. Novoa y Santoro vienen a demostrar que el amor por Mejillones no sólo es un foxtrot melancólico sino que es vívido, fresco y cargado de futuro.
Lo que dice “Chango” López(y Matías Torres y Juan Garday) en su primer memorial resulta vitalísimo en nuestra devoción hasta más allá de la muerte por Atacama: “El descubrimiento de las guaneras de Mejillones es solo el primer paso dado en la larga serie de los que han de hacerse en el rico desierto de Atacama; es el aviso de alarma anunciado al país que este desierto estimado hasta ahora por los mismos naturalistas que lo han estudiado palmo a palmo, como un lugar sin porvenir i sin vida, es el rico venero en que la República encontrará las fuentes de su futura prosperidad i engrandecimiento. Estimulados ahora nuevos descubridores, si se premia dignamente a los que han anunciado nueva tan feliz i con un punto de apoyo en los trabajos que en Mejillones se emprendan, no tardarán en modificar totalmente la condición de aquellos lugares. Se descubrirán allí nuevos depósitos de huano, ricas minas de cobre i de cuantas sustancias útiles se necesitan principalmente en las operaciones de la industria, i se formarán nuevos centros de poblaciones activas i emprendedoras con todos los elementos para marchar rápidamente en la senda del progreso. Está dado el primer empuje: fácil es ya seguir adelante.”.